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LUTES, Jason (1967)

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...

LUTES, Jason (1967)

Nota Mar Sep 13, 2011 10:03 pm
Jason Haynes Lutes
Jason Lutes

Portada
(Wikipedia | Blog personal)


Introducción

Jason Lutes nació en Nueva Jersey en 1967, pero poco después su familia se trasladó a Missoula, Montana, donde pasó su infancia. De niño le gustaban los cómics de superhéroes, pero un viaje a Francia cuando tenía ocho años le hizo descubrir a los grandes del cómic francobelga, que según él mismo afirma han sido una gran influencia en su obra.

Estudió en la Rhode Island School of Design, donde se graduó en 1991 como Bachelor of Fine Arts en ilustración.3 Aunque había leído cómics en la infancia, no se interesó por la historieta como medio artístico hasta que llegó a sus manos un ejemplar de la revista RAW, publicada por Art Spiegelman, durante su época de estudiante. Por entonces publicó su primer cómic, Penny Dreadful Comics. Finalizados sus estudios, se trasladó a Seattle, donde trabajó como asistente del director artístico de la editorial de cómics Fantagraphics Books.

En 1992 publicó en una editorial independiente Catchpenny Comics, compuesto por varias historietas cortas. La publicación pasó sin pena ni gloria. En 1994, gracias a una beca de la fundación Xeric, pudo publicar su primera obra de importancia, la novela gráfica Jar of Fools (traducida al español como Juego de manos), la historia de un mago, Ernie, al que obsesiona la muerte de su hermano. En esta primera obra es ya evidente su capacidad para la narración visual, aunque el dibujo es algo desmañado.

Tras Jar of Fools, Lutes emprendió un ambicioso proyecto: Berlín, que constará, cuando esté terminado, de tres volúmenes con un total de 576 páginas. La obra es un fresco histórico, minuciosamente documentado, del Berlín anterior a la Segunda Guerra Mundial. Por el momento ya se han publicado dos volúmenes, correspondientes a los 16 primeros capítulos de los 24 que compondrán la obra completa, titulados "Ciudad de piedras" y "Ciudad de humo".

El estilo de Lutes está más relacionado con la historieta europea, con autores como Hergé, Moebius o Vittorio Giardino, que con el cómic estadounidense.


Comentario personal:

    Hasta que no comprobé que el tipo es norteamericano no me lo pude creer.

    Jason Lutes, Nueva Jersey 1967. Graduado en Bachelor of Fine Arts en ilustración y de la escuela de la editorial Fantagraphics Books (de la que tenemos algunos trabajos en el foro), su estilo europeo es impecable, limpio, detallado, de narración pausada y tinta fina. Leí su anterior obra Juego de manos y me gustó pese a haberlo catalogado como "cómic en el que no pasa nada".

    Pero Berlín es otra cosa, ahí sí pasan cosas, joder si pasan...

Mar, en "'Berlín, ciudad de piedras. Libro Uno' (Jason Lutes)", en Entrecómics, el 27 de enero de 2009, escribió:Hay obras que tienen el poder de sobrecoger aún desde fuera y lejos y Berlín, Ciudad de piedras, Libro uno de Jason Lutes es una de ellas, al menos para mí.

Lo primero es que ya sepamos que semejante tomo es el Libro uno, lo que nos habla –físicamente, en un primer momento- ya de la enormidad de la obra. También que abarque un periodo de la historia reciente tan convulso como apasionante, tan delicado como peligroso y tan complicado de tratar sin caer en fáciles prejuicios. Tercero, los rumores, que siempre llegan a alcanzarte, de la complejidad de la obra en sí, de lo mucho que le ha costado al autor volcar sus querencias en este primer volumen: esos comentarios que, dicho sea de paso, abren el apetito pero cierran la boca del estómago, que te hacen acariciar el lomo y que te paralizan los dedos al querer abrirlo. Y ahí, en ese instante, si se llega a superar el trance, ya no hay vuelta atrás: quedas enganchada, subyugada desde la primera página, en la que nos encontramos a una mujer –que intuimos protagonista- viajando en el compartimiento de un tren, acompañada por un joven de uniforme característico y con una sombra acechando en la puerta, calado con sombrero de la época, para que no dudemos del género del que será el tercer personaje en ese pequeño y escogido grupo. Y, como en un tren, el tebeo nos mece y nos lleva desde esa primera página, irremisiblemente, capítulo a capítulo, hasta la última, que –por supuesto- no les vamos a adelantar, pero que como bien pueden suponer, no ha conseguido más que dejarnos la miel en los labios, con ganas de decir adiós a la crisis y salir corriendo a por Libro dos, de reciente y esperada edición por Astiberri, en su apropiada colección Sillón Orejero.

