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Multitud (2008-2010)

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...

Multitud (2008-2010)

Nota Dom Ene 30, 2011 6:57 pm
Multitud
(Colombia, 2008-2010)


(página)


Introducción

En la presentación del proyecto se escribió:Multitud es un proyecto nacido a finales de 2007 a mano de tres estudiantes de enseñanza media: Miguel Carmona, Víctor Chautard y Nicolás Slachevsky.

El proyecto consiste en una revista enfocada en el debate política y social y la creación artística en búsqueda de una nueva propuesta estética. El nombre del proyecto se le debe a la revista que llevara el poeta Pablo de Rokha durante los años 30, que fuera el espacio para numerosos intelectuales chilenos, y a la propuesta de un nuevo sujeto social para la lucha contra un capitalismo renovado (ver nuestro manifiesto en Multitud, nº 1).

[...] La reformulación de las teorías de la izquierda se hace esencial frente a un marco global que se rearticula. Mucho se escucha decir de la falta de nuevos planteamientos progresistas, nuevos movimientos activos, la necesidad de desechar las críticas desde la ortodoxia, cuando su función pasa a ser sesgada y reaccionaria. Son estas las voces que nos han motivado al proyecto de Multitud, revista y colectivo, el ánimo por fomentar el debate, refundar las ideas para una izquierda más activa que cree en que la sociedad puede ser cambiada y que ya basta de la explotación del hombre por el hombre. La convicción también en la necesidad de una filosofía para el estudio concreto de la sociedad con miradas transformadoras y de la creación de un nuevo sujeto social, propulsor de las luchas del futuro, conformado como una multitud de individualidades.

Es por eso que los invitamos a hacer parte del debate. Si creemos en la democracia reinventada, dejada del oportunismo liberal y todo proyecto de ésta como órgano de dominación, la acción también tiene que ser democrática, es decir, colectiva. Por eso, llamamos a crear redes y formar debate en este blog: a que todo lector sea también autor en este espacio, y que toda acción apunte a la consagración del acto de resistencia. Acá está sin embargo, sólo una primera semilla, el primer soporte del canto a elevar. Alguna vez dijo Gramsci que un movimiento se podía formar en torno a un periódico. Poco a poco se han de crear nuevas ramas de este proyecto.

"Yo canto, canto sin querer, necesariamente, irremediablemente, fatalmente, al azar de los sucesos, como quien come, bebe o anda y porque sí; moriría si no cantase, moriría si no cantase; el acontecimiento popular del poema estimula mis nervios sonantes, no puedo hablar, entono, pienso en canciones, no puedo hablar, no puedo hablar; las ruidosas, trascendentales epopeyas me definen, e ignoro el sentido de mi flauta; aprendí a cantar siendo nebulosa, odio, odio las utilitarias labores erradas, cuotidianas, prosaicas, y amo la ociosidad ilustre de lo bello; cantar, cantar, cantar... he ahí lo único que sabes, Pablo de Rokha...".

Con estas palabras recordamos otra Multitud, revista que mucho antes, por allá por los 30, hiciera Pablo de Rokha: en estas palabras está también la consagración de la resistencia de este sujeto social en el acto creativo. Nunca más se ha de callar ante el sello de la opresión y la explotación: es porque este proyecto es canto, resistencia.





Publicaciones



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Manifiesto fundacional del grupo Multitud



"Somos Prehistoria que tendrá el futuro"

- Silvio Rodríguez




Se ve en el arte, en las ciencias, en la sociedad, en la política e incluso en el lenguaje. Vivimos una nueva época –la época de los "pos" y de los "neo"–, una nueva fase del desarrollo humano. Todo cambia y las desigualdades se acentúan. Pero a cada parte de la noche hemos de traer una nueva fase de pensamiento y lucha. Es de esperarse por lo tanto que la teoría deba renovarse, es de esperarse el nacimiento de una nueva izquierda. Esto implica un nuevo estudio de la sociedad, desde un punto de vista siempre progresista y apuntando hacia una vida mejor, sin derrotas ni tampoco condenados a la utopía. Porque por muy post que sean nuestros tiempos, somos aún los “pre” de un futuro. Queremos recalcar la ruptura en la que hemos nacido, pero apoyándonos también de un pasado del que tomamos la tradición de nuestro pensamiento. Crecimos con historias de lucha y resistencia, con poemas de España, el dolor del militante latinoamericano y películas de una izquierda marcada por la tragedia y el heroísmo. Del presente no esperamos voces de derrotas, mas cantos nuevos a la libertad reinventada.

