Introducción
Àngel Ferrero, en “En el vigésimo aniversario de la muerte de Wolfgang Harich”, en Marxismo Crítico, el 20 de marzo de 2015, escribió:[...] La vida de Wolfgang Harich fue en extremo azarosa. El propio Harich tituló sus memorias Ahnenpaß. Versuch einer Autobiographie, “intento de una autobiografía”, porque nunca logró terminarla. Comenzada en 1972 en colaboración con la periodista Marlies Menge, el desacuerdo entre biógrafo y biografiado dio al traste con la colaboración y Harich prosiguió en solitario con la redacción del texto, que finaliza en el decisivo año de 1956.
Wolfgang Harich nació en 1923 en Königsberg, Prusia Oriental (hoy Kaliningrado, exclave ruso), en el seno de una familia burguesa de inclinación socialdemócrata. Su padre, Walther Harich, era un conocido escritor e historiador de la literatura, responsable de la edición de las obras completas de E.T.A. Hoffmann. Durante el período de entreguerras, las simpatías de la familia Harich estaban del lado de la República de Weimar y en contra del nazismo, pero como muchos alemanes que no pudieron exiliarse, hubieron de contemporizar con la llegada del nuevo régimen.
El joven Harich fue movilizado en 1941, el mismo año en que comienza la invasión a la Unión Soviética, pero por problemas de salud su incorporación a filas se retrasó hasta 1942. Gracias a sus contactos con la embajada japonesa en Berlín –en la que impartía clases privadas de alemán a sus funcionarios– y su habilidad para simular ataques de ciática, Harich se libró en varias ocasiones de ir al frente oriental y pasó todo el conflicto en hospitales militares en Berlín y Brandeburgo. En 1943, ya miembro del grupo de resistencia antifascista ERNST, Harich intentó desertar de la Wehrmacht, pero fue descubierto por la policía. Tras un juicio exprés de diez minutos, Harich fue condenado a prisión, cumpliendo su condena desde octubre de 1943 hasta enero de 1944 en la cárcel de Torgau, donde durante semanas fue alimentado solamente a base de pan y agua. Las malas condiciones del encarcelamiento le llevaron a sufrir una angina de pecho que arrastraría durante el resto de su vida.
Tras la llegada de las tropas soviéticas a Berlín y el fin de la guerra, Wolfgang Harich trabajó como crítico literario y teatral en el Kurier de Berlín occidental (1945-46), en la zona de ocupación francesa, y en el Täglichen Rundschau (1946-1950) en Berlín oriental, así como en el quincenal Neue Welt, editado por las autoridades soviéticas, alcanzando la celebridad gracias a una inusual combinación de penetración analítica y lo que Manuel Sacristán llamó “salidas e impertinencias mundanas” –se dice que el filósofo llegó a declararse a la actriz Hannelore Schroth con la fórmula “vivo sólo para Stalin y para ti”– que se convertiría en su marca de fábrica.
En 1946 Wolfgang Harich se afilió al Partido Comunista de Alemania (KPD), lentamente comienza a apartarse de la crítica cultural y a trabajar como profesor de filosofía. Harich, un marxista sólido y poco ortodoxo, se considera a sí mismo discípulo a la vez del metafísico Nicolai Hartmann –a cuyas lecciones atendió en Berlín– y del marxista György Lukács. Como miembro del Comité de Redacción del Deutschen Zeitschrift für Philosophie (1952-1956) –donde coincidió con Ernst Bloch–, Harich luchó contra los postulados del marxismo vulgar y por rehabilitar la lógica formal en la Academia de las Ciencias de la República Democrática Alemana (RDA). Compaginó estas tareas con su trabajo como lector en la editorial Aufbau, donde se ocupó de reeditar las obras completas de Lessing, Herder, Goethe, Schiller, E.T.A. Hoffmann, Heine y otros. Las autoridades soviéticas se percataron rápidamente de su capacidad intelectual y le confiaron la tarea de devolver a la normalidad la vida cultural en el Berlín oriental de la inmediata posguerra. En ese cometido Harich fue uno de los responsables de convencer a las autoridades de la RDA de la importancia de que Brecht regresase a Berlín, y particularmente a Berlín Este, a pesar de que entonces los responsables de cultura, que favorecían las teorías de Stanislavski en consonancia con la línea soviética, consideraban que Brecht tenía “teorías formalistas y decadentes”.
Una “vía alemana al socialismo”
En junio de 1953, mientras se produce el alzamiento en Berlín Este, Wolfgang Harich se encuentra internado en un hospital por motivos de salud. Lo ocurrido le inquieta, pero como muchos otros comunistas alemanes, ve motivos legítimos en la insurrección de los trabajadores de la construcción. Por esa razón comienza a contemplar la posibilidad de poner en obra en Alemania un “titoísmo tolerado y promocionado por la URSS”, una idea que trata de quitarle de la cabeza Bertolt Brecht, cuya relación comienza a deteriorarse y queda finalmente rota después de que el dramaturgo sedujese a la esposa de Harich, la actriz Isot Kilian, de la que acabó divorciándose en 1955.
