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DOMÈNECH, Antoni (1952-2017)

Libros, autores, cómics, publicaciones, colecciones...
Antoni Domènech
Toni Domènech

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(wikipedia | dialnet)


Introducción

En El Viejo Topo se escribió:Antoni Domènech (Barcelona 1952-2017). Filósofo. Estudió filosofía y derecho en la Universidad de Barcelona. Catedrático de filosofía de las ciencias sociales y morales en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona desde 1994.

Estudió filosofía y teoría social en la Universidad Goethe de Frankfurt y en el Instituto de Filosofía de la Universidad Libre de Berlín.

Discípulo de Manuel Sacristán (1925-1985), compartió con él militancia en el PSUC durante el franquismo y luego los proyectos editoriales de las revistas Materiales y Mientras Tanto, de las que también fue miembro fundador junto a Sacristán y a Paco Fernández Buey.

Actualmente era el director general de la publicación Sin Permiso y miembro de la sección española del Basic Income Earth Network (Red Renta Básica).

Además de ser autor de numerosos artículos y prólogos, y traductor e introductor de importantes pensadores contemporáneos (John Rawls, Jürgen Habermas, Jon Elster, Wolfgang Harich, John Roemer, John Searle, Mike Davis, Edward P. Thompson, Philippe van Parijs, entre otros), ha publicado De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte (1989) y El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista (2004).





Bibliografía compilada (fuente)





Ensayo





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Re: DOMÈNECH, Antoni

Nota Vie Oct 20, 2017 2:30 am
Eudald Espluga, en "Sin Antoni Domènech será mucho más difícil abrir puertas al futuro", en PlayGround, el 18 de septiembre de 2017, escribió:"Ya puedes comprender que muerto / está nuestro conocimiento, desde el instante / en que al futuro queda cerrada toda puerta". Con estas palabras del Infierno de Dante resumía Antoni Domènech el "nihilismo de cátedra" de aquellos quienes "con la nómina segura a fin de mes, perdida toda esperanza en el futuro" les resulta "más entretenido deconstruir a los compañeros de departamento que molestarse en averiguar cuál es el salario mínimo interprofesional del país en el que uno enseña o dicta sus conferencias".

Unas palabras que podrían servir también como epílogo de una vida dedicada a un proyecto político, moral e intelectual de enorme envergadura: pensar el presente para conquistar el futuro; y dedicada a hacerlo con la radicalidad y el rigor de quien sabe que la filosofía ni puede encerrarse en la comodidad de los despachos, ni puede reducirse a lo panfletario.

Y si hablamos de epílogo es porque Antoni Domènech falleció ayer, a la edad de 65 años. Editor general de Sin Permiso y catedrático de Filosofía de las Ciencias Sociales y Morales en la Universidad de Barcelona, Domènech fue militante antifranquista y se definía como "socialista sin partido". Su discurso era claro, preciso y provocador: hablaba como si se estuviera riendo, como si en llevarse a la boca sus ideas recordara divertido la fuerza del discurso que se disponía a enunciar.

Para la audiencia que lo escuchaba no siempre era fácil seguir los meandros de su pensamiento. Quizá porque siempre defendió que los conceptos político-normativos no pueden aislarse de la situación histórico-real, en sus explicaciones saltaba con violencia del dato histórico o la cita exacta a una densa reflexión teórica. De hecho, en la última conferencia del filósofo catalán a la que pude asistir, titulada sesudamente "Análisis de la fraternidad como metáfora cognitiva", no solo desafió las ideas preconcebidas con las que ibas armados quienes habíamos leído sus libros, sino que desbordó toda expectativa académica con un discurso que nos llevó desde la Grecia de Aspasia hasta nuestros días.

Tras conocerse la noticia de su muerte, César Rendueles afirmó que Domènech es el "autor del ensayo en lengua castellana más importante en lo que va de siglo que, por supuesto, está descatalogado". Una afirmación potente y elusiva que nos obliga a recordar que Domènech —además de haber traducido al castellano algunas de las principales obras del liberalismo político como son las de Rawls o Habermas- escribió dos libros fundamentales, uno en cada uno de los siglos que vivió, y que -desgraciadamente— ambos son inencontrables.