Los iniciales protagonistas dejan sitio a un complejo grupo coral que nos pasea por ese Berlín de entreguerras, sede de las vanguardias y con el sello de alternativo desde entonces: bien se cuidan los berlineses de no perderlo, de resurgir una y otra vez de sus cenizas y de que también lo consiga su querida cuidad, siempre en el ojo del huracán por razones políticas que acaban llevándola de la cima a la ruina casi sin pausas, consiguiendo que brille con absoluto esplendor aunque sea por poco tiempo cada vez.

Difícil es la época elegida por el autor para enmarcar su obra: la revolución bolchevique empieza a expandirse y calar hondo en el proletariado berlinés, harto de unos dirigentes que les ignoran y les mantienen medio muertos de hambre; ese mismo descontento, hace que empiecen a movilizarse los nacionalsocialistas, pero encontrando otras víctimas a las que culpar de los males de la sociedad alemana: así, unos y otros, van sembrando la semilla que acabará en el unos contra otros. Así, Lutes nos presenta una compleja sociedad que empieza a fragmentarse en diferentes grupos: los que nunca van a salir perdiendo, que siempre existen y que se mueven en estos ríos revueltos como hábiles nadadores; los intelectuales, que escriben lo que serán las consignas venideras para unos y otros; los estudiantes y artistas, enfrascados en sus guerras personales y que pugnan por ser lo más de la vanguardia del momento; los que no quieren tomar partido, pero que saben que terminarán por hacerlo, aunque esperan que sea más tarde que pronto y los que se ven obligados a hacerlo desde el primer momento, empujados por razones tan poderosas como el hambre.

De cada uno de estos estamentos sociales, el autor nos hace partícipes, describiéndonoslos a través de personajes concretos que nos implican y ponen de relieve el decorado, el trasfondo berlinés de aquellos años y que, acaso, nos ayude a comprender algo mejor cómo se llegó al nivel de barbarie posterior.

El dibujo de Jason Lutes es como todo en esta obra: minucioso y documentado hasta los más mínimos detalles, pero con una apariencia de sencillez, que hace que se disfrute relajadamente: todo fluye con calma y naturalidad, sin brusquedades: los primeros planos, las expresiones, los gestos cotidianos, las gentes que caminan por las calles con sus pensamientos como compañía, los paisajes urbanos, unas manos… y al momento, te quedas maravillada ante la asombrosa complejidad de una viñeta, en la que comprendes que cada trazo ha de ser así y esta estructura se repite a lo largo de todo el tebeo: lo sencillo y lo complejo están mezclados en un equilibrio medido, que transmite la fuerza de lo cotidiano con el empuje de lo nuevo, comparándolo con lo anterior, pues se recurre al flashback para potenciar la sensación de cambio inminente y sin posibilidad de renuncia o vuelta atrás, es la ley de la vida, que sigue su paso inexorable, encaminándose hacia tiempos difíciles, ahora que apenas si habían conseguido superar los adversos vividos hacía tan poco.

Ha resultado una delicia la lectura de este Libro uno de Berlín, ciudad de piedras, una ciudad llena de historias, levantada y construida desde sus cimientos una y mil veces, tantas como sean necesarias, mientras existan piedras para renovarlas y lectores para seguir disfrutándola.

    De Ciudad de piedras los gafotas han dicho:
Andrés Padilla, en Babelia, en El País, escribió:De indudable calidad narrativa y eficaz dibujo.

Ramón Pérez, en Diario de la Axarquía, escribió:El cómic puesto al servicio de la investigación histórica. Excelente.

En Kirkus Reviews se escribió:Lutes captura el tiempo y el lugar con la precisión de un historiador y la técnica de un cineasta... Un proyecto original que merece la pena seguir a medida que se convierte en una obra magnífica.

En Time Magazine se escribió:Berlín es la obra de ficción histórica más extensa y sofisticada que se haya hecho en cómic. Lutes posee un estilo de dibujo europeo, limpio y claro, cercano al de Hergé... Este libro tiene la densidad de las mejores novelas.





