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CASTELLANOS, Belén

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CASTELLANOS, Belén

Nota Dom Ene 06, 2019 3:14 am
Belén Castellanos Rodríguez


(dialnet | fb | youtube)


Introducción

En su perfil de twitter escribió:Doctora en filosofía. Profesora de Secundaria. Profesora-tutora en la UNED. Investigación en ontología política, psicoanálisis y género.

En El Soma se escribió:Belén Castellanos Rodríguez (Avilés, 1978). Doctora en filosofía, profesora de secundaria desde 2004, ejerció en Logroño durante siete años en los que coordinó también el seminario filosófico del Ateneo Riojano y el taller de la Universidad Popular "Violentar el pensamiento". En la actualidad, da clases en el IES Fernández Vallín y es tutora en el centro asociado de la UNED de Gijón. Tiene publicaciones del ámbito filosófico en varias revistas académicas, colaboró en monografías conjuntas y escribió un libro especializado titulado El inconsciente ontológico de Gilles Deleuze para la editorial Dykinson. También experimentó con el relato literario. También anda bailando tango por ahí.

En la Universidad Complutense de Madrid se escribió:Profesora y Doctora en Filosofía. Premio extraordinario de doctorado. Trabaja como docente en enseñanza secundaria y es profesora-tutora de Ética de la UNED. Investiga en varios proyectos de esta misma universidad y de la UCM. Numerosas publicaciones académicas en libros revistas internacionales de filosofía y de ciencias sociales. Interés especial en corrientes filosóficas contemporáneas: Heidegger, post estructuralismo, Bataille, etc. que recuperan el pensamiento ontológico de los inicios de la filosofía. También ha publicado obra literaria. Sus relatos conservan una impronta filosófica emparentada siempre con estas influencias. Así se muestra en su libro con Román Reyes titulado Historias intempestivas y secuencias recurrentes (Ed. Plaza y Valdés, 2012) y en el último en solitario Cuerpos comulgados (Endymión, 2014). También es columnista en varias revistas digitales.





Bibliografía compilada





Ensayo





Artículos





Recursos de apoyo

    Sexualidade, producción e mercadoría (en la XXXIII Semana Galega de Filosofía, sobre filosofía e sexualidade, en Pontevedra, el 8 de abril de 2015)


    La crisis del sujeto revolucionario. Marxismo, feminismo (en seminario de filosofía política sobre filosofía de la crisis, en la UNED de Madrid, el 15 de diciembre de 2017)

    TG Descargar con Telegram desde RebeldeMule_Ponencias

    ¿Qué es ser romántica? Queer: el nuevo romanticismo (Filosofía con Flow, 4 de mayo de 2020)


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Re: CASTELLANOS, Belén

Nota Dom Ene 06, 2019 3:15 am
Belén López, en entrevista con Belén Castellanos, con el título "Tanto el sexo como las relaciones personales están empezando a devenir en mercancía", en Diario de Pontevedra, el 8 de abril de 2015, escribió:

    Defiende un concepto de erotismo amplio que va más allá de la genitalidad, pero también del sexo, y tiene sus dudas sobre lo que ha significado la liberación sexual de la mujer. "O eres una estrecha o una fresca. Se nos utiliza para el deseo sexual masculino una y otra vez". Belén Castellanos habla hoy de sexo y mercancía en la Semana Galega de Filosofía.

*La mercantilización de los afectos en la sociedad contemporánea es una de las cuestiones que trató la filósofa, investigadora y escritora Belén Castellanos en una conferencia titulada 'Sexualidad, producción y mercancías'", con la que se abrió la tercera jornada de la Semana Galega de Filosofía.


Belén López: ¿Es el sexo una mercancía?

Belén Castellanos: Puede ser una mercancía. Tanto el sexo como las relaciones personales en general están empezando a devenir en mercancía. De hecho hay empresas que se lucran con ello, véase cualquier web de contactos que simplemente fornece de un soporte a unos usuarios interesados en encontrar una pareja o lo que sea... casi siempre lo que sea. El intercambio se da. Más allá de la prostitución, que simplemente teatraliza de forma evidente algo que existe de forma muy frecuente, cuando se invita a esto o a lo otro, o simplemente cuando se intercambia orgasmo por orgasmo, existe esa lógica mercantil. Pero no es algo que se dé solo con el sexo, sino en general con la afectividad. Es una tendencia evidente.


B.L.: De esto habló durante su intervención.

B.C.: En parte. También hubo tiempo para el análisis de esas habilidades o capacidades que tradicionalmente se han asignado al género femenino, por ejemplo la crianza, que deben ser asumidas ahora por los hombres. Pongamos por caso una entrevista de trabajo: ya no importa tanto tu currículum o que tengas tal diploma o tal otro, lo fundamental ahora es cómo te vendas en esa entrevista. Es decir, algo que tradicionalmente se le exigía a la mujer: estar guapa, ser agradable, etc., es importante ahora para todos. De lo que se trata es de desmontar la dicotomía que se venía manteniendo y en muchos casos todavía persiste entre producción, lo que se consideraba trabajo, y reproducción, toda esa serie de cuestiones, incluido el hacer circular los afectos, que se consideraban tareas femeninas y que por supuesto no tenían el reconocimiento de trabajo. Incluso hoy se sigue manteniendo ese discurso que dice que esas partes reproductivas de crianza, limpieza, etc. hay que repartirlas. No es mi apuesta. Hay que revalorizarlas primero, darles el estatuto de trabajo, y ya luego el hombre que las haga si quiere. Es absurdo que alguien que está clavando un clavo ocho horas al día esté produciendo y alguien que le está enseñando el lenguaje a su hija está reproduciendo, como si fuera un animal. Es casi todo lo contrario. No estamos hablando de algo biológico o que haya que hacer por cariño o deber social inexcusable. No puede ser que si una niñera hace ese trabajo esté produciendo y si lo hace la madre no. Es un trabajo. Así debe ser reconocido.