Por un lado, De la ética a la política: de la razón erótica a la razón inerte, en el que se propone una relectura de Hobbes, Rousseau y Kant desde la teoría de juegos, un ejercicio cuyo objetivo último es denunciar la transformación de la racionalidad en una "razón inerte", y sentar las bases de una ética racional que posibilite la "rectificación de la cultura moral" del capitalismo tardío y no rehuya la discusión sobre aquello que constituye una vida buena. Publicado en 1987, suponía una recepción innovadora de la tradición analítica en filosofía política que se oponía a las habituales lecturas posmodernas: sin los aspavientos del rebelde autoproclamado, Domènech siempre pensó en los márgenes y desde los márgenes.

Por el otro, El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista, que propone una revisión histórica del concepto de "fraternidad", centrándose especialmente en el período que va de 1848 a 1936, para revalidar este ideal olvidado. La fraternidad no es solo un sentimiento pospolítico, una vaga forma de solidaridad entre ciudadanos: no es una virtud supererogatoria, como muchas veces se ha interpretado siguiendo la tradición cristiana. Entonces, la fraternidad constituiría la estructura política que daría sentido a la "igualdad" y la "libertad", la base sin la cual estos seguirían siendo meros espantajos bienpensantes que la clase dominante ondearía para justificar su dominio. Para explicarlo, Domènech siempre recordaba esta frase de Marat: "vemos perfectamente, a través de vuestras falsas máximas de libertad y de vuestras grandes palabras de igualdad, que, a vuestros ojos, no somos sino la canalla".

La fraternidad, a partir de 1790, es lo que unificaba a la población trabajadora: "una horizontalidad conscientemente política, conscientemente emancipada de los yugos señoriales y patriarcales que la venían segmentando verticalmente [...] emanciparse llegó entonces a significar para el pueblo llano hermanarse". Y es la desaparición de esta "bestia horizontal", como la llamó el historiador E.P. Thompson, la que documenta Domènech en El eclipse de la fraternidad.

Desde la publicación del libro, tanto él como su esposa, María Julia Bertomeu, también filósofa y especializada en Kant, se dedicaron a continuar pensando el potencial transformador de las ideas revolucionarias y en cómo la historiografía contemporánea ha neutralizado la fuerza de muchas de ellas. Pero también han escrito en otras direcciones: sobre feminismo, renta básica, republicanismo, filosofía en lengua castellana o la idea de utopía.

¿Es El eclipse de la fraternidad el ensayo más importante en lengua castellana en lo que va de siglo? Probablemente sí, aunque su centralidad debe buscarse menos en esa academia que mide el impacto a golpe de cita en artículos indexados, que en la cantidad de caminos que ha ido abriendo Domènech con sus escritos. Ya sea por su rechazo al mandarinismo o por su abrumadora erudición, de la que gozaba como una golosina, pero que lo alejaba de las columnas de opinión, el catalán nunca protagonizó portadas ni primeros planos: era siempre el pensador que estaba detrás de.

Por todo ello, una cosa es segura: sin Antoni Domènech —y sin sus libros— será mucho más difícil abrir puertas al futuro.

Re: DOMÈNECH, Antoni

Nota Vie Oct 20, 2017 8:57 am
Jaime Pastor, en "In memoriam. Antoni Domènech (1952-2017)", en Sin Permiso, el 18 de septiembre de 2017, escribió:Ayer conocimos la triste noticia del fallecimiento en Barcelona de Antoni Domènech, veterano luchador antifranquista, referente intelectual de esa parte de la izquierda dispuesta a repensar libre y críticamente desde el marxismo, editor desde su nacimiento de la revista SinPermiso y catedrático de Filosofía de las Ciencias Sociales y Morales en la Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales de la Universidad de Barcelona.

Nos deja un muy rico legado en obras como De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte (Crítica, 1989), El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista (Crítica, 2003) y en una larga relación de publicaciones en revistas como mientras tanto (con Manuel Sacristán, uno de sus maestros), SinPermiso y muchas otras a lo largo de toda su trayectoria política y académica. Una de ellas fue Viento Sur, en donde pudimos disfrutar de sus aportaciones en los números 1 (“¿Hasta qué punto es profunda la crisis de la izquierda?”), 50 (“Solidaridad”) y 100 (“'Democracia burguesa': nota sobre la génesis del oxímoron y la necedad del regalo”).

