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Dialéctica (1976-2018)

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Dialéctica (1976-2018)

Nota Mié Feb 15, 2012 6:33 am
Dialéctica
(México, 1976-2018)

Portada
(página de la revista)


Introducción

    [propia] Revista mítica del debate y la teoría socialista en México, ligada a la Universidad de Puebla.

En la presentación del número 1 de Dialéctica se escribió:Con este número, iniciamos la publicación de la revista Dialéctica, órgano de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla.

La Revista Dialéctica surge para dar cumplimiento a diversos propósitos que son, a su vez, expresión de necesidades: en primer lugar, el de dar a conocer y contribuir a la difusión de todos aquellos materiales que resulten de las preocupaciones teóricas de los miembros que integran esta escuela; en segundo lugar, el de crear un medio que, por la calidad del material publicado en sus páginas, sirva de apoyo a las labores docentes y de investigación, y en tercer lugar, el de dar origen a un órgano que permita establecer discusiones fecundas que sirvan para enriquecer el pensamiento universitario.

En relación a esta última cuestión, consideramos que las páginas de Dialéctica deben estar abiertas a todas las colaboraciones posibles, sin más limitaciones que de calidad. Con esta actitud, queremos expresar nuestro rechazo a esa tendencia viciosa y muy difundida a convertir todo medio de difusión de ideas, en cenáculos elitistas o en espacios de resonancia (siempre positiva) de las propias concepciones, lo que no es más que síntoma de estrechez intelectual. El Consejo de Redacción de Dialéctica tiene, por el contrario, el propósito de impulsar un instrumento abierto a la participación en donde se discutan, sin distinciones, todas las posiciones teóricas.

Lo anterior no quiere decir, en manera alguna, que esta revista no tenga una posición bien definida. Ni predicamos un sincretismo, ni sustentamos una concepción relativista de la verdad. Pensamos, por el contrario, que la ciencia social ha encontrado en el pensamiento de Marx y Engels, su raíz más significativa y su veta más rica. Sin embargo, creemos también que, en la medida en que la verdad no es propiedad privada de nadie, ésta tiene que ser construida por medio de un esfuerzo dialéctico, lo cual significa, una constante discusión tanto con otras concepciones como en el propio interior de la sustentada, así como por medio de una permanente negación, crítica, absorción y superación de tesis. En otras palabras, con todo esto queremos decir en definitiva que no tememos la confrontación o la crítica, en la medida en que coincidimos con Gramsci en que la verdad es revolucionaria y que rechazamos explícitamente todo tipo de sectarismo y dogmatismo.

La aparición de la Revista Dialéctica implica, entonces, la creación de un instrumento abierto y crítico que intentará proporcionar a los miembros de la comunidad universitíir'a, local y nacional, armas teóricas en el más alto nivel que nos sea asequible. Ya decía Martí, en Nuestra América, que "estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra".





Publicación



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Nota Mié Jun 15, 2016 12:16 am
Jaime Ortega Reyna, en "40 años de pensamiento crítico", en El Presente del Pasado, el 9 junio de 2016, escribió:Varios aniversarios se cumplen en 2016 en el campo de la producción intelectual identificada con el plural mundo de “la izquierda”. Señalamos en una intervención anterior el 30 aniversario de la aparición de El Discurso Crítico de Marx, obra de Bolívar Echeverría. Otras y otros autores han señalado el centenario de la crucial obra de Lenin, El Imperialismo, fase superior del capitalismo. Ambas obras merecerían de por sí largos y precisos comentarios, tanto por su contenido cómo por su influencia. En esta ocasión queremos no sólo recordar la aparición, sino celebrar la persistencia de un esfuerzo intelectual crucial para el pensamiento crítico, democrático y de izquierda en México. Se trata de los cuarenta años de la revista Dialéctica, la única revista de corte académico-político que pervive de la agitada década de los setenta —todas las que la acompañaron en algún momento terminaron por desaparecer: Cuadernos Políticos, Historia y Sociedad y en un registro más militante Coyoacán (Carlos Illades dio ya un primer acercamiento a ellas en su La inteligencia rebelde).