Sí, con el placer de la singularidad también resistimos. Es ahí de donde nace la multitud, y por qué, no sin un dejo de melancolía, dejamos de lado el concepto de pueblo. Nuestro marco tampoco lo permite, poco a poco el estado nacional se funde en un contexto globalizado y sus organizaciones supranacionales. A eso nos lleva la globalización en un proceso destructivo, imponiendo nuevas formas de dominación, que ya habrá que destruir, pero rompiendo positivamente sin embargo con la dominación de los estado nación. El viejo pueblo de esa autoridad en crisis es hoy atravesado por personalidades múltiples, en todos lados presentes: la singularidad ya no puede ser concebida en marcos nacionales, pertenece al individuo. La izquierda no puede en un afán romántico obligar al nuevo sujeto diverso a ser pueblo. Apoyamos sin embargo la lucha de los pueblos que buscan rescatar su singularidad. Así por ejemplo el Mapuche. A no dejarse confundir, sin embargo, la muerte del pueblo es progresiva y no un absoluto, y la muerte no puede ser sólo negativa, tanto metafórica y materialmente. Cuando el poder se extiende sobre el bios mismo, dominando la vida, aplicando la lógica productivista en la explotación de ésta, la resistencia puede también tener una carga tanatológica. No es un canto a la muerte: reapropiarse de nuestra vida implica el derecho a apropiarse también de nuestra muerte, y esta muerte no puede llevar a la disolución de los individuos en masas aterrorizadas y dispersas. Por eso que multitud significa también un proyecto, el nacimiento que nosotros gestaremos: un nuevo sujeto social que resista a nuevas formas de dominio, todo ese movimiento multiforme donde todo se puede encontrar, rechazando los antiguos modelos sociales y buscando nuevos; esta fuerza de los oprimidos libertarios:

“Para poder hablar de una nueva izquierda hoy, es preciso hacerlo, por una parte, en términos de un programa postsocialista y posliberal basado en una ruptura material y conceptual, una ruptura ontológica con las tradiciones ideológicas de los movimientos obrero industriales, con sus organizaciones y con sus modelos de gestión de la producción. Por otra parte, debemos afrontar la nueva realidad antropológica, con la presencia de nuevos agentes de producción y sujetos de explotación que preservan su singularidad. […] Es posible que llegue el día en que nos burlemos de los viejos tiempos de la barbarie, cuando para ser libres era preciso esclavizar a nuestros hermanos y hermanas, o para ser iguales teníamos que sacrificar inhumanamente la libertad” [1].

Por eso, declaramos que:

    No se puede tener como objetivo el renacimiento del Estado-Providencia en todo su esplendor: eso sería revivir el Estado-nación en crisis, es decir, una regresión y no una progresión [2].

    No puede ser objetivo la implantación de un socialismo tipo soviético, coreano, aún menos chino. Estos sistemas están, en efecto, en crisis y el mismo desarrollo arrasará con ellos si el modelo no se adapta.

    Para qué más decir, que reafirmamos la lucha anti-capitalista y mundialista (fase superior del internacionalismo, atingente al contexto posmoderno).

    A partir de los puntos anteriores se puede afirmar que la nueva izquierda se opone, siempre y cuando represente un objetivo final, a: la izquierda socialdemócrata, en cuanto constituye una continuación y una perpetuación conservadora del capitalismo; la izquierda autoritaria, es decir, la izquierda tradicional ligada al “socialismo real”; al capitalismo autoritario y al neoliberalismo reinante hoy en día, fuente de tanta miseria.

    Rechazamos el dogmatismo y no nos oponemos al revisionismo.

    Creemos que la resistencia se encuentra en la acción consciente y constitutiva, apuntando a la singularidad como a la construcción de nuevas formas de vida colectiva.

    Llamamos a la integración de nuestra causa por los movimientos de liberación sexual, los movimientos ecologistas y todos aquellos que se suman a la búsqueda de nuevas formas de resistencia al modelo neoliberal.

    Llamamos a la discusión teórica para el análisis de las nuevas formas de dominación y la búsqueda de alternativas para la posterior proyección conjunta con toda la izquierda revolucionaria.

Hemos de comenzar la tarea de constituir las alternativas sociales para el siglo XXI. Multitud es un doble proyecto. No sólo el de un sujeto revolucionario para un nuevo tiempo; también el de una revista abocada a la constitución del primer proyecto. Queremos ser un espacio de debate y proyección de una nueva izquierda como también un espacio de resistencia: nos apoyamos en el arte, la acción, la crítica, el pensamiento.

Nuestras páginas están aún en blanco. Así como cada hombre y mujer son una potencial célula revolucionaria, son también el corazón de esta revista. Esperamos encontrar en ellos al lector como el constructor de estas páginas que inevitablemente miran a un futuro mejor.





