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Ecología Política (1991-...)

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Ecología Política
(España, 1991-...)

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Introducción

En Ecología Política se escribió:Ecología Política es una revista en español editada desde 1991 por la Editorial Icaria, coordinada y dirigida por el conocido economista Joan Martínez Alier, entre un numeroso comité de coordinadores, redactores y asesores. En ella se tratan con periodicidad semestral temas relacionados con conflictos ambientales y ecología política de ámbito internacional. Generalmente, la revista selecciona un tema prioritario para cada número. Cuenta, además, con algunas entidades colaboradoras que, siguiendo una línea de trabajo similar a la revista y/o participando en su elaboración, ayudan también a la difusión.





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Nota Mié Abr 28, 2010 6:49 pm
En la introducción al número 1, publicado en 1991, el economista Joan Martínez Alier escribió:Habida cuenta de la creciente sensibilidad ecológica y de la implantación electoral de partidos verdes en casi toda Europa, no es de extrañar que aparezca esta revista, publicada en castellano en Barcelona y dirigida hacia lectores latinoamericanos y del resto de los territorios ibéricos. En ella recogeremos traducciones de artículos publicados en Capitalism, Nature, Socialism: A Journal of Socialist Ecology, editado en Santa Cruz, California, por un grupo vinculado al conocido economista marxista James O'Connor. Además, publicaremos artículos directamente escritos en castellano. Nuestro abanico será muy amplio. Ecología política será asimismo eco-feminista (según las líneas indicadas por Lori Ann Thrupp en el presente número). Palabras como "anarquista", "populista procampesino" e incluso "neo-romántico" no serán insultos sino más bien elogios en las páginas de Ecología política.

En efecto, ahora que los Estados con planificación centralizada y dictaduras burocráticas están cambiando de sistema político y económico por presión popular, hay que poner al día los viejos debates de la Primera Internacional, añadiéndoles un componente nuevo y muy importante: el ecologismo. Así, hay que reconocer que Bakunin tenía razón en su crítica a Marx, y hay que entender las razones de los narodniki rusos (con Lavrov) que tan próximos estuvieron al ecologismo. Las dos ramas principales de herederos del marxismo (la Socialdemocracia, adoradora del Estado y del crecimiento ilimitado, dispuesta a participar en la carnicería sin sentido de 1914-1918 y también en guerras coloniales; el Leninismo, que ha desembocado en el desastre actual) no son las únicas corrientes nacidas del movimiento obrero y radical del siglo XIX. Es hora de recuperar no sólo las tradiciones de lucha social exteriores a Europa, como el pensamiento de Gandhi, sino también, en Europa y en la América Latina, el populismo ruso, y el anarquismo, a la vez que las ideas de Ruskin y William Morris (como lo hace Michael Löwy en su artículo en el presente número). El ecologismo recoge estas tradiciones emancipadoras y les da mayor fuerza ya que el ecologismo es una crítica demoledora contra el economicismo y contra el optimismo tecnológico de los poderosos y ricos.

Si al marxismo le faltó sensibilidad ecológica, eso no puede llevar, sin embargo, a una glorificación del mercado como mecanismo de asignación racional de recursos escasos. Los adoradores del mercado pretenden que los problemas ecológicas surgen de la ausencia de racionalidad mercantil privada, y así oímos hablar de la "tragedia de los bienes comunales" al tiempo que, en la realidad, observamos en la Amazonía las dramáticas consecuencias sociales y ecológicas de un gran proceso de privatización de teirras comunales y en todas partes vemos cómo el capitalismo agota los recursos, ya que la lógica del beneficio privado es una lógica de horizontes temporales cortos y de infravaloración de las necesidades futuras. Ahora bien, las economías planificadas no son una alternativa porque no sólo han supuesto una explotación de los trabajadores en beneficio de una capa burocrática sino que además han estado bajo el peso de la ideología del crecimiento económico a toda costa (o del desarrollo de las llamadas fuerzas productivas) y, además, la ausencia de libertades ha impedido que nacieran movimientos sociales ecologistas que contribuyeran, con sus acciones, a incrementar los costos qeu empresas o servicios estatales deben pagar cuando destrozan el ambiente. Por ejemplo, no ha habido en Cuba un movimiento ecologista contra la central nuclear en construcción de Cienfuegos, no sería tolerado. Aunque sí hubo en la Nicaragua sandinista un intento de control ecológico de las plagas del algodón (como se puede leer en el presente número) y aunque, también en Cuba, hay intentos de agricultura ecológica (como veremos en el próximo número de Ecología política, en un artículo de Richard Levins).

