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STIRNER, Max (1806-1856)

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STIRNER, Max (1806-1856)

Nota Vie May 28, 2010 7:24 pm
Max Stirner

Portada
(wikipedia)


Introducción

En Biografías y Vidas se escribió:(Johann Kaspar Schmidt; Bayreuth, actual Alemania, 1806 - Berlín, 1856) Filósofo alemán. Estudió filosofía y teología con Hegel y Schleiermacher en Berlín (1826-1828). Influido por Feuerbach, Bauer y, en general, por la llamada izquierda hegeliana, se le ha considerado a la vez como uno de los fundadores del anarquismo radical, y como un primer exponente del existencialismo. Stirner rechazaba toda integración política y social del individuo, pues consideraba que entidades como el Estado, la sociedad o las clases eran meras abstracciones sin contenido real. En cambio, defendía el egoísmo radical del yo empírico y finito, desligado de cualquier codificación moral, como verdadera realización del individuo. Entre sus obras hay que destacar El Único y su propiedad (1845) e Historia de la reacción (1852).

En 1826 inició los estudios universitarios en Berlín, y siguió los cursos de filosofía y teología; por aquel entonces pudo asistir a las lecciones de Hegel. En 1828 interrumpió su actividad de estudiante, que reanudó de 1832 a 1834 en Erlangen y Königsberg. En 1835 obtuvo la habilitación para la enseñanza. Establecido en Berlín, vivió modestamente, y fue profesor de una escuela femenina. En 1840 empezó a frecuentar el "círculo de los libres", que reunía a los intelectuales de ideas más avanzadas.

En su obra principal, El Único y su propiedad (1845), discute duramente con Hegel y los representantes de la izquierda hegeliana, a cuyas concepciones universalistas opone la exaltada afirmación del individuo, el "derecho del más fuerte". Para Max Stirner la humanidad supone una abstracción, un concepto vacío; según él, lo único concreto es el individuo, que permanece tal en tanto no se propone fines universales, antes bien, se considera él mismo como "única" finalidad posible ("yo no tiendo a nada").

El punto de partida de la obra es la negación de Dios. Dios es un ente ficticio creado por el hombre, especialmente por el hombre que inventó la religión. En el momento que surge la religión y su secuela -Dios-, el hombre reniega ya de su libertad para someterse al paradójico dominio de aquel ente de su propia creación. No importa que Dios sea sustituido por el Estado o la familia, pues el problema es el mismo: la divinización. El hombre sólo puede ser libre cuando rompe con la religión y con la política, es decir, con el fetichismo.

El centro de toda la reflexión de Stirner es el hombre, pero no entendido como entidad abstracta. Tampoco le interesa el hombre colectivo, es decir, la humanidad. Tan sólo le importa el hombre concreto, él mismo, el yo, o sea, el único. Para ello se practicará un egoísmo sin límites, repudiando la moral engañosa del espíritu de sacrificio, trampa colocada por los sistemas religiosos y humanitaristas. Stirner rechaza los movimientos sociales (también a los que cabría calificar de humanitarios y altruistas, incluido el socialismo), siempre en nombre del principio inviolable de la libertad personal. Las teorías sociales, desde el más absoluto conservadurismo hasta el socialismo mejor organizado, pasando por el liberalismo, no son más que nuevos fantasmas que alienan al hombre particular. Tienen un factor común: la asfixia de la única propiedad que tiene el hombre, que es él mismo.

Esta posición presenta varios vínculos históricos, por cuanto parte de una crítica al criterio de humanidad de Feuerbach, refunde algunos motivos individualistas de Proudhon y se halla influida en ciertos aspectos por la filosofía de Nietzsche; sin embargo, permanece esencialmente aislada en su originalidad, que es también su limitación interna.

El libro en cuestión obtuvo cierta popularidad, y facilitó principios teóricos al anarquismo de la segunda mitad del siglo pasado; no obstante, en el momento de su aparición provocó una oleada de menosprecio y reprobación en los ambientes de la cultura oficial que aisló todavía más al autor. Éste se ganó entonces el sustento mediante las traducciones; entre otras obras, tradujo La riqueza de las naciones, de A. Smith. No participó en la agitación de 1848, pero tras las represiones de 1852 escribió una Historia de la reacción (1852). Otros textos suyos de carácter circunstancial y polémico (Obras menores) fueron publicados luego de su muerte por J. H. Mackay.