Notas al pie de página:


fuente: http://multitudrevista.blogspot.com/201 ... n-los.html


Conversación de Toni Negri con los estudiantes movilizados en la toma de Casa Central



    Conversación del intelectual y militante italiano Toni Negri con los estudiantes chilenos movilizados en la toma de la Casa Central de la Universidad de Chile, el viernes 28 de octubre del 2011.







Revista Multitud // 19 de diciembre de 2011

:str: Mensaje de Negri de apoyo a los estudiantes chilenos




Revista Multitud: Como Revista Multitud nos alegra mucho poder estar presentando a Toni Negri acá y le agradecemos la gentileza con la que aceptó a venir a este espacio ocupado, lugar donde las cosas suceden. Revista Multitud, al igual que Toni Negri, plantea la necesidad de renovar el análisis de cómo funciona el capitalismo hoy en día, así como cuáles son las nuevas alternativas de resistencia a éste.

Toni Negri nos ha pedido no dar una conferencia y que luego le hagan preguntas, sino más bien que, a partir de preguntas, él pueda hablar, y se pueda discutir, o comentar lo que los estudiantes piensen. Para ello, en primera instancia, dos de nosotros haremos preguntas con el fin de iniciar la conversación y luego pasaremos el micrófono por el público. Entonces, más que pensar en qué quieren escuchar, los invitamos a pensar qué quieren preguntar.

Nuevamente muchas gracias a Toni Negri, y también a Emannuelle Combaut, quien gentilmente se ofreció a hacer la traducción simultánea.


Felipe: Bueno, mi pregunta es la siguiente: en este contexto particular de una universidad tomada, que como tú viste el control lo tienen los estudiantes y las actividades se organizan desde los estudiantes, qué te parece a ti la articulación que se puede dar en espacios como estos, entre las bases, que sí tienen un cierto poder, pero que coexiste con la verticalidad de una federación que tiene sus presidentes, sus dirigentes o sus representantes, en paralelo a este movimiento.


Toni Negri: Entiendo bien el concepto de horizontalidad, es decir, es evidente que estos espacios universitarios en general se desarrollan en un terreno de comunicación, de cooperación de los movimientos. Pero en el aspecto vertical, aquel de la federación, de la organización de los estudiantes, me es bastante difícil intervenir porque no conozco la situación particular chilena de la organización de los estudiantes. En general, podría decir, a partir de las experiencias que hemos visto de las ocupaciones de la universidad, a partir del 68 e incluso antes, que se sabe que las relaciones entre las "organizaciones" y el movimiento siempre han sido contradictoria. Son contradictorias porque es evidente que las organizaciones determinan un continuum, están ligadas a una determinada finalidad, tienen un telos, por así decirlo, una finalidad interior que las domina y que transforma, casi inevitablemente, las movilidades organizacionales en movilidades políticas, en dispositivos que buscan fijar. Pero es evidente que estas no son leyes generales, pueden haber alternativas, y de manera muy frecuente, ya las hemos visto. Pienso por ejemplo en los grandes movimientos de autonomía, la autonomía obrera, sobre todo, y también la autonomía universitaria o la autonomía social, en los años 70 en Italia. La relación entre las organizaciones consistía en lugares determinados: lugares obreros en las fábricas, o estudiantiles en la universidad, o sociales en los centros sociales o en ciertos barrios, etc., y todo esto tenía que ver con la dimensión vertical que eran relaciones de potencia. Es decir, a través de la relación vertical, las cosas enraizadas en las realidades del movimiento encontraron fuerza, potencia. Esto es la otra cara de la relación verticalidad/horizontalidad. Puede estar aquella de la que hablamos, contradictoria, un poco parasitaria desde el punto de vista de la organización horizontal, o puede haber, al contrario, una máquina organizacional que se alimenta de esa relación entre verticalidad y horizontalidad. Pienso que resolver este problema es como resolver la cuadratura del círculo, y en todo esto no hay teoría, hay prácticas, hay capacidades políticas, y sobre todo arraigos de clase. Creo que cuando se sirve el interés de lo más pobres y se organiza la voluntad de los explotados, en ese momento incluso se encuentra la fuerza para resolver los problemas organizacionales, porque los problemas organizacionales siempre son secundarios, no primarios. Ahora, por ejemplo, vengo de una experiencia que he visto ya dos veces, la de los indignados españoles. Puedo decir que allí hay un problema entre la dimensión vertical y horizontal que no está resuelto, pero sí dispuesto de una manera bien viviente, con la ocupación de nuevos elementos tecnológicos, facebook, pero sobre todo twitter, que permite llevar siempre un sondaje a partir de las bases, un sondaje continuo, instantáneo, de las decisiones a tomar. Es evidente que esto no es conclusivo. Se trata de un problema abierto y que tiene que quedar abierto.