Cada una de sus distintas etapas representa una síntesis de las desventuras del pensamiento crítico (particularmente marxista) en un país cómo México. Nacida al calor de la poderosa presencia del Partido Comunista Mexicano en la entonces Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Dialéctica vio a la luz su primer número en julio de 1976 con un comité de dirección compuesto por Gabriel Vargas Lozano, Juan Mora Rubio y Oscar Walker. Aquel comité cambió a lo largo de sus años y se combinó con un comité editorial muy amplio que abrevó de grandes personalidades del mundo intelectual.

Se puede considerar, sin ninguna pretensión de competencia, que Dialéctica se encuentra entre las más destacadas publicaciones a nivel mundial sobre pensamiento crítico y marxista; y también sus páginas fortalecen de manera contundente el archivo del marxismo producido y leído desde América Latina.

Existen modos diversos de enfocar a Dialéctica. Hacemos algunas consideraciones que puedan servir para alentar un (necesario y hoy ausente) trabajo a propósito de ella. En primer lugar, Dialéctica fue un espacio de producción para el marxismo producido desde México. Por sus páginas desfilaron los trabajos de autores como Adolfo Sánchez Vázquez, Carlos Pereyra, Gabriel Vargas Lozano, Cesáreo Morales, Dora Kanoussi, Javier Mena, Pablo González Casanova, por mencionar sólo algunos nombres. En segundo lugar, Dialéctica fue un espacio de circulación de los más importantes autores marxistas de Europa central y también de Europa del este: de Jacques Bidet a Adam Schaff, de Louis Althusser a Umberto Cerroni, de Lucio Colletti a Michel Foucault, clara muestra de una publicación plural que recogía los distintos caudales por los que recorría el pensamiento crítico. En tercer lugar, Dialéctica fue un espacio de producción y circulación de personajes ligados a los exilios latinoamericanos; importantes obras de Oscar Terán, Oscar del Barco, Gérard Pierre Charles, Bolívar Echeverría, Oscar Correas, René Zavaleta, Zaira Rodríguez encontraron un medio de difusión importante en las páginas de la revista. En cuarto lugar, la revista funge como un verdadero registro histórico de los dilemas de la influencia comunista en la UAP: atravesada por contradicciones propias de los partidos, pero también por conflictos universitarios con los sectores de la sociedad y gubernamentales más conservadores, es notorio en sus páginas la toma de postura por salidas siempre democráticas a dichos conflictos. Finalmente, Dialéctica es verdadera expresión de la riqueza del marxismo cultivado de la época, ello en dos sentidos, primero el de la recuperación-traducción de textos y autores clave (Lukács y Althusser son sólo los más conocidos), pero sobre todo al ser vitrina de las múltiples posibilidades de entender el marxismo: casi no existió discusión que no pasara por sus páginas.

Aquella primera época de la revista se encuentra digitalizada y es de fácil consulta. De todos los números quizá uno de los que signifiquen la relevancia del pensamiento marxista en México es el número doble (14 y 15) fechado entre finales de 1983 y principios de 1984. Aquel número muestra en la portada a Marx y tras él el Palacio de Bellas Artes. La imagen aludía al Homenaje al Centenario del nacimiento de Marx que se había realizado en aquel recinto, inimaginable hoy ante la pobreza de los burócratas de la cultura encaramados hoy en una dudosa “Secretaría de cultura”. Aquel homenaje había sido el resultado de un largo proceso de organización que incluía un comité amplio que, según recuerda Gabriel Vargas Lozano, tuvo también sus contradicciones y disputas internas y que reunió a personalidades de la cultura: era un esfuerzo político, cultural y social. Era reclamar el derecho de existencia en la “cultura” de un pensamiento que había cimbrado al mundo y había permitido una revolución teórica prácticamente en todos los campos de estudio sobre la sociedad; era también la ventana de miles de personas que se adherían a una perspectiva de cambio.