Harich encontró apoyo a su idea entre sus colegas de la editorial Aufbau y especialmente en su editor jefe, Walter Janka. Janka, veterano de la guerra civil española (en la que combatió en el ejército republicano), llegó a ser visto por Harich como un posible sustituto al presidente del Consejo de Estado de la RDA, Walter Ulbricht. El plan del grupo Harich-Janka, al que siguiendo el léxico togliattiano llamaron una “vía alemana al socialismo” –para toda Alemania, no sólo para la RDA–, abogaba por alejarse del modelo socialista soviético y aproximarse al yugoslavo, con el establecimiento de sindicatos libres y empresas autogestionadas, para hacer así atractiva la RDA a los trabajadores de Alemania occidental y favorecer una rápida reunificación. La esperanza de Harich era que en las elecciones generales de 1957 un SED –el Partido Socialista Unificado de Alemania, resultado de la fusión entre el KPD y el SPD en Alemania oriental– reformado obtuviese una mayoría electoral, formase coalición de gobierno con los socialdemócratas y proclamase una Alemania reunificada socialista y neutral. El acercamiento entre la Unión Soviética y Yugoslavia en 1955, con la visita de Nikita Jruschov a Belgrado, y el impacto del informe secreto del XX Congreso del PCUS en 1956, donde Jruschov reveló algunos de los crímenes del estalinismo, así como la subida en Polonia de Wladislaw Gomulka –un antiguo represaliado–, animaron a Harich a llevar adelante su idea, y comunicársela al embajador ruso, quien, temiendo que un intento de reforma en Alemania oriental acabase desestabilizando el entonces frágil equilibrio en el campo socialista, alertó a las autoridades germano-orientales, que detuvieron a Harich y al resto del grupo. El propio Harich recuerda en sus memorias que la situación internacional hacía muy difícil una operación como la que plantearon, con la insurrección húngara –en la que el club Petöfi, del que formaba parte Lukács, y muy similar en objetivos al grupo Harich-Janka, jugó un papel destacado– o la crisis del Canal de Suez. Además, Berlín Este tenía todavía una frontera abierta a Occidente que complicaba las cosas. El riesgo de conflagración era grande.
Janka fue condenado por un tribunal a cinco años de prisión en Bautzen y liberado en 1960 gracias a una amnistía general; se le impidió regresar a la edición, aunque consiguió un puesto como dramaturgo en la DEFA, la compañía cinematográfica estatal. Harich fue condenado a diez años de prisión, la mayor parte de los cuales en una celda de aislamiento en una cárcel de los servicios de seguridad del Interior en Berlín oriental. Un año antes de su excarcelación, en 1964, un inspector de la Stasi le advirtió muy seriamente de que su carrera filosófica estaba oficialmente acabada: Harich había sido inhabilitado por las autoridades por un período de 25 años y no podría volver a impartir clases en la universidad. “Pero usted es germanista, piense en hacer otra cosa”, añadió. “Políticamente estaba muerto”, escribe Harich en sus memorias. “Hice todo lo posible por intentar continuar donde pude: en la edición de Feuerbach, en mi trabajo de investigación sobre Jean Paul, en el intento de lucha contra los sinsentidos del neoanarquismo, en el intento de encontrar una síntesis entre el comunismo científico y las advertencias del Club de Roma, en mi lucha contra el renacimiento de Nietzsche.”
Cuando la inhabilitación de Harich estaba a punto de concluir, cayó el Muro de Berlín. Entonces Janka publicó un libro acusando a Harich de haber colaborado con la fiscalía de la RDA. La cosa acabó en litigio y con Harich en la cárcel por unos días, convirtiéndolo, así, en una de las pocas personas –si no la única– que conoció las cárceles de la Alemania nazi, la Alemania oriental y la Alemania reunificada. [...]
En wikipedia se escribió:En 1994 se afilió al Partido del Socialismo Democrático, heredero del Partido Socialista Unificado, actualmente integrado en Die Linke. Hasta entonces trabajó como editor en las editoriales Aufbau y Akademie, donde editó las obras de Feuerbach, y como crítico intervino en debates literarios y teatrales con autores como Heiner Müller. Por su obra ¿Comunismo sin crecimiento?, en la que propuso un "comunismo homeostático", Harich es considerado hoy un precursor del ecosocialismo y de las teorías de decrecimiento.
Bibliografía compilada
Ensayo
- Harich, W. - Comunismo sin crecimiento [ed. Materiales, 1978].pdf [2.23 Mb]
Harich, W. - Crítica de la impaciencia revolucionaria [ed. Crítica, 1988].pdf [8.60 Mb]
Artículos
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