Nicolás: Bueno, yo quería preguntar respecto a este mismo contexto de movilizaciones en Chile, que si bien podemos ver tiene sus causas específicas, locales, se está dando en un contexto global en el que también hay movilizaciones muy fuertes en Europa, por ejemplo, o incluso en los países árabes. Y la pregunta es de qué manera se puede entender una articulación entre estos diversos problemas locales a una escala global, viéndolo sobre todo desde la perspectiva de su trabajo en torno al Imperio y la Multitud.


Toni Negri: Creo que antes de todo hay una primera definición de continuidad o contigüidad. Definición de contigüidad que no es nuestra, en realidad, sino del capital. Es el capital el que está en fase de crisis y debe reconocer las resistencias que se dan acá y allá, de maneras más o menos fuertes, de maneras más o menos conscientes. Se da una relación por reacción a la crisis, sobre todo, que determina la contigüidad de este movimiento. Y, como ya saben, el capital funciona siempre en función de ciclos de crecimiento, de estabilidad o de crisis. Y en los ciclos de crisis la vivacidad de las respuestas, de las reacciones, es siempre más fuerte; reacciones populares; reacciones de clase. Pero esta es sólo la primera cara de esta contigüidad, de esta continuidad.

Hay una segunda situación, un segundo momento de contigüidad, y es cuando dos elementos, la composición técnica y la composición política de los movimientos de resistencia, insurreccionales, revolucionarios, o en cualquiera de sus diferentes intensidades, llegan a establecer una pequeña combinación, a encontrarse en un momento particular. Hoy es evidente que el elemento fundamental del punto de vista de la composición técnica de las fuerzas que se agitan y luchan es sobre todo la fuerza de trabajo intelectual y cognitivo. Hay una relevancia de esta fuerza de trabajo cognitiva que es, de hecho, tendencialmente -e insisto sobre la tendencia- hegemónica a nivel del capitalismo hoy, y que es evidentemente protagonista en la organización actual de la resistencia. Y es entonces la fuerza de trabajo intelectual, cognitiva, que está hoy día en el centro de las resistencias que se determina. Todo esto es válido para esta época, en todos lados, y pienso que acá, en Chile, en este país tan extraño, en el cual, como decíamos esta mañana hablando con otros camaradas, por un lado hay un nivel político tan atrasado, tan loco y extraño, un neoliberalismo que realmente fue inventado en la universidad de Chicago y que se aplicó de una manera chocante, como probablemente sólo aquí ha ocurrido (es un país único, Chile, desde este punto de vista), y, por otra parte, al contrario, hay un gran desarrollo de la fuerza de trabajo intelectual; una madurez de las reacciones cívicas antes que de clase, cosa que resulta sumamente interesante. Entonces, la relación entre lucha local, lucha situada, y horizonte general de las luchas a nivel global, de las luchas multitudinarias, si quieren, encuentran -siento y estoy bastante convencido de ello- homogeneidades profundas, si bien hay una ausencia de organización a nivel global. Y hay que insistir sobre esta homogeneidad. Por ejemplo, es evidente que pasados los ciclos de lucha que hubo entre 2000 y 2001, contra la Apec, y que hubo en Seattle o en Génova, todas estas luchas neoglobales o alterglobales, como quieran llamarlas, ahora tenemos ante nosotros otras luchas con una homogeneidad bastante particular. Y hay que prestar atención en ello, porque, ¿qué es lo que une, por ejemplo, las luchas de los países árabes, del Mediterráneo, con las luchas de los estudiantes chilenos? ¿O la lucha extremadamente violenta en Grecia con el movimiento sumamente potente pero no violento como el que hemos visto en España? ¿Qué es lo que junta la manifestación difusa que pasa a través de los sindicatos, que a veces son completamente autónomos, como en Italia o Francia, con la lucha feroz, extremadamente violenta, de los Ryots en Grecia? Estas son cosas que ahora empezamos a ver con bastante claridad. Y la homogeneidad es aquella de la que hablábamos antes, fundamentalmente la unidad en la composición técnica, es decir, de la fuerza de trabajo intelectual. Y ésta también se encuentra en los países del mundo árabe. En Túnez, por ejemplo, hay un nivel cultural impresionante. Si ustedes piensan, hace solamente una decena de años los grandes patrones neoliberales, neoconservadores norteamericanos, llevaban su campaña contra la "barbarie" islámica y árabe. ¡Y era una locura! Se trata de gente formidable. La educación primaria y secundaria funcionó. Y funcionó en dos sentidos: comunicando un saber y educando a la crítica de ese saber.

