David Franco Monthiel, en "Isabel Pérez Montalbán no dobla las rodillas", en Cádiz Rebelde, el 24 de mayo de 2004, escribió:I. La crítica no es una pasión del cerebro, es el cerebro de la pasiónAllá por el año 1836, un joven estudiaba derecho y filosofía en la universidad de Berlín. Se encerraba en su cuarto y pasaba las horas leyendo a
Lessing, a
Solger, a
Winckelmann y a
Schelling; fraguaba su propio estilo traduciendo a
Tácito y a
Ovidio; frecuentaba a poetas de la época como
Emanuel Geibel y
Karl Grün, admiraba a
Goethe (no todo Goethe) y a
Schiller (tampoco todo Schiller) y comenzaba a entusiasmarse con
Heine. Y, además, escribía largas y febriles cartas y poemas de amor.
“Amor es Jenny, Jenny es nombre de Amor”
Era un joven con dos intensas pasiones:
Jenny von Westphalen y las Ideas, el mundo del Espíritu. Como ocurre tantas veces, su amor, el amor del enamorado, fue más grande y más auténtico que la palabra poética que produjo y pudo contener en diques de tinta.
“¡Mira, un millar de volúmenes podría llenar
escribiendo solamente 'Jenny' en cada línea!”
Años más tarde afirmaba que "dado mi estado de espíritu de aquellos días, tenía que ser la poesía lírica, necesariamente, el primer recurso a que acudiera, o por lo menos el más agradable e inmediato". El que habla no es otro que el joven
Marx, enfebrecido por el dulce arrullo del amor entre libros y estantes. Su poesía, poco conocida y editada por la editorial del
Viejo Topo, posee un valor documental y adolece de una intelectualización de la pasión amorosa. En ella se imponen el tema y las ideas sobre la métrica, la forma, la musicalidad y las imágenes que el sentimiento de la pasión raramente rebasa el correspondiente estereotipo verbal romántico. Pero los escribió en la turbia embriaguez del amor como buzo insomne antes de que el lenguaje oceánico de la undécima tesis sobre
Feuerbach inundara los manifiestos, las luchas y la teoría marxista y fueran prescripciones para el desbordado amor colectivo.
Luego los libros de bella
poesía filosófica del viejo barbudo siguieron inspirando a
Neruda, a
Vallejo, a
Éluard, a
Maiakovski, a
Hikmet, a
Dalton, a
Galeano, nombres históricamente comprometidos con las luchas y dolores de sus pueblos y que han concebido la poesía como resistencia frente a un mundo que se vuelve cada vez más cruel, cada vez más terrible, deshumanizante. La palabra es una forma de resistencia muy clara frente a todo esto. Lo extraordinario es cómo la poesía pese a todo, a las catástrofes de todo tipo, humanas, naturales, viene del fondo de los siglos y sigue existiendo.
II. En el amargo filo entre renuncia y resistenciaExisten exegetas y tesitómanos que afirman que la poesía, no ya social, sino de insurrección social, de rebelión política, es hoy casi inexistente. Se mira para otro lado, se critica y reseña lo más común y se ignoran a los
invisibles resistentes que entrecruzan los discursos poéticos o comparten una cerilla en la vasta oscuridad. También aseguran que esta resistencia posee vestigios
anacrónicos ya que es más necesaria como testimonio en épocas, periodos, décadas, de pobreza y tiranía, de guerra y de exilio que en tiempos de paz y de bonanza material, de libertad política y normalidad constitucional. Toda una declaración de principios desde el momento en que se habla de la paz de la guerra, la libertad duradera y de las ocupaciones territoriales de países. Por no analizar a fondo eso de “normalidad constitucional” y demás estado de cosas. Desde los aledaños del Poder, para ellos solo vale el desgarro y el compromiso de
Miguel Hernández. Y murió en la cárcel de Alicante hace sesenta y dos años. Otros creemos que el mapa de la resistencia está oculto por la broza del espectáculo y que se trata de más bien de un conjunto heterogéneo de estrategias de escritura.