B.L.: En la programación de esta Semana aparecieron relacionados explicitamente los conceptos de sexo y mercancía hasta en tres conferencias, más allá de la prostitución.

B.C.: Sí. Yo no me detuve demasiado en la prostitución porque Dolores Juliano ya abordó esta cuestión en la primera jornada. Pero sí, independientemente de que te parezca bien o mal, que lo consideres o no adecuado, la prostitución es por supuesto un trabajo. Alguien podría decir que mantener relaciones sexuales es algo biológico. En el ser humano no. La relación sexual es algo simbólico, tiene incluso algo de espectáculo, está relacionada con el teatro y con el movimiento de afectos. Eso explica que siga existiendo en una sociedad como la actual, en la que no haría tanta falta porque es relativamente fácil encontrar sexo ocasional.


B.L.: Y sin embargo existe.

B.C.: Exacto. Y entre los que la demandan hay gente joven y guapa. Así que incluye algo más. Aunque quisiésemos verlo como puro sexo animal, ya es imposible por las connotaciones, interpretaciones, etc.


B.L.: ¿Pero lo ideal no debería ser aspirar al sexo libre?

B.C.: Sí, pero entonces habría que analizar si nuestros deseos son realmente libres o están marcados por el poder. Podemos tener el deseo de encontrar una pareja sexual, pero no se sabe muy bien si es una elección nuestra o marcada socialmente. ¿Realmente nos decimos "aquel me gusta" o buscamos un perfil adecuado, que representa esto y lo otro? Con el término libertad hay que tener cuidado. Te pongo un ejemplo: yo no me creo mucho lo de la liberación sexual de la mujer. Se tienen más relaciones sexuales, es evidente. Pero yo no estoy segura de que la mujer quisiese eso. Parece haberse liberado en provecho de los deseos masculinos. Aquí y ahora y mañana ya ni te conozco. Nadie quiere ser un orinal, creo yo. ¿En serio nos liberamos para esto? Yo tengo mis dudas. Algo parecido es cuando se dice que se han reconocido los derechos del colectivo LGTB porque se pueden casar entre ellos. Pero quizás no era eso lo que querían, quizás buscaban una cultura propia y no asumir el modelo de familia heterocentrada. ¿No serían más bien una amenaza para ese modelo y se les ha asimilado? Pues con la mujer igual: ¿estamos haciendo lo que queremos o nos están estafando? Antes tenías que ser una mojigata y ahora una porno star. Quizás no se trata de ser ni una cosa ni la otra.


B.L.: En medio de todo esto se ha colado un fenómeno literario, de gran éxito entre las mujeres, como 50 sombras de Grey, que parece contribuir a esa liberación que indica, pero al que acusan de reproducir estereotipos machistas.

B.C.: Yo creo que el éxito de esa saga puede deberse al hecho que tocar un imaginario, una fantasía, que existe, que está ahí y no se había abordado. Por lo que yo sé, el libro no tiene gran valor literario, pero trata esa fantasía sobre la dominación y eso ha gustado, las mujeres se han reconocido ahí. ¿Ahora también van a tener que sentirse culpables por esa fantasía? Es como si a la mujer hubiese que estar juzgándola y encorsetándola todo el tiempo. O eres una reprimida y una estrecha o una fresca. Bajo mi punto de vista, se nos utiliza para el deseo sexual del hombre una y otra vez, se nos etiqueta bajo su punto de vista. Antes debías estar sometida, pero no sentir ningún tipo de erotización, por supuesto. ¿Por qué no? ¿Por qué no se puede convertir en un juego erótico?


B.L.: Efigenio Amezúa reivindicó en la lección inaugural de la Semana el erotismo frente a la pornografía.

B.C.: Diferenció lo que es el sexo de la genitalidad. Aunque yo diría que el eros griego es una búsqueda conjunta, no ya de placer, sino de deseo. Bajo mi punto de vista no está reducido a la genitalidad, pero tampoco lo está al sexo. La erótica es algo más amplio. Ahí están la erótica del poder y de las palabras, por ejemplo. Quién no tuvo un profesor que erotizó y acabó leyendo lo que él leía, etc. Hay otros placeres y otras eróticas. El discurso psicoanalítico amplió hace tiempo lo que es un genital. No hay por qué reducirlo a la vagina. Ya Freud habla de la boca, de la piel...


B.L.: Luis García Berlanga decía que erotismo era el de los ricos y pornografía la de los pobres.

B.C.: Claro. Parece que la propia palabra tiene un status u otro. ¿No es lo mismo? Pero decimos que consumimos erotismo y no pornografía, cuando si nos ceñimos a la verdad son la misma cosa y, si el sexo explícito queda al margen, de lo que estamos hablando ya es de romanticismo o de algo diferente.


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