Muchas consideraciones, reflexiones y propuestas de reinterpretación de la tradición socialista y republicana se pueden encontrar en sus trabajos e intervenciones, siempre rigurosas y polémicas y, a la vez, vinculadas a su preocupación por la intervención política. No por casualidad en el primer libro mencionado una de sus conclusiones era la defensa fundamentada de la necesidad de trascender el mercado y la democracia indirecta representativa, mientras que en el segundo terminaba con la reivindicación de “la mayor insurrección proletaria de la historia de España, y la más importante de Europa occidental desde la Comuna de París de 1871”: la que se produjo en Asturies en octubre de 1934 en torno al lema “UHP”.

El recuerdo personal de quienes, como Miguel Romero y yo mismo entre otros, pertenecíamos a la LCR, se remonta a la primera vez en que coincidimos con él meses después de la aparición del número 1 de la revista Mientras Tanto en 1979 cuando vino a Madrid para su presentación, junto con Paco Fernández Buey, en la librería Cuatro Caminos. Luego, su implicación directa en la campaña del referéndum sobre la OTAN (para la que pudimos contar, gracias a él, con la colaboración de E. P. Thompson) nos acercó de nuevo. Desde entonces, a pesar de las diferentes procedencias, pudimos disfrutar de buenas y animadas discusiones con él en distintas ocasiones, siempre desde el respeto mutuo y el afecto.

Re: DOMÈNECH, Antoni

Nota Vie Oct 20, 2017 9:24 am
Alejandro Nadal, en "Antoni Domènech, socialista sin partido", en La Jornada, el 20 de septiembre de 2017, escribió:El domingo pasado el mundo intelectual sufrió la pérdida del gran pensador Antoni Domenech. A muy temprana edad se unió a la resistencia antifranquista desde la clandestinidad y toda su vida luchó por la democracia republicana y la justicia en el mundo. Autor de obras como El eclipse de la fraternidad y fundador de la revista Sinpermiso, su trabajo abarcó un vasto horizonte temporal y engloba temas cuyos vínculos no respetan el corte tradicional de las ciencias sociales. Por eso su mirada abarcó la teoría política, la ética, la lingüística, la filosofía política, la teoría económica y desde luego la historia. Sólo Antoni Domènech podía construir los caminos analíticos capaces de penetrar ese laberinto sin perderse. Es imposible rendir el tributo que merece su trabajo en este espacio.

Una de las características de la obra de Antoni Domènech (AD) es la demolición de las grandes falsificaciones históricas que tanto han distorsionado el pensamiento político de nuestro tiempo. Las falsificaciones históricas son procesos relacionados con lo que AD llamó "mutaciones semánticas", cambios en el significado de palabras y conceptos a lo largo del tiempo que terminan por deformar nuestra percepción de procesos históricos. Las mutaciones semánticas no siempre son espontáneas y más frecuentemente surgen de errores analíticos o tergiversaciones deliberadas y mal intencionadas ligadas al revisionismo histórico de mercenarios intelectuales o "peritos en mentir" como les llamaba AD. Desde la Revolución francesa, hasta la gran crisis financiera del 2007, pasando por el surgimiento del fascismo y otros lances históricos, el análisis de AD fue desmantelando incansablemente esas grandes mentiras.

Una de las falsificaciones históricas de mayor envergadura que Domènech desmanteló brillantemente es la que concierne a la democracia. El tema arranca en la Revolución francesa, con la distorsión que el revisionismo histórico construyó alrededor de la figura de Maximilien Robespierre. El mensaje clave de esta distorsión es que la Revolución francesa habría sido una "revolución burguesa" y que los frutos de esa lucha, en especial la democracia y la Declaración universal de los derechos del hombre y del ciudadano, de 1789, serían la aportación de la burguesía y no de una revolución conducida por las clases trabajadoras del pueblo.

Como señala Antoni Domènech, la idea de que la Revolución francesa habría sido ‘burguesa’ forma parte de un esquema cuajado en la Belle Époque. Más tarde, el marxismo ortodoxo que tan atinadamente criticó Antoni Domènech siguió consolidando el mal entendido y cimentando en el imaginario colectivo la idea de "democracia burguesa". Pero la verdad es que ni Marx, ni nadie antes de 1850, consideró a la Revolución francesa como algo distinto de una gran revolución popular democrática, es decir, concluye Domènech, como un movimiento de la clase trabajadora. El "pueblo", y sobre todo el "pequeño pueblo" al que aludía Robespierre, no era ni la burguesía, ni el ‘tercer estado’. Se trataba de un ‘cuarto estado’, integrado por el conjunto de pequeños campesinos, artesanos, pequeños comerciantes, jornaleros, asalariados y los desposeídos en general. Domènech muestra que Robespierre comprendió rápido el carácter de clase de varias posturas de la Convención basadas en la noción de "ciudadanos activos" (ricos y con derecho a sufragio) y "ciudadanos pasivos" (que no tenían derecho a sufragio). De ahí su voto negativo a diversas propuestas basadas en esta distinción.