Por esto, ¿puede el poeta abstraerse de la realidad que lo alimenta? ¿Ser un turbio espectador en un escenario que se desintegra a "velocidades increíbles"? Cuando nunca ha sido tan corto el tiempo de caer en el olvido, los poemarios de Isabel Pérez Montalbán son necesarios, son formas de expresión de una época en las que se reflejan el pensamiento y las formas de vida del momento histórico.
Cuántos mundos se inventan / y cuántas utopías se relatan / en los pulcros ensayos de los economistas. / Es lectura mortal: los criminales / se entrenan en sus páginas.Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964), ha dado a las imprentas tres libros, a saber:
No es precisa la muerte, Ayuntamiento de Málaga, 1992;
Pueblo nómada, Ateneo, Málaga, 1995;
Puente levadizo, Barcarola, Diputación Provincial de Albacete, 1996;
Fuegos japoneses en la bahía, Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 1996;
Cartas de amor de un comunista, Germanía, Hoja por Ojo, Valencia, 1999;
Los muertos nómadas, Diputación Provincial del Soria, 2001;
De la nieve embrionaria, Aula Poética Casa del Inca, Ayuntamiento de Montilla, 2002;
El frío proletario, Litoral,
El Agua en la Boca, Málaga, 2002 (en imprenta).
Ha participado en antologías y publicaciones colectivas:
Poesía ultimísima, Libertarias, Madrid, 1997;
Escrito en Málaga, Ficciones Revista de Letras, Granada, 1997;
Feroces, DVD, Barcelona, 1998;
Frasco de anfetas, Un Papel en el Agua, Córdoba, 1998;
Milenio, Celeste, Madrid, 1999;
Voces del extremo, Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 1999;
Voces del extremo, Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2000;
Poesía última, Fundación Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, Cádiz, 2001;
Voces del extremo, Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2001;
El último en morir que apague la luz, Atlas poético, Zigurat, Gijón, 2001;
Poesía andaluza en libertad, Corona del Sur, Málaga, 2001;
de Málaga, Litoral, El Agua en la Boca, Málaga, 2001;
No doblar las rodillas: Siete proyectos críticos en la poesía española reciente.
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/C ... 65,00.html"Nunca he creído que la poesía pueda ser una arma cargada de futuro, sino sólo una de las formas de expresión de cada época que refleja el pensamiento y las formas de vida de ese momento histórico. Como la vida no es idílica, es lógico que el creador se haga eco de su entorno, de lo humano y sus trastiendas. El poeta elige huir de la realidad o sumergirse en ella pero, personalmente, no soy capaz de escribir sobre los mirlos trinando en sus ramas mientras tres cuartas partes del mundo sobreviven en la pobreza".
III. Amor y marxismo. Lo íntimo y lo políticoIsabel Pérez Montalbán apuesta por una hablante poética auto-reflexiva y crítica con el entorno, por un sujeto de la enunciación en situación de exilio como se encarna en ese diálogo entre lo íntimo y lo político, entre amor y revolución. En su poesía los
puentes levadizos que aparecen corresponden a la metaforización de un espacio poco tranquilizadora, una sala de espera inquieta, ante la determinación de la vida-factoría, eso que llaman la sociedad occidental del capitalismo avanzado. En esta dialéctica no existen hombres o mujeres. Sólo “viajeros travestidos”, sujetos de paso en una marcha lenta y indigna hacia el futuro, que, al parecer de los economistas, será mejor y más próspero para los mismos. Se trata de una
poesía de migración en la que existe una voluntad por filiar asuntos de un primer vistazo tan dispares y tan cercanos como la lucha por la libertad, la igualdad entre hombre y mujeres, por el amor. La
voz femenina que nos habla apuesta por la
conciencia crítica del pasado como del presente.
Para la poeta
lo privado es lo público a la hora de tomar decisiones en aras de un bien común.
