Sanidad pública vs Capitalismo
I. EN DEFENSA DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y DEL EJEMPLO SOCIALISTALa Sanidad, aunque sea de momento solo la madrileña, se ha despertado, lo cual es un primer paso y lo ha hecho a lo grande, con 4 jornadas de huelga. Hecho que es de aplaudir, de apoyar y de solidarizarse con los compañeros madrileños. El problema que hay, es que antes de este brutal Plan Regional no se había hecho nada ante los primeros pasos de la privatización de la Sanidad, que tal vez podríamos fecharlo en 1998 con la Ley de Fundaciones Sanitarias o bien cuando gran parte de personal no sanitario pasó a ser de gestión privada o tal vez cuando se permitió consorcios con hospitales privados o quizás cuando la Comunidad Valenciana permitió la gestión privada de la Atención Primaria, etc., y para un mayor desarrollo de este tema, considero recomendable el reciente artículo del El País,
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/11/02/actualidad/1351887189_553032.htmlEs decir, las medidas privatizadoras que se están estableciendo en estos años no son nada nuevo, ni por supuesto son consecuencia de “la crisis”, sino mas bien son el desarrollo de un camino emprendido hace mas de una década.
¿Por qué?Y la contestación a esa pregunta es clave para saber el porque la Sanidad, al igual que la Educación o la Justicia pública será derrotada en este combate, al igual que hace años lo fue la Educación Universitaria a pesar de su admirable lucha frente al Plan Bolonia. Derrota que no es inevitable siempre y cuando nos preguntemos el por qué esta sucediendo lo que está sucediendo y nos planteemos la siguiente respuesta:
El Estado social conocido hasta ahora, aquel de Sanidad, Educación, Justicia, etc, público, gratuito, universal, equitativo, etc, - reconociendo que este no era tal, que no era total, que daba pie al desarrollo de un negocio privado, es decir, que era un Estado Social muy mejorable- está siendo destruido para convertirlo en un vestigio de un momento histórico. ¿Por qué? Y para responder con coherencia a esta pregunta y no limitarnos a simplezas de tertulianos o políticos demagogos que no ven mas allá que lo acontecido en el día de hoy, deberíamos preguntarnos: ¿Por qué surge este Estado Social en Europa? ¿De qué es consecuencia? Y en la respuesta se hallan los dos hechos claves de la primera mitad del siglo XX: la revolución rusa de 1917 y la 2ª Guerra Mundial.
Tras la revolución de octubre POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA la clase obrera, la clase explotada, los trabajadores, las mujeres de los obreros o las mujeres obreras y los hijos de estos tuvieron derecho a Sanidad, a Educación, a Justicia, a Vivienda y Trabajo digno. Es decir, en la URSS, por primera vez el hijo de un obrero podía estudiar, el obrero enfermo podía ser operado, la familia obrera disponía de una casa sin tener que hipotecar su vida por ella o bien sin que esta se le cayese encima. Claro que no debemos olvidar los errores acontecidos en la URSS – al igual que no hay que olvidar que nunca dejó de estar agredida por los paises capitalistas, y que desarrolló un país casi medieval en un país industrial en un periodo muy corto de tiempo- pero debemos reconocer que fue el lugar donde
por primera vez la Sanidad, la Educación, la Justicia, etc, fue para todos, es decir, no solo para aquella clase que podía pagarla, por primera vez el hijo de un obrero podía ser profesor o médico o abogado,
por primera vez el obrero no se moría en casa a causa de no poder pagar las medicinas, por primera vez no debía de estar de aquí para allá vendiendo su fuerza de trabajo y formando parte del ejercito industrial de reserva.
Por otra parte, y mas tarde, la derrota del fascismo en la 2ª Guerra Mundial – bueno sería recordar el número de muertos que tuvo cada país- trajo consigo el Estado Social para gran parte de Europa, bien porque parte de ella se hizo socialista o bien porque se permitió para evitar que una serie de paises se hicieran socialistas. Es decir, gracias a la existencia y al ejemplo de la URSS y demás países socialistas, la clase obrera de los paises capitalistas empezó a tener cada vez mas fuerza y a demandar mas derechos, por ello, para evitar un estallido revolucionario que haría a Europa entera socialista, los capitalistas europeos permitieron que la socialdemocracia europea que gobernaba crease un Estado Social en el que la clase obrera del sistema capitalista tuviese por primera vez un derecho a la Sanidad, a la Educación, a la Justicia, etc, parecido a la de sus hermanos socialistas, siempre y cuando no se hablase de la propiedad privada de los medios de producción.