Domènech revela las relaciones entre el radicalismo de Robespierre y los candentes temas de la propiedad, el sufragio, la abolición de la esclavitud y la destrucción de la ley patriarcal en el seno de la familia. Las posiciones de Robespierre helaron el corazón de la burguesía y sus aliados. Y por eso cuando sobreviene la contrarrevolución del Termidor en 1794 comienza la doble falsificación histórica que describe a la Revolución francesa como una revolución burguesa y reduce a Robespierre al rol de un vulgar verdugo sanguinario (en la ‘época del terror’). De golpe se coloca falsamente a la democracia salida de la Revolución francesa como una aportación de la burguesía y no como una conquista de las clases trabajadoras. Domènech agudamente observó que a ese revisionismo histórico le acompaña el hecho de que el derecho constitucional francés nunca tuviera lugar para un capítulo sobre derechos universales sino hasta 1946 después de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.

La obra de Antoni Domènech nos ayuda a no perder de vista el hecho histórico de que la democracia y el sufragio universal, la república, el derecho público y el derecho laboral, la descolonización y la derrota del fascismo han sido fruto de las luchas de las clases trabajadoras y no concesiones o aportaciones de las clases dominantes.

Aún después de desaparecido Antoni Domènech, su trabajo e inteligencia continuarán corrigiendo y marcando rumbo con la tenacidad que le caracterizó en vida.

Re: DOMÈNECH, Antoni

Nota Vie Oct 20, 2017 9:44 am
Daniel Raventós, en "En la muerte de Antoni Domènech (1952-2017)", en SinPermiso, el 21 de septiembre de 2017, escribió:El 17 de septiembre murió Antoni Domènech y el 20 tuvo lugar su sepelio. Dos días después hubiera cumplido 65 años. En este acto hablaron, por este orden: Ernest Urtasun y David López, por la familia, y sus amigos Concha Roldán, David Casassas y Daniel Raventós. Reproducimos a continuación, traducidas y con los enlaces a los textos originales, las palabras que éste último dirigió a los asistentes en la despedida de Antoni Domènech, editor general de Sin Permiso.

Tener que hablar unos minutos en este acto por la muerte de Toni es duro para mí, como lo es para los miembros de su familia, pero lo hago porque nada me podría impedir dirigir estas breves palabras de homenaje que me han pedido que haga.

Tiempo habrá de hacer actos en recuerdo de su inmenso legado académico y también político, ambos difícilmente separables, pero hemos acordado con su compañera María Julia, su hija Marta, su yerno David, su hermana Roser, sus sobrinos Ernest y Eduard, y su cuñado Xavier, que hoy sea una despedida del Toni más político, porque así lo hubiera deseado él, como todos sus más íntimos estamos convencidos. No será pues hoy que me extenderé sobre su lúcida y aguda opinión sobre las miserias académicas, que comportaban como él decía sin concesiones a la galería hacer "amiguetes" (fer amiguets, suena más duro en la lengua en la que nosotros hablábamos) de forma creciente. No éramos ninguno de los dos demasiado comprensivos con determinadas tonterías que además afectan al erario público y a miles de estudiantes. Pero él menos. Era muy inclemente con quienes confundían un buen currículum académico con una buena y meritoria investigación. Me comentaba muchas veces, aunque no me está permitido decir nombres ¡lástima!: "el currículum se puede fabricar con contactos, devolución de favores, citas cruzadas y mezquindades similares ... pero sólo los necios y pobres de espíritu pueden confundir estos juegos de manos con una genuina investigación". He elegido "necios y pobres de espíritu" para no tener que escribir más duras y mericidas palabras que Toni disparaba sin manías.