Una caricia es un acto político si está destinada a encausar una serie de reivindicaciones desde un punto de vista retroamelimentario y, por lo tanto, comunicativas y dialogantes a partir de él, y lo mismo una acción colectiva, que pretende religar a los que se encuentran solos, y dolidos por la explotación.En los textos de
Cartas de Amor de un comunista, logra definir aún más su proyecto de
religar el amor, la historia española, la privada y colectiva, y el deseo de cambio desde el acto ideológico de la enunciación poética como acción. En el texto Patria, afirma: “Mi patria es una cochera donde amontono tu cuerpo / y los labios carroñeros de un pasado cazador, / la ciencia dentro de ti, el suavísimo plumaje / con que cubres tu epidermis, lo inmaterial, los objetos, / un llanto helado de tumbas, tú y yo juntos, y las cosas / necesarias de un hogar sin santos ni funerales”.
La
sujeto poética nos metaforiza la patria como un espacio de acumulación inútil, un basurero en donde las aves carroñeras sobrevuelan para cobrar su parte. La filiación patria versus cochera
desacraliza el discurso de patria como lugar y como símbolo de identidad puro, insobornable y al que se le debe lealtad y respeto: rompe con la jerarquía signada por sujetos que pertenecen a un lugar llamado Patria (o Padre), para volcar la pertenencia de ésta hacia los sujetos, pero como algo instrumentalizado y, más aún, demacrado y envejecido: es una cochera. Un constructo artificial, anexa a una casa, que sirve de despensa, de papelera sin reciclaje. Allí los cuerpos se acumulan como en una morgue catastrófica, en donde, sin embargo, queda la conciencia de una mínima relación comunicativa entre ese Tú y ese Yo, que, en definitiva, forman ese hogar “sin santos ni funerales”; por lo tanto, sin Dios, sin Logo, ni Ley.
Isabel Pérez Montalbán nos propone un lenguaje poético en que prima un
realismo solidario, de una claridad no tranquilizadora, versos en que
la concisión y la gramaticalidad cumplen una función mediadora, sin caer en clichés ni lugares comunes que no participen en una dialéctica del compromiso. La retórica de estos poemas consiste
en resistirse a la imagen, pero no a la metáfora ni a la alegoría. A lo largo de esta acertada estructura contrapuntística la sinergia de los tres planos significativos funciona con bellísima precisión: Utopía con la elección de Gorvachov como secretario general del PCUS y un poema que nos habla de noches de isla y senos profundos, vegetales, donde poder hundirse.
IV. Artefactos de canto y cuentoEscribía el
lama Melgarejo que los poemas son cacharros útiles para la vida, artefactos de canto y cuento. Y que había que hacerlos con más o menos destreza, según factura de cada cual, hacerlos para desmentir falsas verdades, confirmar mentiras ciertas, mezclar atardeceres y nenúfares con trampas y guiñapos. Lo explica mejor esta variación de
Joan Brossa: de M. A. Arcas: “Es cierto / que la poesía no da dinero / y es patente que casi ningún / poema sirve / para resolver el hambre, / pero si coges un papel / donde aparezca alguno / de estos artefactos / y lo doblas a lo largo / en dos rectángulos, / después en cuatro, / haces entonces un pliegue / oblicuo con los cuatro / papeles y lo separas / en dos gruesos, / obtendrás / un pájaro que moverá / las alas / y volará exactamente / a la altura de tus sueños”.
Isabel afirma que: “Uno no debe prodigarse más allá de lo que es reclamado o aclamado. Además, tener un trabajo de subsistencia al margen de la literatura no deja tiempo para casi nada. Y por último, publicar por publicar no me ha interesado nunca; por eso suelo rechazar las invitaciones a publicar en pequeñas editoriales de carácter institucional. ¿Para qué? Me parece que el mundo y la historia de la literatura pueden seguir adelante sin mis poemas y a mí no me sirve para nada.
Escribir es algo que hago y haré siempre, pero sacar a la luz lo que escribo sólo tiene interés para mí cuando me beneficia en algo".
Lo hará en unas prácticas literarias cargadas de conflicto, subversión y lucha abierta y con la necesidad de "calificar el discurso poético como actividad política, actuando contra la mucha poesía complaciente que hoy se escribe en este país".