En definitiva, el Estado Social en Europa, en el sistema capitalista de producción, solo existió, solo fue posible, porque existió una serie de paises en donde la clase obrera disponía de esos derechos, porque se derrotó al fascismo y porque la clase obrera europea disponía de una fuerza y conciencia considerable. El problema es que hace ya décadas que no existen países socialistas en Europa ni clase obrera con fuerza y sin esa barrera, los capitalistas no tienen ya necesidad de mantener un Estado Social, o mas bien consideran que ya es hora de que aquello que era un negocio o exclusivo para la clase pudiente, vuelva a ser lo que fue tras un impasse de poco menos de un siglo.
Con lo expuesto, no pido ni aspiro a que una mayoría de los trabajadores o de los usuarios, acepte la hipótesis planteada sin fisuras ni rápidamente, sino mas bien que se planteen dicha posibilidad como respuesta a la ineficacia de las sucesivas luchas así como del origen del progresivo desmantelamiento de los servicios públicos en gran parte de europa. La posibilidad real de que se piense en esta premisa, de que se dude de la “versión oficial” ofrecida cada día, considero que podría ocasionar un cambio en el discurso de los trabajadores y de los usuarios, y ello sería un primer paso imprescindible en el camino de alcanzar que la lucha de la clase obrera vuelva a ser eficaz. Mientras tanto, vamos en caída libre, derrota tras derrota.
II. ¿POR QUÉ EL DERECHO A UNA SANIDAD PÚBLICA?La sanidad (y la educación) en españa – y en parte de europa- presentaba unas características muy peculiares para el sistema de producción capitalista en el que vivimos, ellas son las Universalidad, Equidad, Atención Integral, estar financiada por los presupuestos generales del Estado y una cosa muy importante: la idea de presentar “beneficios económicos” no tiene cabida, del único beneficio que se puede hablar es el de tener salud (o conocimientos).
Pero este modelo sanitario está empezando a derrumbarse ante la incredulidad de los ciudadanos, es por ello que consideramos necesario el responder a una serie de preguntas, a nuestro entender, claves para combatir la desaparición de la sanidad (y la educación) para la clase trabajadora
¿Por qué el derecho a una sanidad ?Es de todos sabidos que la sanidad (y la educación) ha sido siempre para aquellos que tenían riqueza, que tenían capital. Por ello, una vez que se descubrió de quién procedía esa riqueza – o capital- , y quién la reproducía constantemente (a través de la plusvalía generada por la fuerza de trabajo de los obreros), se exigió que la sanidad (y la educación) no solo debían ser para aquellos que la poseían sino también para aquellos que la hacían posible. Es decir, en lugar de que unos pocos vivan muy, muy, muy, muy, muy bien, que todos vivan bien. En definitiva, que no había derecho a que el capitalista con la plusvalía generada por el trabajo del obrero se pudiese comprar cinco casas y diez coches, y el obrero no tuviese dinero para medicamentos o para una operación quirúrgica.
¿Dónde se tuvo por primera vez una sanidad (y una educación) para todos?Una vez que la clase trabajadora fue consciente de que la riqueza – o capital- del mundo era producto suyo convirtió aquellas exigencias en derechos, y lo hizo posible en el primer estado de trabajadores que ha conocido la humanidad: la URSS.
Fue tan solo tras la victoria de los trabajadores contra el fascismo durante la 2ªGuerra mundial y tras el desarrollo en casi la mitad de europa de un bloque socialista donde la sanidad (y la educación) era pública, universal, equitativa, y sin miras económicas, cuando la otra mitad europea, la capitalista, crea aquello del “estado del bienestar”. Podríamos preguntarnos el por qué, y responderíamos con la siguiente pregunta: ¿Cómo se podría decir a los trabajadores, que los paises socialistas eran malos, malísimos, cuándo allí se tenía derecho a sanidad, educación, vivienda, trabajo, etc? ¿Cómo evitar que esos trabajadores no fuesen socialistas? Intentando dar lo mismo que tus enemigos.