En la relación entre esta nueva estratificación de clase en la que no está ya solamente la clase obrera, sino también las capas más pobres, más sufrientes de la clase media, hay clases intelectuales que son relativamente independientes de las condiciones económicas en las que se desarrolla la crisis hoy. Todo esto determinó un nuevo conjunto explosivo, y es sobre esto que hay que trabajar desde un punto de vista político. Estamos al principio de un ciclo, no al final.


Raúl: La pregunta es la siguiente, cuál es su opinión frente a la tensión que hay entre lo social y lo político en el movimiento actual. Es decir, si según usted, en este momento, que es un momento cúlmine, debemos seguir dentro de un movimientismo, dentro de una esfera solamente anclada en lo social, o si damos un salto a lo político, en el sentido clásico del término.


Toni Negri: Bueno, ese es un problema central. Pero yo creo que hay que ser muy cuidadoso con la palabra política. Porque lo político no es solamente del estado, público, representativo; política profesional; política moderna. La modernidad definió lo político en tanto que poder representativo trascendente. Y hoy cuando hablamos de lo político, incluso de composición política, siempre hay que tener en cuenta cierta hibridaciones entre lo social y lo político. Lo político no es independiente. Pienso que hoy la característica de las luchas contemporáneas, de las luchas que empezaron con la primera fase altermundialista, neoglobal, etc., al principio del siglo XXI, y luego este enorme ciclo de luchas contra la crisis que hoy estamos viviendo, realmente han comenzado a redeterminar el terreno de lo político. A redeterminarlo en el sentido de poner lo político como algo que es completamente anterior a lo social. Siento siempre más abstracta la pregunta de cuál es el paso de lo social a lo político y me pregunto cada vez más, y con más fuerza, qué es lo político que se encuentra dentro de lo social. Cómo se hace para expresar esta necesidad de comunidad, de acción conjunta, de igualdad, de libertad, en el interior de la comunicación, en el interior del trabajo, en el interior de la educación: los problemas de la educación, los problemas del saber, los problemas de la salud y, en fin, todos los otros problemas, son problemas que tenemos que considerar desde dentro. ¡No tenemos que esperar un cambio de gobierno para hacer las cosas! Y, justamente entonces, tenemos que hay una nueva forma de hacer política que no es metodológica, que no es un problema de método: pasar de lo social a lo político, pasar del sindicato al partido, pasar de la lucha generalizada, a veces espontánea, etc. a la lucha electoral y representativa... ¡No! El gran problema hoy es el de empezar a pensar cómo se pueden determinar nuevas formas de vida en común, y cómo nosotros mismos podemos educar en eso. Y para que este discurso no parezca utópico o moral quiero subrayar un hecho fundamental: el trabajo ya es común. Y cómo: las formas en que se trabaja hoy, desde un punto de vista intelectual, son formas en las que el conjunto, la comunidad, la socialización del trabajo, viene antes que la organización capitalista de esta comunicación; de esta asociación; de nuestra cabeza; de nuestro trabajo intelectual, cognitivo. La comunidad viene de antemano en el trabajo, así como en la vida, donde hoy en día es prácticamente inimaginable pensar en un vida que no esté llena de todas estas virtudes, pasiones, estos afectos que son fundamentales en nuestra vida común actual. El capital hoy día explota no al trabajador singular, sino al conjunto de los trabajadores; el capital está restringido, está enfrentado a lo que es la composición del trabajo. Entonces, eso es: lo social es mucho más importante de lo que fue, y lo político mucho menos importante de lo que fue.


Francisco: Yo quería preguntar sobre el problema de la violencia. Por lo que entiendo de su obra, usted ha problematizado el problema en términos tales a partir los cuales no es posible competir militarmente con la concentración de fuerzas presente en el imperio, los métodos de dominación, por lo que la forma en la cual la multitud se hace de la violencia y supera el problema es convertiéndose en fuerza política. Acá en Chile lo que tenemos, desde mi punto de vista, es que este tema se ha problematizado en el movimiento estudiantil del presente año, porque ha sido empujado a la violencia por la represión del gobierno, y el monopolio de los medios de violencia se ha mezclado con el monopolio de los medios de comunicación, de modo tal que como el movimiento se mantiene en una fase espontánea. Finalmente lo que ocurre es que el movimiento se ha visto estancado en este problema, ha sido impopularizado frente a la opinión publica, y no encuentra una forma de hacerse cargo del problema, diseñar una estrategia que le permita oponerse al gobierno.