Bibliografía compilada (fuente | fuente)





Ensayo



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Nota Vie May 28, 2010 7:24 pm
El usuario Godwin, en "El pensamiento de Max Stirner", en A Las Barricadas, el 2 de marzo de 2006, escribió:Desde fines del siglo XVIII los estudiantes de la universidad de Berlín aprendían la filosofía idealista en su versión hegeliana. Un nutrido e importante número de ellos empezó a interpretar dicha filosofía en términos radicales y revolucionarios, en contra de aquellos que la utilizaban para justificar el establecido orden prusiano. Sus círculos radicales han recibido el nombre de izquierda hegeliana. Uno de ellos reunió nombres tales como Bruno Bauer, Engels, Marx y sobre todo un brillante y solitario pensador llamado Johann Kaspar Schmidt. Aunque quizás conoceríamos mejor a este último por el seudónimo con el que le bautizaron desde su infancia (y con el que firmaba sus artículos) Max Stirner. Stirner (que se podría traducir por “frente amplia”) nació en Bayreuth (1806-1856), fue un destacado estudiante que alcanzó un rápido aunque para muchos fugaz reconocimiento, esto se debe al osado lenguaje que usaba para defender su aún más audaz ideología, una ideología que nadie se había atrevido a formular hasta entonces.

Mientras sus compañeros provocaban a los burgueses con manifestaciones y griteríos, Stirner permanecía en calma y fumando un cigarro. Esta actitud le valió unos versos burlones de Engels: "Mirad a Stirner, miradlo, el tranquilo amigo de toda coacción. / Por el momento bebe todavía su cerveza, pronto beberá sangre, como si fuera agua. Cuando los otros lanzan su grito salvaje 'abajo el rey'. / Enseguida completa Stirner 'Abajo también la ley'". (Engels quedó profundamente influido por Stirner).

Las ideas de Stitrner fueron aceptadas con entusiasmo por sus compañeros de cenáculo, ideas que se recogerían en la que se considera primera (aunque ya había escrito artículos tales como El falso principio de nuestra educación en 1842) y más importante obra de Stirner Der Einzige und sein Eigentum (“El único y su propiedad” también traducido por “El individuo y su propiedad” o “El Yo y su propiedad”) aparecido en diciembre de 1844, aunque su fecha de edición suele ser el 45. Este libro fue el principal causante de que Marx abandonase el grupo de Stirner, grupo que por aquel entonces empezaba a llamarse “El grupo de los libres”. En este libro Stirner ataca violentamente toda la moral burguesa, toda la religión existente, toda organización política conocida y toda forma de Estado.

No contento, con ello pasaba al ataque personal de todos sus amigos de Berlín incluyendo a otros autores como Feurbach y hasta incluso al propio Proudhon. Debemos tener en cuenta que el libro de Proudhon ¿Que es la Propiedad? surgió solo cuatro años antes que el de Stirner y que fue este libro precisamente el primero en que se usó la palabra anarquía como sinónimo orden. Los ataques de Stirner fueron tan virulentos que algunos replicaron públicamente por escrito. Pasada la súbita celebridad del libro, Stirner fue condenado al ostracismo tanto por cauces gubernamentales como por los círculos intelectuales demasiado conservadores para entender su pensamiento. Y es que Stirner es uno de los pensadores más controvertidos y polémicos, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos pensadores posteriores a él (incluso muchos anarquistas) se niegan a considerarlo un ácrata, algunos han llegado incluso ha tildar su pensamiento de anti-libertario, todo esto es en mi opinión fruto del desconocimiento del verdadero espíritu de su obra, porque nadie que haya leído la obra de Stirner puede quedar insensible a su pensamiento esencialmente ácrata.