Hoy Dialéctica está viva y goza de buena salud. Su cuarenta aniversario toma al país en una situación muy distinta a la del origen de la revista. Lo toma atravesado por la lógica neoliberal des-nacionalizadora, una crisis estatal de dimensiones poco imaginables en la época del autoritarismo priista y en medio de una tragedia social que ha desgarrado los tejidos más íntimos de nuestro pueblo y sus comunidades. A cargo de Vargas Lozano (infatigable difusor del pensamiento crítico y un defensor a ultranza de la necesidad de la filosofía para la vida misma) y Roberto Hernández Oramas, Dialéctica merece que volteemos a ella, que le demos un nuevo y colectivo impulso. Lo merece por una situación urgente y necesaria: el pensamiento crítico tiene que estar a la altura que demanda nuestra maltrecha nación. La revista se sobrepuso al golpe terrible de la caída del muro de Berlín, al desencanto de los ex marxistas vueltos (neo) liberales, al cierre de espacios editoriales y al descrédito de un pensamiento que dejó de ser referencia obligada (“horizonte insuperable de la época”) y fue sentado en el banquillo de los acusados. Aunque con muchos matices, podemos contrastar las palabras de Bolívar Echeverría cuando hablaba del cierre del espacio de Cuadernos Políticos como cierre de una época del pensamiento que reclamaba otras formas de expresión y la insistencia de continuar con Dialéctica como una necesidad aún más radical en tiempos en los que el capitalismo pasaba por encima de todos. Esa persistencia es un gesto que tenemos que valorar en toda su amplitud.

La buena salud de Dialéctica nos conviene a todos, que los cuarenta años sean motivo de trabajo y reflexión.

Nota Jue Jun 14, 2018 9:41 pm
Gabriel Vargas Lozano, en "Tras cuarenta años de existencia, las autoridades de la BUAP suprimen la revista Dialéctica", en mayo de 2018, escribió:En el mes de junio de 2016, se cumplieron cuarenta años de existencia de la revista Dialéctica. Nuestra revista salió a la luz aquel mes de 1976 como órgano de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla (hoy Benemérita) con el fin de fortalecer académicamente a una institución que había sido hegemonizada por la izquierda ante los ataques del gobierno y de una derecha ultra reaccionaria. En efecto, en aquel momento, la UAP era criticada por los medios masivos de comunicación por ser una institución a la que le interesaba más lo político que lo académico. Nuestra revista, desde su modesta tribuna, quería demostrar que lo político no estaba reñido con la calidad de la investigación, de la docencia y de la difusión. Por otro lado, en el panorama nacional no existían muchas revistas teóricas que asumieran un pensamiento crítico desde un punto de vista filosófico y por tanto, queríamos llenar también ese vacío. Se trataba entonces de dar lugar a un medio en donde se publicaran artículos, ensayos, entrevistas y materiales en general que proporcionaran sólidos argumentos para reflexionar sobre los grandes problemas nacionales e internacionales. Durante estos cuarenta años, las páginas de la revista dieron a conocer trabajos de excelencia de pensadoras y pensadores como Adolfo Sánchez Vázquez, Pablo González Casanova, Luis Villoro, Pierre Vilar, Adam Schaff, Manuel Sacristán, Wenceslao Roces, Néstor García Canclini, Raúl Páramo Ortega, Perry Anderson, Umberto Cerroni, Biagio de Giovani, Giusseppe Bacca, Frigga Haug, Enrique Semo, Jacques Bidet, Wolfgang Fritz Haug, María Rosa Palazón, Gerard Pierre Charles, René Zavaleta, Sergio Bagú, Raúl Páramo, Carlos Pereyra, Enrique González Rojo, Enrique Dussel, y muchos otros más cuya sola mención es símbolo de lo mejor del pensamiento latinoamericano y universal.

