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Días sin huella (Billy Wilder, 1945)

Corto, medio, largo, serie, miniserie (no importa el formato)... en televisión, cine, internet, radio (no importa el medio).
Días sin huella
The Lost Weekend
Billy Wilder (EE.UU. de América, 1945) [101 min]

Portada
IMDb
(wikipedia | filmaffinity)


Sinopsis:

    Don Birman es un escritor dipsomaníaco que no puede vencer sus arrebatos alcohólicos a causa de los cuales se ha convertido en un hombre arruinado física, moral y económicamente, totalmente desprovisto de personalidad. Para lograr dinero que le permita seguir bebiendo es capaz de cometer cualquier acción, llegando incluso a robar a sus amigos, sin excluir a Helen St. James, una hermosa mujer que, enamorada de él, intenta regenerarlo.

Esta escalofriante obra maestra de Billy Wilder es uno de los alegatos cinematográficos más notables contra el alcoholismo. El alcoholismo y sus derivaciones son diseccionados con crudeza y acrimonia por Wilder y Brackett en una descripción dura y absorbente.

Paula Castillejos, en "Desayuno con whisky", en Diagonal, el 10 de julio de 2008, escribió:En medio de películas comúnmente aceptadas como obras maestras –"Perdición", "El crepúsculo de los dioses" o "El apartamento", por ejemplo– el austriaco Billy Wilder realizó algunas otras menos conocidas, "Días sin huella" entre ellas, que una considera tan grande como las anteriores.

De forma cruda y descarnada, pero a la vez suavizada por el filtro de la literatura, se cuenta la historia de Don Birnam, un escritor atrapado entre las garras del alcohol y la falta de inspiración; y también, como contrapeso a su angustia existencial, una historia de amor con tan pocas posibilidades de éxito como la cura de desintoxicación de alguien que no quiere rehabilitarse. La película está plagada de frases memorables a las que, en no pocas ocasiones, les acompaña una sobrecogedora lucidez. Frases como las que pronuncia el protagonista: “(Mi problema con la bebida) está fuera del alcance de los médicos. Sé la razón: la razón soy yo, lo que soy, mejor dicho lo que no soy, lo que hubiera podido ser y no fui, es decir, escritor, ¡qué tontería, no! Alcancé la cima a los 19 años y después, por mucho que lo intenté, no fui capaz de escribir nada decente”; “La mayoría de los hombres viven una silenciosa desesperación. Yo no soporto la desesperación.

Podría buscarme un buen trabajo, funcionario público, agente inmobiliario... pero no tengo agallas para ello”; “Una vez, incluso, hasta me compré una pistola y balas. (...) La pistola la cambié por una botella de whisky... Aquello fue el suicidio frustrado de un escritor frustrado”; “Hace tiempo que perdí el talento, la ambición, algo que me mantuviera en vida. Las personas que tienen un objetivo pueden salvarse. Yo no tengo ninguno, lo perdí, lo ahogué dentro de un cuerpo lleno de alcohol”. O una que dice el camarero del bar habitual del escritor: “Esa muchacha, la del abrigo de leopardo, fingió que pasaba por aquí casualmente y me preguntó por usted. Daba pena verla buscándole con los ojos llorosos y el rímel corrido”. O alguna que sale de los labios de una mujer tan enamorada que no puede ocultarlo: “Te estuve esperando la mitad de la noche como si fuera nuestra primera cita. La otra mitad me la pasé llorando”. Y, por último, un diálogo entre ellos: “Estoy intentando no beber”. “Sí, estás intentando no beber, como yo estoy intentando no quererte”. Días sin huella es una película dura, sincera y dolorosa. Una película que transmite tanta verdad como si se tratara de un documental en el que el alcohol fuera la música de fondo. Podría decirse que cuenta la historia de un artista –en este caso un escritor– que conoce el triunfo a una edad muy temprana y, años después, incapaz de estar a la altura de las expectativas creadas, cae en el pozo del alcoholismo empujado por una frustración con la que es incapaz de convivir sin tomarse antes unas cuantas copas. También, si nos olvidamos del aura romántica que otorga el arte a la autodestrucción y pensamos en los millones de personas anónimas que pueblan el mundo, un claro ejemplo de que, muchas veces, detrás de cada adicción o de cada comportamiento compulsivo late el problema de la inseguridad, de la falta de autoestima, de la insatisfacción, o incluso el eco lejano de un trauma o de un fracaso personal no superado con el tiempo y que, desde entonces, incapacita para enfrentarse con normalidad a la vida. Y las dos formas de verla serían igual de válidas a la hora de disfrutar de la enorme sabiduría y la genialidad de un hombre llamado Billy Wilder.


Ficha técnica


Reparto:


Idioma original: Inglés.





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