Y ¿qué decir en pocas palabras de su pensamiento político? Mencionaré sólo 6 aspectos que no abarcan ni mucho menos todo su inmenso legado, pero que lo definen creo que muy bien. Y preferiré decirlo más con sus palabras que con las mías. Las suyas son mejores.


1

Enemigo implacable del posmodernismo y de su no inútil sino perniciosa aportación a las ciencias sociales y, por supuesto, a la política.

Le gustaba emplear una frase de su amigo Mario Bunge algo ampliada y modificada con el fin de liquidarse en un plis-plas al postmodernismo: "El potmodernismo, como los artículos adulterados, corrompen la cultura, ponen en peligro la búsqueda de la verdad y hacen perder tiempo a todos". Cuando quería dedicar páginas eruditas a la miseria postmoderna lo hacía con menos clemencia.


2

Algún medio de comunicación y en este caso creo que sin la menor mala intención, sino simplemente ignorancia extrema, ha llegado a decir que Toni continuó su formación con Wolfgang Harich y… ¡Walter Ulbricht!, que como todos sabéis fue del 50 al 71 el principal dirigente del Partido en el poder en la estalinista RDA. Harich pasó 8 años en las cárceles de la RDA de 1956 a 1964 por haber firmado un manifiesto democrático. En las cárceles del régimen de Ulbrich. Comprobar cómo salió de la cárcel Harich, 8 años después de haber entrado, conmocionó mucho a Toni, como me contó varias veces. Con Harich tenía una especial admiración. “Si tú dices que tengo memoria, tendrías que haber conocido a Wolfgang, ¡aquello sí que era una memoria prodigiosa!”. Y me contaba unas anécdotas sobre esta memoria de Harich que no tienen desperdicio.

En diciembre de 2005 escribía: “Todos los totalitarismos de la pasada centuria –el nazi-fascista y el estalinista del segundo cuarto del siglo XX y el neoliberal del último cuarto— se han apoyado de uno u otro modo en filosofías relativistas: en filisteísmos epistemológicos o éticos”.

En una entrevista de finales de 2006 decía: “Muy pronto los dirigentes comunistas más cultos y valiosos, como Joaquín Maurín y Andreu Nin (ambos procedentes del anarcosindicalismo), se percataron de la naturaleza sectaria y políticamente tornadiza del fenómeno estalinista y de la involución burocrático-tiránica de la URSS, y se alejaron o fueron expulsados del pequeño Partido Comunista de España. Pero ese pequeño partido sectario, que había saludado el advenimiento de la II República el 15 de abril de 1931 con la estólida consigna de ‘abajo la república burguesa’, creció exponencialmente a partir del golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

El grueso de las corrientes socialistas –socialdemocracia clásica (Bernstein, Rosa Luxemburgo, Kautsky, Largo Caballero), anarquismo (Bakunin, Kropotkin, Durruti), comunismos de izquierda (Trostsky, Korsch, Andreu Nin) o de derecha (Paul Levi, Bujárin, el último Gramsci, Joaquín Maurín)— no sobrevivieron entre 1930 y 1950 a la máquina trituradora combinada del fascismo, el estalinismo y la guerra fría”.


3

Defensor e innovador muy original del republicanismo democrático. Éste, en mi opinión, es el legado más importante y propio de Toni, si tuviera que escoger solamente uno. Sus libros están dedicados al republicanismo y una buena parte de sus artículos, por no decir la inmensa mayoría, también. Imposible ni siquiera de forma groseramente esquemática apuntar ahora algo al respecto que le haga una mínima justicia, pero una cita de una entrevista hace poco más de 4 años puede servir:

“Si queremos ser fieles al espíritu ético-moral del republicanismo democrático clásico y del socialismo marxista clásico que se deriva de él, nuestra tarea es civilizar al Estado, democratizarlo en serio. El Estado es un monstruo burocrático a medio civilizar, porque las repúblicas democráticas que trajo a Europa el movimiento obrero después del final de la I Guerra Mundial fueron truncadas por el fascismo, por un lado, y el estalinismo, por el otro”.