Secuencias

    Portada





Bibliografía compilada





Bibliografía

Juego de manos (La Cúpula, 1999)
Houdini, el Rey de las Esposas (Astiberri, 2007)
Berlín (Astiberri, 2005-2018)

- Desglose de materiales (v. aquí)

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Re: LUTES, Jason (1967)

Nota Jue Sep 15, 2011 1:10 am
Desglose

    Juego de manos (La Cúpula, 1999)
    ( Tebeosfera I CRG )

    imagen Ernie Weiss es un ilusionista agobiado por la pérdida de un ser querido. También Esther, su ex novia, anda sumida en un vacío existencial causado por una doble pérdida. Al Flosso es un mago jubilado que pierde la memoria a pasos agigantados. A Claire y a su padre, Nathan Lender, un timador venido a menos y filósofo callejero, las cosas tampoco les van precisamente bien. Lutes nos presenta a este repóquer de fracasados cuyas vidas deambulan sin rumbo y se entrecruzan en su peor momento.




    The Fall (Planeta DeAgostini, 2005)
    ( Ed Brubaker (Guión) I Tebeosfera I Zona Negativa )

    imagen “The Fall” es un tebeo de apenas cuarenta y ocho páginas en el que Brubaker construye un complejo guión negro, basado en el uso de elipsis temporales, en el que nos cuenta la historia de Rick, un chico al que todo le sale mal.

    [...]“The Fall” es un correcto cómic negro, inspirado en demasia en los clásicos de la literatura de género, que no llega a la altura de la obra posterior de su brillante equipo creativo en el que los personajes protagonistas y sus circunstancias resultan más interesantes que la sencilla trama negra ideada por Brubaker en la que se echa a faltar ese punto de compleja suciedad que desarrollaría en su obra posterior. En el aspecto gráfico, la historia está narrada con la soltura habitual por un Jason Lutes que demuestra su dominio de la elipsis pero cuyo trazo limpio no encaja demasiado bien con el realismo sucio que Brubaker precisa y encontraría en colaboradores posteriores como Sean Phillips o Michael Lark. Lutes se muestra como un autor sobrio, ordenado y detallista, que dispone con habilidad y frialdad la composición de la página para contraponer a los distintos personajes y logra que la historia fluya sin sobresaltos aunque la falta de un auténtico clímax en la misma y su incapacidad para otorgar un mayor dramatismo a la misma, impide que su labor brille como en sus trabajos en solitario.

    En definitiva, “The Fall” no se puede considerar más que como un trabajo menor en la trayectoria de estos dos artistas, que permitirá a sus seguidores entender mejor su evolución posterior, demasiado correcto y frío como para apasionar a nadie aunque no deje de resultar una lectura entretenida. Sólo recomendable para completistas.
    (Completo en El lector impaciente).




    Houdini, el Rey de las Esposas (Astiberri, 2007)
    ( Nick Bertozzi (Dibujo) I Tebeosfera I CRG )

    imagen Cómic que nos narra un día en la vida del mago escapista Harry Houdini, uno de los más conocidos a nivel mundial en su especialidad. En concreto, narra desde los preparativos a primera hora de la mañana, hasta el final de la actuación del salto que realizó el 1 de mayo de 1908 desde el puente Harvard (Cambridge, Massachussets) al rio que había debajo, atado con unas pesadas esposas de la policía de Boston, de las que debía librarse para no morir ahogado. De base biográfica, está dramatizado para la ocasión y los autores se toman la licencia de construir parte de la historia sobre una hipótesis del "truco" que usaba Houdini para este ejemplo concreto, pero logran de forma más que satisfactoria condensar y mostrar a lo largo de un único día varias de las facetas de Houdini en la historia, tanto profesionales (a la hora de usar tácticas originales para llamar la atención del público de la época y organizar actos promocionales gratuitos cuidados al detalle, con las que luego atría al público a sus actuaciones -esas sí, de pago- en la zona), como su personalidad (un inflado ego y un carácter muy competitivo, simpre deseoso de ser el mejor y que los demás lo reconozcan), de su vida privada (particularmente su relación con su esposa, de la que estaba profundamente enamorado) o del efecto que causaba en la población de la época.