Toni Negri: Bueno, sabemos que la violencia es un elemento fundamental de lo social y lo político. Sólo cuando somos libres de no trabajar, por ejemplo, no hay violencia. Cada vez que trabajamos sufrimos la violencia, o la ejercemos. Nosotros, los viejos autonomistas en Italia, por ejemplo, priorizamos durante años el rechazo del trabajo como posibilidad de liberación, de emancipación del hombre, e incluso llegamos a preguntarnos si acaso el comunismo no era eso: la liberación del hombre del trabajo. Entonces, la violencia no es solamente la violencia física del Estado. La violencia es un contenido sistemático y pleno de nuestra existencia. Pienso que a cada violencia hay una resistencia que se opone; a cada violencia en la vida, hay una resistencia que se le opone a ello; y el Capital es siempre una relación: si el capital o el patrón no llegan a través de la violencia a imponer un determinado salario a un obrero, a su trabajo viviente, el Capital no existe más. Hay una relación de violencia ahí. No se trata de que esté intentando evitar su pregunta. Sólo quiero decir que esta se vuelve importante cuando se verifica todo el resto de la violencia social y de la resistencia social. Hablar de violencia simplemente es hacer extremismo. Hay que hablar de violencia siempre, todos los días, alrededor de cada acción social en la que estamos implicados, y resistir en todo momento. Sólo cuando hemos hecho eso se puede comenzar a hablar de violencia, esa violencia dura, esa que significa muertos, derrotas, o también victoria; pero, ¿para qué? ¡Para construir un mundo sin violencia! Entonces, para mí, hablar del problema de la violencia es necesario, pero creo que cualquier persona que haya hecho política seriamente, sobre todo a partir de los movimientos, cada vez que se encuentra frente a la represión -y la represión es un mecanismo prácticamente normal en la vida política-, comienza a plantear de una manera abstracta el problema de la violencia. ¡Y hay que tener mucho cuidado! En los años 60, por ejemplo, es evidente que en Europa, en Italia, en Francia, en Alemania, hubo decisiones sobre esto, en el terreno de la violencia, que fueron profundamente erradas. ¡Incluyéndome a mí! Y yo creo que ya superamos los problemas en los términos en los que estaban planteados en los años 60, y los superamos comprendiendo justamente la potencia, más que la violencia, que es necesaria hoy para desarrollar lo que decíamos antes, lo social contra lo político: abrir verdaderamente nuestra lucha, nuestra capacidad de organización a otros sectores, a otras fuerzas sociales. Todo esto no para evitar la violencia, sino para llegar al enfrentamiento violento organizado y capaz de reunir a la sociedad que trabaja, a la sociedad que sufre, en la lucha.


Mauricio: Yo voy a cambiar un poco de tema, pero sigue en la línea de los temas de violencia y movimientos sociales. A mi parecer, lo que pasó en Libia hace poco demuestra cómo algunos movimientos sociales de muchos países fuera de Europa son ocupados, por la misma OTAN en este caso, para exportar modelos de democracia -y si bien ahí también está el petróleo- hacia otros países. Así, los movimientos sociales son visibilizados, mostrados, salen mucho en facebook, en twitter, pero a la vez, eso sirve, por ejemplo, para que la OTAN dijera: "entonces vamos a intervenir en Libia para defender los derechos humanos", logrando así derrocar gobiernos que no quieren e imponiendo su forma de democracia. La pregunta entonces es cómo los movimientos sociales pueden responder a eso.


Toni Negri: Es evidente que hay que saber mirar bien las cosas, una a una. Como decíamos antes, hoy en día no hay aún formas políticas globales de respuesta, de resistencia; hay homogeneidades profundas en los comportamientos sociales, pero no formas globales políticamente efectivas. Entonces, el modelo de intervención represivo, de reequilibrio global, es un modelo que tiene diferencias formidables, fundamentales, y ese es un terreno de estudio y análisis aún abierto. Si se toma por ejemplo los tres países en los que hubo revueltas profundas, Túnez, Libia y Egipto, tenemos tres formas de rebelión, diferentes conceptos de democracia y así también diferentes modelos de represión, de intervención. En Túnez vimos lo que llamamos la vía turca, es decir, una reorganización de fuerzas islámicas moderadas, un poco como el modelo de las democracias cristianas en Europa a finales de la Segunda Guerra Mundial; en Libia hubo una intervención militar extremadamente dura, y probablemente veremos una guerra civil muy larga; en Egipto tenemos una situación diferente, en el sentido de que en Egipto el ejército no constituye solamente una fuerza militar, sino que es también una capa social, una especie de clase media pudiente en los negocios. Entonces, el problema es mirar siempre con mucha atención lo que son los equilibrios globales, justamente en función de la ecuación que usted planteó, esta ecuación de recuperación que se da en situaciones diferentes.