No podemos olvidar que en aquellos años, los paises fascistas (España, Portugal y Grecia) carecieron de “estado del bienestar” alguno.
¿Por qué ha empezado a desaparecer este derecho alcanzado?Bien se dijo y se dice que con la caída del muro del berlín finalizaba el siglo XX que había comenzado con la revolución de octubre de 1917, y que a partir de entonces, justo desde ese momento, nada ya sería igual, y así lo está siendo. Tras la muerte de franco – que no del franquismo- , tuvieron que pasar 9 años para que el Parlamento sancionase la Ley General de Sanidad, que permitió que la Sanidad fuese Universal, Equitativa, Integral y sin miras de lucro, una sanidad que sin ser la panacea, permitía que cualquier trabajador pudiese ser tratado sin mirar el coste económico de su tratamiento ni su nómina. Lo que queremos decir, es que aquello se realizó en un contexto en el que se asumió el progreso de que la sanidad (y la educación) debían de ser para todos igual, que en aquello no podía entrar conceptos de caro o barato, es decir, era así, porque debía ser así, y lo era en base a la razón. Pero el atisbo de esta desapareció con la voladura de la URSS, y he ahí que 8 años después de la caída del muro, el Parlamento sanciona la Ley de Fundaciones, que permite nuevas formas de gestión de la sanidad, en donde ya puede haber beneficios, y que significa el punto de partida en españa para la desaparición progresiva de la Sanidad (y la Educación), Universal, Equitativa y sin beneficios económicos.
Lo que pretendemos decir, es que el cambio de modelo sanitario (y educativo) no es consecuencia de la crisis en la que cayó el capitalismo en 2007, sino que dicho cambio se empezó a preparar y realizar en la segunda mitad de los noventa, una vez que no había nadie al otro lado del muro y una vez que los trabajadores se olvidasen el por qué, el cómo y el cuando de aquellas conquistas para la vida de la inmensa mayoría. Sin duda alguna, a partir del 2007, y ante la debilidad del discurso y de la fuerza de la izquierda, la cual salvo excepciones no plantea alternativa al sistema capitalista, se aceleró todo lo programado pues ello iba a ser útil para solucionar el problema en el que se hallaba de nuevo el sistema capitalista.
¿Es posible el frenar este proceso en el que estamos inmersos?Dentro del capitalismo es imposible. Así de rotundo. La Sanidad (y la educación) que hemos conocido no volverá a ser jamás dentro del capitalismo. Es decir, no podemos luchar por ella sin atacar al capitalismo, pues bajo sus condiciones de producción, no hay cabida algo que no tenga rentabilidad económica, él no conoce – ni reconoce- aquello de beneficio en salud (y conocimientos) si ello no va a repercutir en él, es decir, ¿Qué beneficio genera el operar de cadera a una persona de 95 años (o el enseñar filosofía en las universidades)? Para el capitalismo eso es un coste innecesario, no productivo, pues tal hecho no reproduce capital. Y he ahí la clave y lo que debemos recordar, ¿quién genera la riqueza? Es decir, hemos retrocedido brutalmente, a lo que siempre ha sido así, que es a su vez lo que no debe ser así, y para volver a alcanzar lo que debe ser, debemos de recuperar la certeza, la verdad, de que bajo este sistema es imposible, que solo es posible bajo el socialismo, en donde los intereses económicos no predominen sobre los intereses de las personas, ya sean niños, jóvenes, adultos o mayores, en donde solo es posible la democracia de los ciudadanos y no la dictadura de los mercados.
En definitiva, tras el 2007, no se puede luchar por una sanidad (y una educación) sin luchar por el socialismo, pues sin él no es posible una sanidad (y una educación) que no pretende tener intereses económicos, no es posible una sanidad (y una educación) que solo tenga como interés sanar (y saber), y por tanto todo aquella lucha por la sanidad (y la educación, y los servicios sociales, y la justicia, etc) que no se enfrente directamente contra el sistema capitalista que nos domina será estéril. O presentamos alternativa o barbarie.