    Berlín (Astiberri, 2005-2018)
    ( Historia y cómic I Tebeosfera I CRG)

    imagen [fuente] Ambientada a finales de los años 20 y comienzos de los 30, Berlín es una historia coral que muestra el clima político, social y cultural de la época: una Alemania humillada por las duras condiciones impuestas tras su derrota en la Primera Guerra Mundial, una clase obrera condenada a la pobreza, una burguesía frívola y negligente, las calles tomadas por la violencia de comunistas y nazis, el incremento del antisemitismo y una República de Weimar incapaz de controlar la situación. Para Laureano Domínguez, editor de Astiberri, "Lutes ha terminado Berlín en un momento que la hace más relevante que cuando comenzó, porque no es lo mismo la Europa de 1996 que la de hoy", en referencia a las actuales tensiones políticas y sociales del continente. "Vivimos un momento en el que se ven cosas que hace veinte años no habríamos imaginados, así que leer ahora Berlín resulta una experiencia iluminadora".

    El hecho de que Hitler no aparezca hasta el tercer tomo de la trilogía, y en muy pocas viñetas, es una buena muestra del enfoque de Lutes, centrado en la gente corriente. Así, hechos y personajes históricos -Goebbels, Hindenburg, Rosa Luxemburgo, Joséphine Baker...- apuntalan las distintas líneas argumentales protagonizadas por personajes ficticios, como el periodista Kurt Severing, atormentado por la deriva del país; Marthe Müller, una joven estudiante de arte recién llegada a Berlín; Anna, que intenta vivir de manera plena su condición homosexual a pesar de la clandestinidad; una banda de jazz procedente de Estados Unidos; una familia judía que intenta pasar desapercibida; o una familia obrera dividida por la política, con una madre simpatizante del movimiento comunista y un padre que acaba vistiendo la camisa parda.

Re: LUTES, Jason (1967)

Nota Lun May 20, 2019 10:40 am
Se cierra la trilogía Berlín por todo lo alto. Una obra magnífica, imprescindible.

Entrevista al canto.

Fernando Díaz de Quijano, el 26 de septiembre de 2018 en El Cultural escribió:
El Berlín de Jason Lutes: el ascenso nazi desde todos los ángulos
El dibujante estadounidense culmina su monumental trilogía sobre el clima social y político que propició la llegada de Hitler al poder
- Empieza a leer Berlín 3. Ciudad de luz, de Jason Lutes

Portada
La joven Silvia Braun contraataca a dos camisas pardas en Berlín 3. Ciudad de luz

Víctima de la educación pública estadounidense, a los 18 años Jason Lutes (Nueva Jersey, 1967) no tenía la más remota idea de lo que fue la Segunda Guerra Mundial. Veinte años después, en 2005, la revista Time incluyó su serie Berlín entre las mejores novelas gráficas de todos los tiempos. Fue en 1996, en el punto medio de la línea temporal que separa ambos extremos - de la completa ignorancia al podio de la prestigiosa revista-, cuando el dibujante decidió iniciar la aventura de contar(se) el auge del nazismo en viñetas, una empresa que ha tardado 22 años en completar. Publicada originalmente en otros tantos números por la editorial Drawn & Quarterly y ganadora de cinco premios Eisner, dos Ignatz y un Harvey, Berlín ha visto la luz en español de la mano de Astiberri en forma de trilogía. Después de los dos primeros tomos, Ciudad de piedras (2005) y Ciudad de humo (2008), acaba de llegar a las librerías el último tomo, Ciudad de luz.

A mediados de los 80, el futuro dibujante de cómics estaba en clase de Historia en la pequeña ciudad de Missoula (Montana, EE. UU.) cuando el clásico profesor desmotivado puso una cinta VHS y se marchó del aula. La pantalla del televisor dio paso al horror: “La cinta mostraba imágenes terroríficas del Holocausto acompañadas de una confusa narración, y nos quedamos contemplándolas en un estupefacto e incómodo silencio. Me llevó mucho tiempo descifrar el contexto de aquellas imágenes”, explica Lutes a El Cultural.

Portada
Jason Lutes

El impacto de aquel vídeo plantó en el autor una semilla que brotó diez años más tarde: “Tomé la decisión de escribir y dibujar Berlín cuando tenía 28 años y vivía en Seattle, Washington. En aquel momento la elección me pareció aleatoria e impulsiva. Cuando llevaba unas 200 páginas de la historia, me di cuenta de que había elegido aquel tema inconscientemente porque quería entender las circunstancias y el contexto en el que se produjo el ascenso del fascismo, los estragos de la segunda guerra mundial y el asesinato de seis millones de judíos”, explica Lutes, autor de otros títulos como Houdini, el rey de las esposas (junto a Nick Bertozzi, Astiberri, 2007) y Juego de manos (La Cúpula, 2011).