Ahora bien, Dialéctica sobrevivió todos estos años gracias a tres grandes factores: en primer lugar, el empeño de un grupo de profesores e investigadores que ofrecieron sus mejores esfuerzos para llevar adelante la revista. De este grupo, infortunadamente nos han dejado para siempre Ángelo Altieri Megale, filósofo y filólogo erudito; Juan Mora Rubio, destacado filósofo colombiano residente en México; Alfonso Vélez Pliego, Rector de la Universidad en tiempos violentos pero que supo sacar adelante a la institución y Mario Salazar Valiente, destacado intelectual salvadoreño. En segundo lugar, hay que agradecer a las autoridades que durante estos años hasta ahora, no dejaron de apoyar a la revista, estuvieran o no de acuerdo en lo personal, con la línea de la revista que sostuvo, en principio, un marxismo abierto, crítico, autocrítico y dialógico con otras concepciones. Y en tercer lugar, debemos agradecer a un público lector que se ha mantenido fiel contra viento y marea.

Durante estos cuarenta años, la revista vivió grandes momentos: fue la primera que lanzó la iniciativa de conmemorar el centenario de la muerte de Marx en 1983, encabezando el comité organizador nacional cuyas actividades culminaron en un extraordinario acto en el Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México; organizó coloquios tan importantes como el de “Marxismo y cultura política en la crisis actual” o la “Primera reunión de filósofos y científicos sociales de México, Estados Unidos y Canadá”. De igual manera, publicó números especiales sobre Gramsci y sobre una importante reunión de la izquierda organizada por Enrique Semo.

En su orden interno, la revista sufrió dos tropiezos: el primero fue la renuncia de dos distinguidos miembros del Consejo editorial: Oscar del Barco y Raúl Dorra, el primero filósofo argentino que formaba parte del grupo “Pasado y Presente” y el segundo, un notable escritor argentino también, quienes difirieron de la línea de la revista que apoyaba, no sin una postura crítica, a la Revolución cubana y denunciaba las posiciones conservadoras de Octavio Paz y su grupo. A pesar de ello, mientras permanecieron a su consejo, publicaron sus artículos con toda libertad.

Como ocurrió con la izquierda en todo el mundo, el derrumbe de los regímenes socialistas de Europa del Este y la URSS durante 1989 a 1991, ocasionó una fuerte crisis. En nuestro país, algunos militantes cayeron en la depresión y otros iniciaron el calvario de su “mea culpa” como si ellos hubieran sido artífices de lo ocurrido en aquellos países. Revistas tan importantes como Cuadernos políticos suspendieron su edición en forma definitiva como si todo hubiera acabado. Para los que hacíamos la revista Dialéctica, nos parecía que su publicación era más urgente que nunca porque había que explicar qué era lo que había ocurrido; cuáles eran sus causas y sus consecuencias. Fue por ello que iniciamos una segunda etapa en la vida de la revista renovando su formato y tocando los temas que nos parecían centrales en aquel período y así seguimos hasta que las actuales autoridades de la BUAP decidieron suspender el subsidio que otorgaban para seguramente impedir la difusión del pensamiento crítico favoreciendo a la derecha neoconservadora y neoliberal que se ha implantado en nuestra patria desde 1982.

Quisiera agregar que nuestra revista ha sido mencionada por autores de libros y figura en el Diccionario del marxismo publicado por Jacques Bidet. De igual forma, el Dr. Raúl Fornet-Betancourt en su libro sobre el marxismo en América Latina la menciona como una de las más importantes revistas del subcontinente.

Hoy nos encontramos en medio de una de las crisis más profundas por las que ha atravesado el país y por ello, revistas como Dialéctica son más necesarias que nunca para buscar planteamientos y soluciones a los graves problemas que enfrentamos.

Desde hace dos años y a pesar de todas las solicitudes que hemos hecho el Dr. Roberto Hernández Oramas y yo a las autoridades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), no hemos recibido ninguna respuesta. Es increíble el grado de ninguneo y desprecio para una verdadera institución cultural en la que han colaborado tantos y tan importantes autores y autoras pero sobre todo en lo que respecta a la teoría crítica. Durante cuarenta años, las autoridades de la BUAP apoyaron la publicación y las múltiples actividades que organizamos debido a que consideraban que en una Universidad que se precie de serlo, se deben debatir todas las ideas. Cuando las autoridades de una Universidad suprimen un medio como Dialéctica están cometiendo un atentado en contra de la libertad de pensamiento. Esperemos que rectifiquen su equivocada decisión.


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