Stirner malviviría el resto de su vida escribiendo artículos esporádicos, sin que nadie más conociera dato alguno de su vida, exceptuando sus estudios de filología, filosofía y teología en Königsberg, Erlagen y Berlín, su periodo como profesor en un colegio de “señoritas”, la publicación de la primera parte de su Historia de la reacción en Alemania en 1852 (obra que quedaría inconclusa) y las numerosas deudas que le llevarían a la carcel en dos ocasiones y que propiciarían que su esposa lo abandonara, es por ello sin duda el autor anarquista clásico más enigmático, su vida sólo duraría unos cortos cincuenta años acabando los mismos en la más absoluta miseria (muriendo a causa de la picadura de un insecto). Moriría olvidado y solo, condición imprescindible para que fuera reivindicado a finales de siglo por los denominados pensadores supra individualistas, especialmente por Nietzsche (el cual copiaría en muchas ocasiones el pensamiento de Stirner, aunque teniendo claramente muchísima más repercusión) y también por algunos anarquistas, y no sólo por los denominados anarcoindividualistas también por el gran historiador ácrata Max Nettlau, el cual diría: “He dado extractos para motivar mi opinión de que Max Stirner era en el fondo eminentemente social, socialista deseoso de la revolución social pero siendo francamente anarquista su llamado egoísmo es la protección la defensa que cree necesaria usar contra el socialismo autoritario, contra todo estatismo que los autoritarios insinuasen en el socialismo. Su egoísmo es la iniciativa individual: su Verein el grupo libre que realiza un objetivo, pero que no se convierte en organización, en sociedad. Su método es eminentemente la desobediencia, la negativa individual y colectiva a la autoridad y una agrupación voluntaria según lo que la situación exija en cada instante. Es la vida libre en lugar de la vida controlada y ordenada por los usurpadores de la propiedad y de la autoridad”.

Si profundizamos aun más en su pensamiento podemos encontrar una clave primordial, que es su exaltación del voluntarismo, algo que algunos han querido denominar irracionalismo, pero especificando podríamos definirlo como un individualismo concreto, sin que tenga nada que ver con el individualismo abstracto de los Rousseau o robusto de los Malthus. Para él la libertad es la fuerza vital absoluta, para la que no existe deber moral preciso (amoralidad), lo único que existe para la libertad, según él, es el individuo que la experimenta, el verdadero centro del mundo y de toda experiencia. Todo lo que sea ajeno al individuo (el estado, la burocracia y la religión) constituye una coacción a su realización plena. Por ello toda institución debe ser aniquilada, como él mismo dijo: “El estado y yo somos enemigos irreconciliables, hasta la muerte”, así que si queremos ser realmente libres nuestro “yo” individual debe enfrentarse contra cualquier autoridad. Este pensamiento se enlaza con su odio contra cualquier creencia en un ser superior al hombre mismo, también es legendaria su frase: “El hombre ha destruido a Dios, para convertirse en el único Dios que reine sobre los cielos”. Esta misma critica es lanzada contra la propiedad y el capitalismo siendo Stirner (a pesar de la negativa de muchos pensadores) un exponente del socialismo revolucionario tal y como lo definiría Nettlau: “Al leer a Stirner como socialista, pienso que no se puede interpretarlo de otro modo. Buscando un individualista anti o no socialista en él, se menospreciarían sin razón valedera los pasajes bastantes numerosos y que no son únicos, señalados por mí. Estas interpretaciones ultra individualistas son ya antiguas”.

¿Cómo conseguiría Stirner eliminar todos estos objetos de su ira? Obviamente su praxis es básicamente revolucionaria, pero no de la forma habitual, su revolución sería una revolución hecha por una unión universal de egos que derrocarían todo el corrompido sistema social, la única estrategia que tendrían en común sería la de la lucha individual. Por tanto su revolución sería una revolución de francotiradores sin jerarquías, sin autoridad, sin ninguna coacción, unidos únicamente por la libertad.

Para Stirner el establecimiento de la sociedad después de la revolución seguiría los mismos preceptos, sería una colectividad compuesta por individuos que hubieran llegado individualmente a las mismas conclusiones. Stirner aconseja la socialización directa por parte de los individuos de cuantos bienes le rodeen y necesiten para vivir, ya que el individuo es para Stirner indivisible y soberano, y la moral misma es un invento de la decadente civilización moderna. Como vemos, la ideología de Stirner es radical, contundente, vigorosa, voluntariosa e innegablemente libertaria, sus concepciones idealistas le llevan al silopsismo, es decir, el idealismo extremo, la interpretación de que no sólo el mundo que nos rodea está hecho de ideas y sólo existen en función de cómo las interpretemos, sino que hasta incluso las circunstancias y las personas que nos rodean son también meras interpretaciones, siendo por tanto el propio individuo la única y verdadera realidad última.

Estas ideas profundamente revolucionarias de Stirner no han evitado que tanto reaccionarios como los que se denominan libertarios le hayan atacado con igual fiereza, algunos intentando reivindicarlo y otros rechazándolo y desprestigiándolo. Indudablemente, de la manipulación que se haya intentado hacer de Stirner, de lo que a mí no me queda ninguna duda es que puedo afirmar sin miedo a equivocarme que pese a quien pese Stirner era inexorablemente anarquista.


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