Ambientada a finales de los años 20 y comienzos de los 30, Berlín es una historia coral que muestra el clima político, social y cultural de la época: una Alemania humillada por las duras condiciones impuestas tras su derrota en la Primera Guerra Mundial, una clase obrera condenada a la pobreza, una burguesía frívola y negligente, las calles tomadas por la violencia de comunistas y nazis, el incremento del antisemitismo y una República de Weimar incapaz de controlar la situación. Para Laureano Domínguez, editor de Astiberri, "Lutes ha terminado Berlín en un momento que la hace más relevante que cuando comenzó, porque no es lo mismo la Europa de 1996 que la de hoy", en referencia a las actuales tensiones políticas y sociales del continente. "Vivimos un momento en el que se ven cosas que hace veinte años no habríamos imaginados, así que leer ahora Berlín resulta una experiencia iluminadora".

El hecho de que Hitler no aparezca hasta el tercer tomo de la trilogía, y en muy pocas viñetas, es una buena muestra del enfoque de Lutes, centrado en la gente corriente. Así, hechos y personajes históricos -Goebbels, Hindenburg, Rosa Luxemburgo, Joséphine Baker...- apuntalan las distintas líneas argumentales protagonizadas por personajes ficticios, como el periodista Kurt Severing, atormentado por la deriva del país; Marthe Müller, una joven estudiante de arte recién llegada a Berlín; Anna, que intenta vivir de manera plena su condición homosexual a pesar de la clandestinidad; una banda de jazz procedente de Estados Unidos; una familia judía que intenta pasar desapercibida; o una familia obrera dividida por la política, con una madre simpatizante del movimiento comunista y un padre que acaba vistiendo la camisa parda.

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Hitler hablando con Goebbels en un tren de camino a Berlín

Cuando empezó a trabajar en la historia, Lutes tenía algunas cosas claras sobre el contexto, el arco temporal y algunos personajes, pero nada más. "Sabía que empezaría en 1928 y terminaría en 1933, que los dos protagonistas serían Marthe Müller, una joven estudiante de arte nueva en la ciudad; y Kurt Severing, un periodista que conocía Berlín como la palma de su mano", explica el autor. "Planeé que ciertos sucesos históricos figuraran en el relato, como las manisfestaciones del 1 de mayo de 1929 [la policía masacró a los manifestantes comunistas en un día conocido como Blutmai, "mayo sangriento"] y las elecciones al Reichstag de 1930, pero más allá de eso simplemente seguí a los personajes para ver adónde me llevaban. Todos los personajes secundarios y terciarios emergieron de esa exploración, y algunos de ellos cobraron una importancia inesperada. Se me ocurrieron también diferentes finales, pero el definitivo se me ocurrió cuando me quedaban unas 100 páginas para terminar el libro. Trabajar de esta manera, improvisando cada escena dentro de un marco abierto, sin saber cómo iba a terminar todo, era vital para mantener mi propio interés en la historia. ¡Siempre quería saber qué pasaría después!"

Pregunta.- Han pasado 22 años desde que empezó Berlín. ¿Por qué le ha llevado tanto tiempo?
Respuesta.- En 1996, cuando tomé la decisión de crear el libro y empecé a investigar sobre el tema, era un artista muerto de hambre que vivía en un apartamento de una sola habitación. Ganaba el dinero justo para sobrevivir trabajando solo mis cómics y algún trabajo ocasional como ilustrador. Por mis cálculos de entonces, si mantenía ese estilo de vida, pensé que escribir y dibujar un libro de 600 páginas me llevaría 12 años. Pero ocurren cosas: te enamoras, tienes hijos y te encuentras con la obligación de proveer a tu familia. Tuve que dedicarme a otro trabajo y Berlín quedó en un segundo plano para que pudiera centrarme en cosas más importantes como la gente real que dependía de mí. Afortunadamente me invitaron a impartir clases en el Center for Cartoon Studies de Vermont, donde me encontré rodeado de jóvenes dibujantes apasionados cuyo entusiasmo y energía me ayudaron a continuar trabajando en Berlín en mi tiempo libre. Si hubiese terminado en un ámbito de trabajo menos inspirador, quizá habría dejado el proyecto.