Y tras lo expuesto es momento o bien de refutar las respuestas a las preguntas planteadas o bien actuar en consecuencia a ellas (y no actuar por actuar, porque hay que hacer algo).
III.SANIDAD PÚBLICA VS CAPITALISMO“La sanidad y la educación van a ser privados sí o sí”, esta frase aún no ha sido dicha de manera explícita a los ciudadanos, pero sí implícitamente, con las leyes y los hechos que se van promulgando y desarrollando de manera continua en los últimos años. Es definitiva, lo que aún no se atreven a decir, pero poco a poco es mas o menos lo que dicen sus palabras, es que
“la sanidad y la educación pública existirá como beneficencia.”¿Por qué?En anteriores artículos ya describimos el
porque histórico, pero en esta ocasión, aunque reincidimos en ideas ya ofrecidas, no vamos a retroceder tanto en el tiempo para responder a esa no vuelta atrás en el camino de la privatización de los servicios (y derechos) públicos tal y como los conocíamos hasta ahora.
La idea de la privatización, de que aquellos pequeños resquicios de tiempos pasados, diesen beneficio económico no es de ahora, es decir, era una idea que se tenía preparada ya
"en épocas de bonanza económica” y con más razón – para ellos, para los capitalistas- en
“épocas de crisis”. Es decir, con este pequeño hecho, queda visto en parte, que la privatización de los servicios públicos tenía que ser sí o sí, ya fuesen en épocas buenas - para ellos, para los capitalistas- o en épocas malas – para nosotros, los asalariados, los sintrabajo, lo sincasa, los sinvida-
En aquella
época de bonanza económica la privatización era esgrimida como moderna – lo estatal era lo viejo, lo feo, lo obsoleto-, como síntoma de prosperidad, de progresión y todas esas bonitas palabras eran entremezcladas con aquellas otras de
gestión y calidad. Según esta corriente de pensamiento, que era y es la dominante, la privatización de los servicios públicos ocasionaría una mejor gestión, lo cual reportaría un menor coste, pero tal hecho no redundaría en la calidad sino todo lo contrario, la calidad de los servicios ofertados resultarían mejores, gracias todo ello a la optimización de los recursos y a la eficiencia en el trabajo prestado. He ahí el cuento de la lechera: los servicios públicos al ser privados iban a costar menos e iban a ser mejores, y todo ello solo por cambiar el modo de gestión, que en vez de estar en manos de funcionarios, de trabajadores que realizan su labor independientemente de que partido político posee en esos momentos el poder ejecutivo, al que le importan las personas y no el beneficio económico, iba a estar en las de las empresas, en trabajadores que van ejecutar su trabajo con el fin de sacar un beneficio económico a esa gestión, que en vez de ver personas ven costes.
Todo aquel cuento podía haber sido así, pero no lo ha sido y de ello pueden dar ejemplo todos aquellos que hemos trabajado para colegios o hospitales privados o concertados, y cuya aspiración tras ello era el trabajar en lo público. ¿Por qué? Los trabajadores tenían derechos, (por ejemplo, el no ser despedido por causas ajenas a tu labor profesional), tenían un sueldo digno y podían llevar cabo su función de manera adecuada y de cierta calidad. Es decir, la clave de la gestión privada es clara, los trabajadores han de ganar poco y trabajar mucho, y para ello es necesario que su trabajo no sea estable, y a ello se le ha de añadir una merma en la calidad, ya sea disminuyendo servicios o personal o material. Y es así como salen las cuentas.
