Introducción
K.C., en "Breves biografía de algunos anarquistas: Guerin, Rocker, Stirner, Volin y Zerzan", en Portal Oaca, el 20 de agosto de 2010, escribió:Vsevolod Mikailovitch Eichenbaum, más conocido por Volin, nació en la gobernación de Vorónezh el 11 de agosto de 1882.
De familia acomodada, el padre y la madre eran médicos y le dieron sólida instrucción. Desde la infancia, su hermano Boris y él fueron confiados a institutrices que les familiarizaron con el francés y el alemán, que hablaron tan bien como el ruso; tuvieron así una severa educación. Vsevolod ingresó en el colegio de Voroneje, donde prosiguió sus estudios hasta completar la enseñanza secundaria, inscribiéndose entonces en la Facultad de Derecho de San Petersburgo, que abandonó pronto, atraído por la idea socialista revolucionaria, que le impulsó a una gran actividad en los acontecimientos de 1905.
En este gran movimiento popular Volin fue detenido por la policía zarista, encarcelado y finalmente deportado. En 1907 logró evadirse y refugiarse en Francia.
En París completó sus conocimientos sociales, mientras frecuentaba ciertos círculos de refugiados rusos. Por influencia de A. A. Karelin abandonó el partido social-revolucionario y se interesó por los grupos de emigrados anárquicos rusos.
En 1913 fue miembro del comité de acción revolucionaria y se contrajo en Francia a la propaganda contra la guerra amenazante. Su actividad en 1915 fue tal que atrajo la atención del gobierno Viviani-Millerand, que decidió detenerlo, internarlo en un campo de concentración hasta el final de la guerra y mds tarde expulsarlo. Volin, prevenido, se escondió, y con ayuda de camaradas franceses llegó a Burdeos, donde consiguió embarcarse, como pañolero, en un buque que le condujo a los Estados Unidos. En Francia dejó a su compañera y sus cuatro hijos.
Hacía algunos meses que Volin enviaba correspondencia desde París al semanario anarcosindicalista Golos Truda ("La Voz del Trabajo"), órgano oficial de la poderosa Federación de las Uniones obreras rusas en los Estados Unidos y el Canadá, que contaba entonces más de diez mil afiliados.
Volin fue muy bien recibido, pues la Federación carecía de conferenciantes y propagandistas. Su colaboración fue muy eficaz, pues era un gran orador, como la prensa rusa la había señalado durante los acontecimientos de 1905. Su fácil elocución, el tono persuasivo de su palabra, la elegancia de su lenguaje imaginativo y colorista, el vigor y la elevación de su pensamiento, le atrajeron la adhesión de las masas, que se agolpaban para escucharle. En el ambiente obrero de los Estados Unidos dejó un recuerdo inolvidable.
En 1917, la redacción del citado periódico y Volin volvieron a Rusia, donde rugía ya la revolución, para instalarse en San Petersburgo. En aquella época se realizó, entre los anarquistas rusos que quedaron en Europa, cuya memoria seguía la orientación de Pedro Kropotkin, y los que habían residido en América, un trabajo de unificación que se concretó en la Unión de Propaganda Anarcosindicalista de Petrogrado. Esta decidió continuar la publicación del Golos Truda; Volin fue designado redactor. Tras el golpe de Estado de octubre, el periódico se hizo diario, ayudado Volin por un comité de redacción. Pero, después de la ruptura de las negociaciones de paz de Brest-Litovsk, Volin se separó del periódico.
Nuestro amigo marchó a Bobrov para reunirse con su compañera y sus cuatro hijos, que no habla vuelto a ver desde su evasión de Francia, y que pudieron, tras mil peripecias, volver a Rusia. En Bobrov, Volin trabajó en el soviet de la ciudad, en la educación popular, para llevar a la población a la comprensión de los acontecimientos revolucionarios. Poco después pasó al diario Nabate ("La Campana") de la región, y se unió a los organizadores de la Conferencia de Kursk, la que le encargó redactar las resoluciones adoptadas y elaborar una declaración que pudiese ser aceptada por todas las tendencias y matices del anarquismo y que permitiese a todos trabajar en una organización única. Así, Volin formuló su idea de la Síntesis Anarquista, en la que cabían sindicalismo, comunismo e individualismo, ya que él lo consideraba tres aspectos del anarquismo. Después de la segunda Conferencia, Volin dejó a Moscú y volvió a trabajar en el Nabate de Kursk, que era el órgano central, pues había varias ediciones regionales del mismo. Se estaba entonces en un período de tolerancia política, y Volin, en la redacción del periódico, laboró intensa y eficazmente. Pero vino la reacción bolchevique, que suprimió la prensa libre y persiguió y detuvo a los anarquistas. Entonces Volin se incorporó al movimiento makhnovista, en la sección de cultura y educación, para organizar reuniones, conferencias, charlas, consejos populares, ediciones de volantes y carteles y cuantas publicaciones eran reclamadas por los makhovistas. En 1919 Volin fue electo presidente del Consejo militar insurreccional, en el que trabajó intensamente durante seis meses. Su labor fue interrumpida cuando enfermó de tisis; fue detenido y trasladado a Moscú a manos de la Tcheka. A raíz de un acuerdo militar entre el gobierno bolchevique y Makhno, y reclamado por éste, Volin fue liberado en octubre de 1920.