Pienso que en Europa la situación siempre es más homogénea a nivel de la resistencia y de los medios de reorganización; de represión y de reequilibro capitalista en la zona. En Europa, se hace evidente que el problema toca inmediatamente a la forma del gobierno, a su forma democrática, a la representación política: es el problema de la representación, tal como fue planteado en la tradición moderna, lo que en Europa está en crisis. Es una crisis constitucional, una crisis profunda que alcanza todas las fuerzas políticas, tanto las liberales como la fuerza política de los movimientos, y no me refiero a la izquierda, porque en Europa, al menos, la izquierda es algo que no se llega fácilmente a definir. Y, como saben, los partidos en Europa siempre han funcionado de dos formas: por un lado, como asociación de ciudadanos, y, por otro, como órgano del Estado, la forma estatal por excelencia, constituyente de la decisión política a través de las alianzas o incluso directamente. Esta doble forma de la constitución política de los partidos está hoy en crisis, en una crisis profunda; el fenómeno asociativo y el fenómeno de la participación en la acción política y en la decisión política es hoy inexistente. Es eso lo que rompió y rompe, de una manera acumulativa, la posibilidad de transmisión de la voluntad popular hacia el Estado.


Alfonso: Bueno, mi pregunta es más concreta y aplicada al caso chileno. Se trata de saber dónde pondría usted las prioridades en la articulación de los actores de nuestro movimiento social. Porque sucede que de un lado tenemos a los universitarios, por ejemplo, que dependen principalmente del Estado, los secundarios, que dependen de la municipalidad, y luego los trabajadores, con un nivel de sindicalización prácticamente inexistente. Y todos estos conviven en la búsqueda de mecanismos de lucha y de presión a un Estado donde las personas que gobiernan vienen de una tradición golpista, y donde en la llamada oposición tenemos incluso a una Democracia Cristiana que ayudó a pavimentar el camino a la dictadura. Entonces, repito, mi duda va con respecto a las prioridades de la articulación social dentro del movimiento y sus distintos actores, así como con los mecanismos de lucha y presión al gobierno; cómo mantener activo un movimiento en estas condiciones; cómo verlo a largo plazo.


Toni Negri: Es evidente que no te puedo responder a esa pregunta. A lo más puedo intentar trabajar alrededor del discurso que usted esboza. Los problemas de la organización de las luchas en Chile no es un problema de los chilenos, sino de la gente que trabaja en los movimientos, la gente que decide y hace las cosas. Yo no soy quién para dar consejos, y ni siquiera consejos, sino intentar comprender lo que significa luchar en una situación como Chile. Pero es evidente que el hecho de que en el gobierno existan elementos golpistas, una tradición reaccionaria -y la particularidad misma de haber sido el país "shock" de los Chicago Boys-, que todo eso determina dificultades enormes para el movimiento. Pero no creo que haya un atajo para esta situación. La única manera de transformar este país, al igual que todos los países que están en una situación análoga, es construyendo articulaciones políticas, militantes; reunir los obreros y los estudiantes; reunir a las mujeres y a los hombres; construir programas, imponer programas que no sean simples transformaciones tranquilas del orden social existente. ¡Hay que tener una imaginación revolucionaria hasta el final, en el trabajo de todos los días! Cuando éramos pequeños, a nosotros nos decían: "para construir una organización tienen que ir delante de las fábricas". Y eso es lo que nosotros hicimos durante veinte años antes de intentar tocar el poder, luchar contra el poder directamente: estuvimos veinte años frente a las fábricas, cada mañana a las cinco. ¡Eso es hacer política! ¡Eso es construir mayorías! ¡Eso es construir fuerzas, potencias! Entonces yo creo que hoy estamos frente a un problema fundamental, y es el problema de discutir las nuevas formas de representación, las nuevas formas de participación. No podemos permitir más que la prensa esté en mano de los patrones, toda, toda. ¿Qué significa hoy la libertad de expresión? Porque este es un gran principio democrático... ¡No significa nada! Yo no sé, pero mi abuela comprendía hace ya algunos años que hablar de libertad de expresión cuando no poseíamos los medios para expresarse era folclore. Y hoy nos encontramos en la situación contraria en la que la corte suprema de Estados Unidos permite, con una sentencia dada, hecha, viviente, a todos los capitalistas dar toda la plata que quieran a los políticos para defender el free speech, es decir, el derecho de expresarse. No hay límites de financiamiento. ¿Y qué es eso? Hay que tratar bien este problema. ¿Cuál es el problema de la libertad de expresión? Hay que ir a los diarios mismos, hacer propaganda, romper esta situación que es indigna de los derechos del hombre. ¡Eso es construir una perspectiva en la cual hablar de los grandes principios de la libertad, de la igualdad, de la verdad, de la democracia, pueda tener un sentido!