Ecología política presentará pues cuestiones teóricas y prácticas concretas de ecosocialismo, entendiendo que al socialismo hay que definirlo por la igualdad, por la visión mundialista, por el control comunal o social de los medios de producción, por el marchitamiento efectivo de los Estados. Pero en el ecologismo político confluyen también corrientes naturistas, vegetarianas, de medicina alternativa; corrientes defensoras de las tecnologías apropiadas; corrientes de "ecología profunda" y de derechos de los animales; corrientes tolstoianas y gandhianas de acción directa no-violenta. Todas caben en estas páginas, junto con las luchas ecologistas campesinas e indígenas, junto con las luchas obreras por la salud en el trabajo.

Las diversas corrientes eco-socialistas no siempre concuerdan entre sí (como puede verse en este primer número de Ecología política), y el encaje con las tradiciones naturistas (un tanto irracionalistas) no siempre es fácil. Esta será pues una revista abierta a estos nuevos debates. En este primer número presentamos materiales americanos. En primer lugar un texto de Víctor Manuel Toledo, un ecólogo y etnobotánico mexicano especialista en biodiversidad tropical, un ecologista también, que da argumentos convincentes para ver en el campesinado el sujeto principal del movimiento ecologista. Este artículo de Víctor M. Toledo es todo un programa político. De California, incluimos un debate sobre el ecologismo en Estados Unidos entre James O'Connor y alguno de sus colaboradores, y además una densa e improtante aproximación teórica al marxismo ecológico por James O'Connor que insiste en la "segunda contradicción del capital". A saber, la expansión capitalista menoscaba sus propias condiciones de producción, y esto da lugar al movimiento ecologista de protesta.

Sobre la India, donde hay un fuerte movimiento ecoogista, presentamos un artículo de Brinda Rao sobre el uso de agua en Maharashtra, y una crítica favorable al libro de Vandana Shiva sobre el movimiento Chipko. De John Ely (el autor de un libro sobre los Verdes alemanes, con el desafiante título de Una modernidad alternativa) presentamos un bien informado y optimista análisis del ecologismo político en Alemania y el este de Europa, escrito a mediados de 1990. Su tesis principal es que los intentos de la derecha de usar el "ecologismo" como bandera han fracasado. Finalmente, Ecología política incluirá textos de historia del pensamiento ecologista, como el de Jacques Grinevald presentado precisamente en Barcelona en una de las primeras conferencias internacionales de Economía Ecológica. Grinevald, un ecologista de primera hora, explica los antecedentes, en Lotka y Vernadsky, de las ideas del gran economista ecológico Georgescu-Roegen.

Ecología política será pues una revista de ámbito internacional, con interés particular por Latinoamérica (tal como muestra su consejo de colaboradores), hecha en Barcelona (donde existirá a partir de este número un consejo de redacción) con la participación de la FUHEM de Madrid, en estrecha conexión con el grupo de Santa Cruz, California, y también con Giovanna Ricoveri en Roma, que coordina la edición en italiano de Capitalism, Nature, Socialism. Su línea general será la de poner de manifiesto que el ecologismo, siendo algo nuevo, se inscribe sin embargo en una larga tradición de luchas sociales emancipadoras, y que los movimientos sociales rurales y urbanos que se han opuesto y se oponen a la dominación y a la explotación han sido y son a menudo movimientos ecologistas, aún cuando utilicen lenguajes propios indígenas distintos de los lenguajes del ecologismo occidental. ¡Ha habido y hay Chicos Mendes! Asimismo, estudiaremos las relaciones internacionales desde el punto de vista ecológico: temas como el enorme colapso demográfico en América a partir de 1492 (cuyo quinto centenario algunos ridículos españoles de los estamentos oficiales pretenden celebrar), la actual restricción a la inmigración en Europa y Estados unidos, y el intercambio ecológicamente desigual entre países, asunto muy pertinente en esta costa cristiana del Mediterráneo donde llega el gas y el petróleo de la orilla islámica a un precio muy barato. Estudiaremos también los intentos de una nueva eco-tecnocracia internacional para establecer normas ecológicas que perpetúen la desigualdad entre ricos y pobres. Propondremos otras soluciones más ecologistas y más igualitarias, con satisfacción al ver que ahora todo el mundo quiere apuntarse al "ecologismo", pero con cierta alarma porque las ideas incipientes del ecologismo de hace veinte o treinta años -la agricultura ecológica, las energías renovables- que fueron descalificadas como utopismos bien intencionados pero irrealistas, ahora se convierten en alternativas tan aceptadas que corren el peligro de tecnocratizarse.


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