Se trasladó a Kharkov, donde, con la Confederación Nabate, preparó un Congreso anarquista para el 25 de diciembre. La víspera, los bolcheviques detuvieron a Volin y a los anarquistas que habían militado con Makhno. El movimiento anarquista resultó diezmado por una represión atroz y exterminada la parte del ejército de Makhno que pudo ser alcanzada, lo que por otra parte no impidió que se manifestase la resistencia insurreccional durante cerca de dos años aún, siempre con el inasible Makhno a la cabeza. Los prisioneros de Kharkov fueron transferidos a Moscú, y Volin estuvo encarcelado en Butyrki y luego en Lefortovo. En ambas prisiones todos conocieron las brutalidades de la Tcheka, contra la que protestaron por una huelga de hambre que duró diez días y medio, y finalizó gracias a una intervención inesperada: la de los delegados del sindicalismo europeo, asistentes a un Congreso del Profintern, quienes obtuvieron la liberación de diez prisioneros, entre ellos Volin, bajo condición de destierro perpetuo y amenaza de muerte en caso de infringirlo. Todos pudieron viajar con sus familias.
En Alemania, Volin fue socorrido por la Unión Obrera Libre de Berlín y trabajó intensamente por la misma, que publicó su excelente folleto La persecución del anarquismo en la Rusia soviética. Tradujo también el libro de Pedro Archinoff Historia del Movimiento Makhnovista, a la vez que redactaba el importante semanario ruso El Obrero Anarquista, de sintesis ideológica.
Invitado por Sebastián Faure a volver a Francia, donde tendría vida menos precaria, Volin aceptó colaborar en la Enciclopedia Anarquista, que había iniciado el viejo militante y gran orador. Escribió para esta obra notables estudios, algunos reproducidos en folletos de propaganda y en la prensa extranjera, particularmente de España. A propuesta de la CNT española aceptó la redacción de su periódico en francés L'Espagne Antifasciste.
Dejó París, fue a Nimes y a Marsella, y aquí le sorprendió la segunda guerra mundial. Debió temer las consecuencias de la invasión de Francia, siendo anarquista y ruso y decidido enemigo del nazismo. Pudo escapar a los peligros que le amenazaban, pero no a las miserias de la guerra: toda clase de privaciones que le debilitaron hasta llegar a ser víctima de la inexorable tuberculosis, de la que sucumbió en París el 15 de setiembre de 1945. Sus restos fueron incinerados en el Père-Lachaise, en presencia de muchos amigos.
Durante su larga permanencia en Marsella pudo terminar esta La revolución desconocida, en la que puso todo su saber. Nuestra fidelidad fraterna nos permite presentar esta obra, que nos parece trascendente.
Sobre el libro La revolución desconocida, se escribió:Dentro de este libro se presenta lo desconocido o poco conocido, lo que ha sido cuidadosamente silenciado, esta documentación inédita y tan excepcionalmente edificante, constituye precisamente la mayor parte de este volumen. Además se observan dos ideas opuestas de la revolución: la idea bolchevique, que buscaba un nuevo Estado, establecer la dictadura del proletariado; y la anarquista, dirigida a una franca y total revolución social. “las aspiraciones anarquistas –dice Volin– han aparecido en la revolución rusa –en tanto que esta última se ha mostrado como una verdadera revolución de las masas trabajadoras, hecha por ellas mismas–, no como una utopía dañosa de fantásticos soñadores, sino como un movimiento revolucionario de esas masas, perfectamente concreto y real (...) ‘como tal’, ha sido consciente, cruel y cobardemente aplastado por el bolchevismo.”
Ensayo