Daniel: Mi pregunta va en cómo ve usted la relación del poder burocrático con lo que está pasando en la actualidad. Cómo diría usted que se va a mover la burocracia frente a los procesos sociales hoy internacionales, desde el caso chileno hasta los movimientos árabes.


Toni Negri: Bueno, no sé. Le puedo contar cómo han reaccionado en otras partes; no conozco las particularidades de la democracia chilena. Sé que es muy alemana en su comportamiento, ¿no? En fin, tenemos, por ejemplo, que en otras partes, han hecho leyes para impedir a los movimientos organizarse. Otras veces han hecho directamente leyes para reprimir el movimiento. Otras, por el contrario, han hecho grandes reformas, de la Universidad por ejemplo; en Francia, en 1968, la reforma de la Universidad fue extremadamente profunda y costó una enorme cantidad de plata al Estado. Otras veces, como en Alemania, la repercusión del 68' fue la "Constitución de los Hombres Libres": zonas en las que se podía ocupar los departamentos, vivir una vida independiente, etc. y esa es la base a partir de la cual el partido verde se organizó. Entonces, las formas en las que se puede esperar las respuestas están completamente ligadas a las formas del movimiento. La decisión no es jamás independiente de la relación de fuerzas, y eso nos permite entonces volver a la pregunta sobre Chile y sobre la cual no puedo, evidentemente, intervenir.


Nicolás: Actualmente, en el sistema de educación superior chileno, alrededor de 2/3 de los estudiantes están siendo formados en instituciones de educación privada. Entonces las reivindicaciones del movimiento estudiantil van en dos direcciones: una es que los recursos estatales sean dirigidos únicamente a las universidades estatales, que estarían dentro del concepto de Derecho Público; la segunda opción que se empieza a debatir es la idea de que incluso las instituciones de educación privada puedan percibir recursos públicos, pero sólo en la medida en que no lucren y cumplan con determinados parámetros, de democratización, etc. Entonces, lo que yo quería preguntar es por las implicaciones que están detrás de reivindicaciones como estas; si es que detrás de ellas puede que se exprese una política de lo común.


Toni Negri: Estoy totalmente convencido que este tipo de reivindicaciones o de objetivos de lucha son correctos. Estoy igualmente convencido que el reequilibrio entre privado y público tiene que ser un reequilibrio en el que el principio de igualdad principalmente sea llevado hasta el fin. Pero esto no significa pensar que a través del Estado haya una cierta igualdad asegurada. Entonces tenemos que comenzar a pensar a fondo la participación de los ciudadanos en la gestión de los bienes públicos. Ese es el problema hoy, y no el de reestablecer lo público: ¡ese otro es el problema al que los Chicago Boys nos restringieron! Hay que convencerse de que el Estado Nación no es más un Estado Público. ¡El Estado Nación se acabó! ¡El Estado público se acabó! Actualmente las grandes unidades de evaluación han bajado la nota a Estados Unidos, y no solamente a Grecia, a España e Italia. Hoy día la única defensa que tenemos es la posibilidad de avanzar en el frente de lucha; la participación. La democracia no es más una democracia representativa, y por eso debe ser reorganizada, tiene que renacer, y tiene que hacerlo de maneras cosmopolitas, inevitablemente. Pero en Europa la gente se entretiene, a pesar de todo, mirando a Berlusconi, que es llevado como un perrito por los alemanes y sus agencias de empleo. Y, por otro lado, Sarkozy se divierte porque la pobre Merkel es tratada de la misma manera. Y no es porque Berlusconi haga de bunga bunga que se le trata así; se le trata así porque es en eso lo que se ha convertido el Estado Nación: en el intermediario simple del comando de las finanzas. Y entonces, o nosotros tenemos la capacidad de reinventar las formas de asociación, incluso las grandes formas de asociación, los macro-organismos en los que la gente se junta, se asocia, construye política, construye su destino a través de la participación, a través de una democracia profunda, o de otra manera seremos siempre los esclavos de esta reorganización capitalista crítica, cansadora, que no llega por sí misma a desarrollarse. Entonces: ¡¿cómo hacemos?!

Muchas gracias.


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