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Flores en la basura. Los días del Rock Radikal (2003)

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Flores en la basura. Los días del Rock Radikal
Roberto Moso (Euskadi, España, 2003)

Portada


Introducción

En la introducción al libro se escribió:"Nosotros somos las flores en la basura / Una gota de veneno en tu maquinaria humana", le cantaban los Sex Pistols a la reina británica en "God Save The Queen" (1977). Ellos creían que no había futuro y lo supieron decir tan fuerte y con tanta repercusión que se ganaron un futuro bastante próspero. Hace poco he visto Londres plagado de carteles publicitarios del “Museo del Rock” con Johnny Rotten “prestando” su imagen para la promoción turística de ese pavoroso panteón del rock & roll. Sid Vicious, que ni siquiera estaba en la banda cuando acuñaron la frase, y una legión de seguidores “punks” que ya no están entre nosotros, la llevaron hasta sus últimas consecuencias.

La vida de un ser humano es efímera e insignificante en el inabarcable océano del tiempo, pero a poco que dure, es bastante lógico que experimente cambios e incluso contradicciones. Cuando hace unos años, los Pistols volvieron a los escenarios, se encontraron de pronto incapaces de asimilar la fiera que habían creado. Las masas de jóvenes cabreados del 2000 asustaron a los líderes de la provocación del 77. Pero los lamentables desvaríos posteriores no descalifican lo que supuso la banda en su día. Tampoco la ristra de elepés infumables de Lou Reed, Bob Dylan, Pink Floyd, Jethro Tull o Rubén Blades por poner algunos ejemplos, arrancarán sus páginas en la historia de la música POP, ni mermarán su importancia en la vida de aquellos que los idolatramos.

En aquel mismo año en el que los Pistols daban el campanazo, un grupo de amigos de Santurtzi, en Bizkaia, se constituían en banda de rock. Era sólo eso, una constitución formal, una especie de pacto sin mayor solidez que nuestra ilusión y el reto de “a ver hasta donde somos capaces de llegar”. Ocurrió en verano, en el patio de una cervecera con vistas a las grúas y “containers” del puerto autónomo de Bilbao. Desde el principio quedó claro que los textos serían en euskara y que haríamos rock & roll, sinónimo para nosotros de ruido, velocidad y algún tipo de incordie a la autoridad.

Lo del idioma no respondía, como pudiera ocurrir en otros casos, a nuestra expresión natural. Ninguno de nosotros lo sabíamos hablar. Sin embargo todos lo apreciábamos, lo apoyábamos y en nuestras excursiones montañeras envidiábamos a los niños bilingües con los que aspirábamos a entendernos algún día en euskara. A menudo he tenido que lidiar con la misma pregunta pasmada: “¿Por qué en euskara siendo de Santurtzi? Lo cierto es que, si se piensa detenidamente, no es tan raro, ocurren cosas similares a menudo. El cubano más internacional era el argentino Ernesto “Che” Guevara, el mayor exponente de la canción francesa era el belga Jacques Brel y uno de los más traducidos escritores en lengua vasca es Gabriel Aresti, que desarrolló toda su obra en el Bilbao del franquismo y aprendió el idioma de adulto. A veces, la necesidad de superar sospechas y prejuicios para ser reconocido en tu labor, hace que inviertas un plus de energía, que te esfuerces el doble en sacar adelante tu proyecto y en resultar creíble. Es por eso, quizás, que la mejor banda de rock de todos los tiempos sean los AC/Bon Scott/DC que no eran británicos, ni yankees, sino australianos.

Tampoco nosotros éramos los únicos que vivíamos esa fascinación por la lengua reprimida. Eran aquellos unos años en los que los muros de nuestro pueblo estaban repletos de euskara sin que los artistas del spray supieran hablarlo.

La historia que he querido contar, y que tú y otros animosos lectores os habéis atrevido a empezar, no pretende ser rigurosa ni enciclopédica. Otros trabajos han penetrado en los aspectos biográficos y sociológicos de lo que fueron los locos años 80 y poco tengo yo que añadir. Lo que he querido relatar aquí es una visión en primera persona de una aventura que se desarrolla en un tiempo y en un lugar: la convulsa Euskal Herria de finales de los setenta y principios de los ochenta, de la juventud y sus zozobras, de nuestro esquizofrénico país, de la envidia y de la magia, que afortunadamente existe y nos hace concebir la esperanza de que todo esto no es un puto accidente en el que estamos todos fatalmente involucrados. Si todo esto no te convence, añadiré también que he tratado de escribir una historia entretenida.





Ensayo


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