Como decíamos, en la
época buena, se empezó a establecer las leyes que debían permitir la privatización de los servicios públicos – creo que no hace falta el señalar, que tan solo aquellos que puedan ser rentables económicamente- , aunque mas bien debemos decir, que se empezó entonces a privatizar no solo en papel sino en la realidad y los ejemplos son claros a lo largo y ancho de todo el estado. En nuestra capital, lo hemos tenido en el Hospital de las Tres Culturas, allí, en las plantas que prestaban un servicio del SESCAM, el personal recibía un sueldo que era un 40% inferior al del Hospital Virgen de la Salud, y allí, las personas a las que se les realizaba operaciones de prótesis de rodilla, estaban ingresadas apenas 2 o 3 días, con una rehabilitación muy deficiente extra hospitalaria, lo cual repercutía en alto porcentajes de infecciones, así como en una negativa a volver operarse en dicho hospital y sí en el Hospital Virgen de la Salud, puesto que en este, estaban ingresadas una media de 7 o 8 días, con un rehabilitación intrahopitalaria y un cuidado médico y enfermero que aumentaba la calidad y reducía los casos de infección. Y este es un simple caso de tantos en la comparación público/privado.
En la actual
época de crisis, se sigue proclamando las
bellezas de la gestión privada, a pesar del tremendo descalabro ocasionado por esta – y en este caso no nos referimos solo respecto a los servicios (y derechos) públicos, si no mas bien o también en relación al problema mundial ya sea alimenticio, medio ambiental, económico, etc, catástrofes que no son ocasionadas por hambrunas o maremotos enviadas por un dios maligno o por la codicia de unos pocos brockers o empresarios que no saben decir basta. No, todo ello no es resultado de algún error o equivocación del funcionamiento del sistema, sino mas bien es el propio funcionamiento y si no nos gusta que sea así, solo cabe cambiarlo.- Pero ahora lo que se proclama es que a causa de la
crisis no es posible sostener los servicios públicos sin cambiarlos, sin “pedir ayuda al capital privado”. Es decir, ya no es solo que lo privado sea mejor, sino que para mantener lo básico – y en ese palabra entraña lo que se ha llamado siempre beneficencia- es necesario, pues no queda otra, que apoyarnos en las empresas. Da igual que tales experiencias en el pasado reciente hayan demostrado que dicha hipótesis era incorrecta ( sanidad y educación privada = mejor calidad en los servicios), y da igual que ahora lo repitamos una y mil veces, al igual que poco importa que en estos momentos en Toledo no se realicen operaciones de prótesis de rodilla o que se quiten las urgencias 24h en algunos pueblos o haya clases de 40 alumnos o que los hijos de los obreros no puedan ir a la universidad o lo que sea, porque da igual las razones de peso que se esgriman,
porque tienen razón en que no se dispone de dinero para prestar dichos derechos. Dejadme un momento para explicarme antes de que me caigan mil injurias. La cuestión principal no es que se quiera dejar una sanidad, una educación, una justicia pública a modo de beneficencia a causa de la crisis económica sino mas bien que ya se pretendía tal fin cuando está no se esperaba – salvo los marxistas, salvo aquellos que ven pasar los años no en días sino en crisis - y la situación macroeconómica era boyante. Es decir, la lucha por
público en aquellas
épocas buenas residía en la batalla de la gestión y no en la de la necesidad, y esta se podía ganar hasta el siguiente combate, puesto que el capitalismo no iba a permitir el no sacar beneficio de aquello que podía ser rentable y tal hecho es confirmado por la distintas leyes que se aplicaron entonces para dicho fin. Pero ahora, en las
épocas malas, la batalla ha cambiado, ya no se ha de decidir entre una gestión u otra, puesto que una, la pública, no dispone de dinero. ¿Y por qué? Ahora podríamos hablar de la corrupción y de los paraísos fiscales, al igual que decimos que uno ha vivido por encima de sus posibilidades por cenar fuera los fines de semana o por hipotecar su vida durante treinta años por 30.000.000 millones de pesetas. Sí, sí, bien sé aquello del “aeropuerto de personas” o de los “Aves vacíos”, pero nos olvidamos que durante un año la deuda castellano manchega (y la de madrileña y la valenciana y la gallega y la andaluza y la murciana y la catalana, es decir, la culpa no es del PSOE o del PP o de Ciu o de quien cojones queramos decir según donde vivamos y los medios de comunicación que leamos) no creció solo por los políticos que gobernaban sino mas bien por el chantaje realizado por los
mercados. Sí, la prima de riesgo subía y subía y nuestra deuda empezó a ser considerada como “bono basura”. Y en verdad es así, como nos quedamos sin dinero para lo
público – no habrá quien diga, y con razón, que nos olvidamos del tema inmobiliario, pero se ha decir que dicho
boom fue en parte el que permitió que proporcionasen dinero a poco interés a las comunidades (si, si, claro que fue todo un engaño, porque en el momento que los
mercados quisiesen tendrían cogidos a las comunidades y a los estados por la deuda, y como la crisis demostró que ellos eran causa necesaria y suficiente para el funcionamiento del sistema de producción capitalista, ya que a pesar de su derrumbe, los alzaron sin hacer miras al gasto ocasionado, decidieron que ya era hora de hacer la contrarrevolución planteada hace años, y que mejor que realizarlo que estrangulando a los estados). Es entonces cuando alguien podrá esgrimir que la verdadera culpa es de los mercados y no de los partidos políticos, y nosotros podremos objetar una serie de cuestiones que no se deben olvidar.
