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BUCK-MORSS, Susan

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BUCK-MORSS, Susan

Nota Sab Mar 10, 2012 4:03 pm
Susan Buck-Morss

Portada
(wikipedia | dialnet)


Introducción

Pensadora interdisciplinar estadounidense, formada como filósofa e historiadora intelectual. Se ha interesado en particular por Walter Benjamin y Theodor Adorno. Ha sido profesora del programa de Gobierno en la Universidad de Cornell y del centro de posgrado en la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

Como profesora se ha interesado en la teoría crítica, teoría literaria y de cultura visual, en filosofía continental, islamismo, filosofía política occidental, teorías sobre el nacionalismo y la globalización, teorías de la modernidad y modernidades alternativas, y en estudios visuales. En Cornell fue directora de Estudios Visuales y profesora de los programas de Gobierno, Historia del Arte, Estudios Alemanes. Obtuvo un doctorado en la Universidad de Georgetown en 1975 en historia intelectual europea. También cursó estudios de posgrado en filosofía, sociología y psicología en la Universidad Johann Wolfgang Goethe.





Bibliografía compilada (fuente | fuente)





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Re: BUCK-MORSS, Susan

Nota Sab Mar 10, 2012 4:16 pm
fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suple ... 04-03.html



Sobre Hegel y Haití, de Susan Buck-Morss (Norma. 104 páginas). Una tesis interesante aunque no tan revolucionaria como promete

Las versiones de la historia


Portada



Sergio Di Nucci

Página 12 // 3 de abril de 2005




El título puede sorprender. ¿Qué relación existe entre el mayor filósofo europeo del siglo XIX y una naciente república caribeña? El subtítulo de Hegel y Haití (“la dialéctica amo-esclavo: una interpretación revolucionaria”) resulta entonces un violento codazo en las costillas para el lector inmune a las sorpresas. Porque la “interpretación revolucionaria” que anuncia no es otra que la que emprende la propia profesora Susan Buck-Morss, norteamericana, bibliografía obligatoria en las universidades argentinas, autora de libros sobre la Escuela de Frankfurt y el inevitable Walter Benjamin. “Una se pregunta –se pregunta Susan Buck-Morss– por qué el tópico Hegel y Haití ha sido ignorado durante tanto tiempo. No sólo los especialistas en Hegel han fracasado en responder a esta pregunta, sino que han fracasado, en los últimos doscientos años, incluso en plantearlo”. Acto seguido concede que “tal vez Fanon haya sido el que estuvo más cerca de ver la conexión entre Hegel y Haití”. Buck-Morss, evidentemente, cree en lo que promete la contratapa: “Después de este libro, ni la Fenomenología del espíritu ni la Revolución Francesa podrán seguir siendo interpretadas tal como hasta ahora”.

¿Pero cuál es finalmente la conexión entre Hegel y Haití? El argumento de la autora es duro y directo: la revolución haitiana de 1804 es el cemento de la teoría hegeliana del amo y del esclavo. Hegel sabía de los hechos porque leía el periódico de Johann Wilhelm von Archenholz llamado Minerva. ¿Oyeron hablar acerca de que el búho de Minerva despliega sus alas sólo al amanecer? “Bien pudo ser escrita con el periódico Minerva en mente”, deduce Buck-Morss. Sin embargo, lo verdaderamente revolucionario a que alude la interpretación es consignar la “flagrante contradicción” entre el pensamiento europeo y la economía. Hegel, según Buck-Morss, se ve excedido por los acontecimientos de Haití y la dialéctica amo-esclavo es una de las respuestas que emprende el filósofo, una respuesta desde luego racista ya que él comparte los postulados racistas de su época. Porque la esclavitud fue apenas una metáfora para la filosofía política y no una realidad que debía ser condenada, Buck-Morss acusa de racismo a Hobbes, a Locke, a los philosophes, a todos los revolucionarios norteamericanos, a Hegel y a los “marxistas (blancos)” del siglo XX.

Más allá de esto, existe un valor incuestionable en el libro. Es el de imponer la consideración de dos versiones de la historia en tanto disciplina. Para unos, la historia es un tribunal en el que cada acto es juzgado de acuerdo con valores absolutos. Es una versión que también sostiene la Iglesia: tiene la virtud (y el peso) de afirmar valores absolutos. Según esta versión, cada acto es único y será juzgado por su dios, pues apela a la confrontación razonada y razonable: seguramente, como indican las muchas injusticias históricas, existieron siempre posibilidades para pensar y actuar de otro modo. En su radicalidad, es la versión que lleva a prohibir las obras de Eurípides por misóginas, a parangonar a Cristóbal Colón con Hitler, a acusar de racista a la Revolución Francesa y a Hegel. La otra versión asegura que no es bueno juzgar con criterios de hoy los hechos de ayer. Que la historia no debe ser un tribunal disciplinario porque se corre el riego de descontextualizar eventos y protagonistas. Y de caer, desde el principio, en un moralismo privado de toda verdad. Sólo en las últimas décadas el tema de los derechos humanos adquirió en Occidente una centralidad absoluta. La historia humana entera, revisada desde nuestra actualidad proderechos humanos, no sería más que una serie ininterrumpida de crímenes sin sentido. Lo que deriva en la exaltación del fin de la historia como fuente específica de saber.