4

Defensor del derecho de autodeterminación de las naciones. Tema muy actual. Hoy, día de su sepelio, algunas calles de Barcelona están llenas de gente concentrada para protestar por el atropello de las libertades democráticas por parte del Gobierno del Partido Popular. Cuando en el año 2012, una persona (iba a poner el nombre, pero no vale la pena) le pidió a Toni la firma de un documento supuestamente federalista, la respuesta fue: “Gracias, amigo C. Ya lo había recibido por otros lados. Pero yo no puedo suscribir un manifiesto pretendidamente federal que no reconoce claramente de entrada, sin reservas, el derecho de autodeterminación de los pueblos de España, referéndum incluido. No es ni política ni intelectualmente creíble un ‘federalismo’ así, y estoy convencido de que no hará sino cargar de razón democrática a los independentistas. Con respeto y afecto”.

¡Qué habría dicho del mezquino manifiesto “1-O estafa antidemocrática. No participes. No votes” que hace pocos días acaba de salir! O del manifiesto firmado por profesores de universidades españolas en contra del derecho de autodeterminación de Catalunya. No es difícil de imaginar, en realidad es muy fácil.


5

Toni fue un gran admirador de Robespierre y de su papel en la Revolución francesa. Toni no se cansaba de repetirlo. Catalogar de burguesa la Revolución francesa era para Toni no haber entendido una palabra de aquella revolución. De ahí su admiración por el gran historiador de la revolución y seguramente el mejor conocedor de Robespierre, Albert Mathiez. Para Toni la consideración de la revolución francesa como revolución burguesa era una muestra de la vulgarización de determinado marxismo mainstream. Mainstream lo pongo yo para ser cortés. Toni decía “descerebrado”.


6

Y para terminar en algún lugar:

La construcción de Sin Permiso desde hace más de 12 años fue un legado al que más esfuerzos político dedicó en su última etapa. Él era el editor general y aunque había momentos en que podía dedicarse más y otros, especialmente en los 5 o 6 últimos meses de su vida, mucho menos, siempre ejercía el papel de editor general. Sin Permiso fue algo de lo que se sintió muy feliz de haber empezado y muy orgulloso del éxito que fue teniendo a lo largo del paso de los años. ¿Qué era Sin Permiso para Toni? Él mismo lo contaba en una presentación que hizo de la revista en Buenos Aires y que tiene el valor añadido de representar una muestra de su forma de entender la política: “SinPermiso está abierto a quienes piensan, con [url]Rosa[/url], con Mariátegui y con [url]Gramsci[/url], que la verdad es "revolucionaria", lo que era su forma, quizá no tan anticuada, de decir que honrar la verdad está por encima de todo. Abierto a quienes piensan, con Brecht, que cuando la verdad está demasiado amenazada como para defenderse, debe pasar a la ofensiva. Abierto a quienes piensan, con Benjamin, que ni siquiera nuestros muertos están a salvo de la victoria del enemigo. Abierto a quienes piensan, con Cervantes, que la Historia es la madre de la verdad. Abierto a quienes piensan, con Machado, que ni el pasado ha muerto ni está el mañana –ni el ayer— escrito. (…) SinPermiso está abierto en general al pensamiento laico, enemigo por igual de la obscuridad de las jergas sectarias, académicas o no, y de la infertilidad de las escolásticas dogmáticas”.



Un pequeño comentario muy personal. Como amigo ya no podré disfrutar de nuestras conversaciones, de nuestras comidas (era un cocinero que dejaba boquiabiertos a otros excelentes cocineros y cocineras), de “nuestros” vinos (no puedo poner las marcas preferidas para que no parezca publicidad encubierta) y de los muchísimos momentos que nos reímos gracias a personas que involuntariamente nos aportaron material para tal fin. Y debe entenderse que no diga nombres. Habría muchos y nadie quedaría contento de ser citado. Aunque a algunos, siempre bromeábamos, deberíamos agradecerles los grandes momentos de desproporcionadas risas que nos proveyeron de forma completamente involuntaria. ¡Muy involuntaria!

Uno de sus admirados héroes, el dirigente de los pobres libres en la larga democracia ática, Pericles, en el discurso fúnebre de Tucídides, éste le hace decir unas palabras que eran muy queridas y citadas por Toni: “Disfrutamos de un régimen político que no imita las leyes de los vecinos; más que imitadores de otros, en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos. En cuanto al nombre, puesto que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado democracia; respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social; y tampoco al que es pobre, por su parte, su oscura posición le impide prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo. Tenemos por norma respetar la libertad...”.

Descanse en paz.

Re: DOMÈNECH, Antoni

Nota Mié Nov 11, 2020 3:53 pm
Actualizado.


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