-Esos partidos políticos creen que el actual sistema de producción, el capitalista o economía de mercado es el único posible.
-Esos partidos políticos modificaron la constitución para señalar que se anteponía el pago de la deuda a cualquier otro gasto en servicios públicos.
Es decir, los partidos políticos que en las
épocas de bonanza económica querían privatizar los servicios públicos (y en algunos casos ya lo hicieron) y así se demostró con las leyes que promulgaron, son los mismos que ahora - ¡cómo no!- señalan que no queda mas remedio y no queda mas remedio porque no tienen dinero y no lo tienen porque tienen que pagar una gran deuda (una deuda impagable), y lo han de hacer porque lo han ante puesto a cualquier otro gasto público que no sea básico – he ahí lo de beneficencia- y es así porque lo han exigido los
mercados, y estos han llegado a este punto porque; primero, ya lo tenían preparado (y las razones las dejamos ya escritas en los anteriores artículos), y segundo, tras su brutal derrumbe, tras su tremenda caída, tras la total confirmación de que las ideas de Marx y Lenin eran mas ciertas que nunca, cuando el capitalismo mostró como era y como había sido siempre, un sistema con un apetito voraz que dejaba hambrientos a los hombres, fue entonces cuando los estados indicaron que sin ellos no eran nada, que se aportaría todo el dinero que fuese necesario para que aquello volviese andar, pues necesitaban el rumbo que siempre habían tenido, aquel en el único en el que creían: el capitalismo. Y esto generó mas deuda a los estados y mas fuerza a los capitalistas que decidieron cambiar europa. ¿Quién osaría a decirles que no? ¿A caso aquellos mismos que les hicieron resucitar de sus cenizas?
Por lo tanto, ni el PP, ni el PSOE, ni UpyD, ni CIU, ni PNV, ni Coalición Canaria, ni cualquier otro partido político que asuma la deuda ( que en estos momentos es lo mismo que asumir el sistema capitalista) podrá hacer otra cosa que dejar los servicios públicos a modo de beneficencia, pues no hay dinero. Y no lo hay ni combatiendo el fraude fiscal ni pollas en vinagre. Es decir, podemos hacer todo lo posible por ingresar dinero, pero en este caso tenemos que tener claro dos cosas: Una, que la deuda es impagable. Dos, que aunque fuese posible, siempre estamos a merced de que esta aumente cuando consideren oportuno o necesario. Y esto da otro punto. Tres, si se decidiese retirar el último añadido de la constitución, los
mercados podrán obligarnos agregarlo de nuevo aumentando mas la deuda. Es entonces cuando se pueden realizar una serie de preguntas: ¿Y si se decide no pagar la deuda? ¿Y si se decide no anteponer la deuda a los servicios públicos? La respuesta es clara, ello no es posible si se quiere formar parte de un país capitalista.
En definitiva, mientras no antepongamos una
alternativa a este sistema y luchemos en nombre de ella; es decir, algo que no sea capitalismo (claramente tampoco queremos la opción del fascismo) y que desde La Mancha Obrera llamamos Socialismo (aunque nosotros somos de proseguir hacia el comunismo), no queda otra posibilidad que la privatización de los servicios públicos y su reducción a beneficencia. Y hacia ese camino vamos.