Re: BUCK-MORSS, Susan

Nota Sab Mar 10, 2012 4:20 pm
fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suple ... 11-13.html



Sobre Walter Benjamin, escritor revolucionario, de Susan Buck-Morss (Interzona. 304 páginas). Susan Buck-Morss: "Walter Benjamin, escritor revolucionario"

Cerca de la revolución

Portada




Mariano Dorr

Página 12 // 13 de noviembre de 2005




Leer hoy a Walter Benjamin es una experiencia muchas veces desconcertante y equívoca. No es fácil ver a dónde apuntan los teóricos de la Escuela de Frankfurt (particularmente, Adorno y Benjamin) cuando escriben sus textos. Sobre todo porque, por motivos estrictamente políticos y revolucionarios, se dirigen a más de un lugar a la vez. Incluso, y precisamente, cuando esta doble dirección implica una contradicción manifiesta. El libro de Susan Buck-Morss (autora de Origen de la dialéctica negativa y Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes) es un conjunto de seis ensayos críticos, escritos entre 1981 y 1995, que intentan explicar por qué debiéramos leer a Benjamin como un “escritor revolucionario”. “Sus escritos crípticos y cargados de imágenes se prestan fácilmente a los métodos post-estructuralistas de lectura, donde los textos, arrancados de la historia concreta que les da origen, parecen permitir una serie ilimitada de glosas interpretativas, entre las cuales se elige la más interesante de acuerdo con el clima académico del momento”, y agrega: “Es sorprendente que el impulso revolucionario de la escritura de Benjamin haya despertado tan poco interés en estos círculos”.

Los tres primeros ensayos se concentran en la dilucidación del Libro de los Pasajes de Benjamin (su obra más importante; inconclusa con su muerte) y particularmente en su concepto de “imagen dialéctica”. Aquí es donde entra el examen de las distintas figuras benjaminianas: el flâneur, la prostituta, el coleccionista, etcétera. No se trata de una nostalgia por el pasado sino de una ruptura con la configuración histórica del presente. La imagen dialéctica es el modo de transmitir la cultura pasada de modo tal que ilumine la posibilidad revolucionaria del presente. Una imagen es “dialéctica” cuando es, a la vez, negada y preservada por la historia: “En nuestro tiempo, en el caso del flâneur, no es su actitud perceptual lo que se ha perdido sino su marginalidad. Si el flâneur ha desaparecido como figura específica es porque la actitud perceptual que él encarnaba impregna hoy la conciencia moderna; específicamente, la sociedad de consumo masivo”. Es decir, lo que desapareció como figura del pasado, se extiende al conjunto de la sociedad mercantil del presente: hoy todos somos prostitutas y coleccionistas de objetos.

En el Libro de los Pasajes, Benjamin reúne un conjunto de anotaciones en torno a los pasajes de París, centros elegantes de la vida burguesa en el temprano siglo XIX (ya en decadencia cuando Benjamin escribe), donde se podían encontrar cafés, burdeles, tiendas de lujo, exhibiciones de comida, moda, galerías de arte, librerías, teatros, baños, casas de juego, etcétera. Allí aparecían las “figuras” de la multitud: jugadores, prostitutas, bohemios, dandies, flâneurs, financistas. Si la burguesía paseaba exhibiéndose a sí misma (en la compra y el uso de productos de lujo), la clase obrera encontraba los signos de su propia miseria. El objetivo de Benjamin, en su detallado estudio de los Pasajes, no era lograr una comprensión del pasado sino producir en el lector un shock a través de las citas históricas arrancadas de su contexto original y traídas al presente inmediato. Así se crea una “imagen dialéctica”, en donde lo “pasado de moda”, lo indeseable, aparece de repente como lo nuevo, lo deseado, lo actual. La moda, de hecho, es definida por Benjamin como “el eterno retorno de lo nuevo bajo la forma de lo siempre igual”.

Uno podría leer los primeros tres ensayos (impecables y exhaustivos, cada uno de ellos) como una biografía de Benjamin a través de sus proyectos, desde sus escritos sobre la infancia en Berlín hasta sus últimas anotaciones del Libro de los Pasajes. La autora no siempre tiene palabras laudatorias para Benjamin. Le reprocha lo mismo que éste había advertido en Baudelaire; esto es, no haberle dado espacio a la voz de la mujer: “Baudelaire jamás escribió un poema de prostitutas a partir de una de ellas, escribe Benjamin, y procede a hacer lo mismo”. Aun así, el objetivo de Buck-Morss es mostrar a su autor como uno de esos escritores capaces de hacernos cambiar nuestra propia percepción de la realidad en que vivimos, y todavía más, impulsarnos a transformarla.

Los tres últimos ensayos del libro cambian el tono explicativo de la obra de Benjamin por una exposición de los propios trabajos benjaminianos de Buck-Morss. Su lectura de “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” la lleva a hacer un repaso por la historia de la “anestésica” (el “dejar de sentir” en confrontación con el “sentir” que presupone etimológicamente la estética) hasta llegar a la estética como anestesia de la percepción, incluso cuando lo que se muestra estéticamente es la preparación ritual de una sociedad para la destrucción, el asesinato y la muerte (la propaganda nazi). El gesto benjaminiano de Buck-Morss está en su insistencia por mostrarnos que Benjamin no sólo fue un escritor revolucionario sino que, además, deberíamos leerlo revolucionariamente: “Benjamin siempre estuvo atento a su horizonte, y sus intérpretes harían bien en seguir sus pasos. Sin el fulgor constante del presente, uno se arriesga a quedar encandilado por los relámpagos de los escritos de Benjamin y a volverse ciego al horizonte”.


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