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Kurt Severing tentado por la idea de unirse al KPD, el partido comunista alemán

P.- Esta es una obra coral donde las diferentes tramas y escenas se entretejen de manera fluida. ¿Cómo trabaja este aspecto?
R.- Trabajo cada página como una unidad narrativa; dentro de cada una, utilizo el tamaño y la forma de las viñetas para crear diferentes ritmos, dependiendo de las necesidades de la escena; y a menudo hago elecciones visuales basadas en una vida viendo cine y televisión. Una escena, tira o viñeta me transmite una cualidad o sensación particular que me lleva a la siguiente, y la historia emerge de esas transiciones a medida que hago malabarismos con las motivaciones de los personajes, el contexto físico, mi propio interés personal y cuestiones del argumento global. Es en gran medida un acto de equilibrismo, donde mi mente consciente sostiene los hilos narrativos de una manera lo suficientemente ligera para que mi inconsciente las reorganice de acuerdo con lo que podría describirse como un impulso más poético o lírico.

P.- ¿Por qué decidió no dibujar esvásticas en la mayoría de las banderas y brazaletes nazis?
R.- Quería en la medida de lo posible sumergirme a mí y a los lectores en aquel tiempo y aquel lugar, cuando la esvástica era ciertamente poderosa, pero no tenía ni mucho menos el significado tan intenso que tiene para nosotros hoy. Intenté ver a los portadores del estandarte nazi como seres humanos que tomaban decisiones, no como una multitud que podía ser resumida en un símbolo. Quería recrear ese sentido de potencial y futuro incierto que debía haber presidido el período de Weimar. Los alemanes tenían esperanzas y miedos sobre dónde iba a terminar su país, pero nadie lo sabía realmente. Quería impartir esa sensación al lector. Eliminar las esvásticas de los tres primeros cuartos de los dibujos era una elección experimental para ese fin.

P.- En Berlín aparecen confrontadas la vida violenta y difícil de la clase obrera con las conversaciones relajadas y el ánimo festivo de la burguesía, los bohemios y parte de los intelectuales. Y en medio, personajes como el periodista Kurt Severing, que no es un hombre de acción, pero está realmente preocupado por la situación política y el futuro de su país. ¿Cree que había dos mundos diferentes coexistiendo? ¿Hasta qué punto esa clase media frívola fue responsable del desastre?
R.- La historia nos ha mostrado que la comodidad engendra complacencia, y que los humanos cuyas necesidades básicas están cubiertas tienden a ignorar los apuros de los menos afortunados. En general -y estoy agradecido por las excepciones- la compasión y la empatía parecen disminuir en proporción con la riqueza individual acumulada. La clase media alemana no fue la responsable única, pero su apatía jugó un papel importante. Precisamente el mismo problema que hoy afronta mi país.

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Margarethe von Falkensee, miembro de la alta burguesía berlinesa aficionada a las fiestas

P.- ¿Qué significó para usted que en 2005 la revista Time situara a Berlin entre las diez mejores novelas gráficas de la historia?
R.- Fue una gran inyección de ánimo, pero extraña porque solo el primer tercio de la historia estaba completo en ese momento. Cuando me embarqué en la tarea de escribir y dibujar las 400 páginas restantes pensé: “De acuerdo, entonces más vale que sea realmente una de las diez mejores gráficas novelas de todos los tiempos”. Aún está por decidir.

P.- ¿Qué otros autores y obras le han inspirado para hacer la suya?
R.- Demasiados como para contarlos, pero los que están a la cabeza son: Françoise Mouly y Art Spiegelman, por explotar el espectro de posibilidades en los cómics; Chester Brown, que me enseñó cómo hacer cómics tranquilos; Ben Katchor, que me enseñó que los cómics pueden ser poesía; Marcia Lucas, que me enseñó a contar una historia mediante la precisa yuxtaposición de imágenes; Ursula K. Le Guin, que me enseñó que mundos enteros pueden conjurarse con un puñado de palabras; William Faulkner, que me enseñó que las palabras, ordenadas en la secuencia correcta, pueden lanzar auténticos hechizos mágicos; y David Lynch, que me confirmó que confiar en mi inconsciente es la mejor cosa que puedo hacer.


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